Trabajando con la "Caja de Integridad"

 


Uno de los desafíos de ser un seguidor de Cristo en el mundo laboral es comprender cómo amalgamar de manera efectiva nuestra fe en lo que hacemos. En su libro, Dios en el trabajo, el autor David Miller aborda esta pregunta. Destaca cuatro facetas diferentes de la fe en acción con lo que él llama su «Caja de Integridad»: las «cuatro E» de Ética, Evangelismo, Experiencia y Enriquecimiento.

La caja de integridad me recuerda lo que es conducir un automóvil. Si cuidas tres de los neumáticos del coche, pero ignoras o inflas demasiado el restante, el neumático [caucho, llanta] eventualmente se desinflará y el carro se detendrá. Al integrar plenamente la fe en el trabajo, debemos abrazar las cuatro facetas de la Caja de integridad, para la gloria de Dios:

1. Ética. Hace años, en Kansas City, donde vivo y trabajo, había un farmacéutico llamado Robert Courtney que prometió donar un millón de dólares para su iglesia. Desafortunadamente, Robert decidió cumplir su promesa ganando más dinero al diluir los medicamentos de quimioterapia para sus pacientes con cáncer. Muchas víctimas de cáncer murieron y Courtney fue condenado por este crimen y sentenciado a cadena perpetua.

Ser generoso agrada a Dios, pero no si ignoramos la ética y las pautas legales. Proverbios 11:3 advierte: «A los justos los guía su integridad; a los falsos los destruye su hipocresía» [NVI].

2. Evangelización. Todos hemos sido llamados a hablarles a otros acerca de Jesucristo, pero podemos equivocarnos si nos apresuramos a evangelizar antes de ganarnos el derecho a explicar lo que creemos. A un amigo, Bob, le encanta evangelizar, pero un día uno de sus proveedores se quejó conmigo, diciéndome: «¡Bob tiene mucho descaro al predicarme cuando ni siquiera ha pagado su deuda conmigo en 90 días!».

El evangelismo es importante, pero primero debemos ganarnos el derecho a compartir nuestra fe a través de las acciones, el amor y la preocupación genuinos por los demás. El apóstol Pedro afirmó: «Si alguien les pregunta acerca de la esperanza que tienen como creyentes, estén siempre preparados para dar una explicación» [1 Pedro 3:15 NTV].

3. Experiencia. Esta categoría enfatiza la importancia de comprender la vocación y el propósito vocacional de cada uno. Hace años, asesoré a un hombre de mi iglesia llamado Chuck sobre la compra de un negocio de transporte de basura. Cuando se completó la transacción, nuestro pastor, sabiamente, llamó a Chuck frente a toda la congregación para orar por su nuevo llamado.

Ese día se derramaron muchas lágrimas, ya que muchos en la audiencia se dieron cuenta de que, si Dios podía llamar y usar a un basurero, posiblemente también tenía un propósito para ellos. Como dijo en apóstol Pablo: «Nosotros somos hechura suya; hemos sido creados en Cristo Jesús para realizar buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que vivamos de acuerdo con ellas» [Efesios 2:10 RVC]

4. Enriquecimiento. Integrar nuestra fe con nuestro trabajo requiere volvernos espiritualmente arraigados y enriquecidos, pero podemos llevar nuestro enriquecimiento espiritual a los extremos. John, un emprendedor, asistió a una conferencia sobre fe en los negocios. Cuando le pregunté su opinión del evento, él respondió: «Estaba lleno de teólogos que querían hablar de teología. ¡Pero no fueron capaces de compartir una sola idea empresarial práctica en todo el día!».

Debemos esforzarnos por crecer en conocimiento espiritual, pero también buscar formas de aplicar el conocimiento de manera práctica. Como el apóstol Pablo instruyó en Filipenses 4:9 «No dejen de poner en práctica todo lo que aprendieron y recibieron de mí, todo lo que oyeron de mis labios y vieron que hice. Entonces el Dios de paz estará con ustedes».

Por Rick Boxx -  MANÁ DEL LUNES es una edición semanal de CBMC INTERNATIONAL

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