Dios,
Sin ti, no tengo nada. Cada regalo bueno y perfecto viene de ti, pero a veces,
veo los regalos que me has dado como algo inmerecido. A veces soy tentado a
acumular mi dinero, tiempo y recursos en lugar de compartirlos con otros. En
el fondo, sé que soy bendecido para bendecir, así que ayúdame a administrar
sabiamente los dones que me has confiado. Conviérteme en alguien que vive y
da con generosidad.
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En
el nombre de Jesús,
Amén.
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