Como empresarios y profesionales, ejecutivos y emprendedores, todos los días tratamos con empleados. Los contratamos, les damos descripciones de puestos y responsabilidades, y les compensamos por su tiempo y talento. Pero ¿Cuántos de ellos realmente conocemos? Tenemos currículums para informarnos sobre antecedentes educativos y laborales. Podemos consultar sus referencias personales. Y una vez que son contratados, podemos observar su comportamiento: cómo manejan sus asignaciones, cómo interactúan con compañeros de trabajo y clientes, y con qué diligencia realizan su trabajo. Sin embargo, incluso entonces no podemos estar seguros de que realmente los conocemos. Pueden parecer personas leales, pero solo en una crisis, bajo estrés o frente a fuertes tentaciones se manifiesta su verdadero carácter. ¿Qué hacemos cuando el empleado que parecía tan confiable traiciona nuestra confianza mintiendo, difundiendo rumores falsos, aprovechándose de otros, robando o incluso cometiendo fraude? Lam