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Mostrando entradas de febrero, 2014

Una gran fe

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(Léase Mateo 8:5-13) Jesús entró en Capernaum, ese pueblo donde había hecho muchos milagros. La mayoría de sus habitantes permanecían indiferentes, pero allí vivía un extranjero, un centurión del ejército romano. Su profesión no lo había endurecido; era sensible al sufrimiento de su siervo. Reconoció en la persona de Jesús al enviado de Dios; por ello fue a su encuentro con confianza y humildad. No se consideraba digno de recibir al Señor en su casa. Este militar, que conocía la disciplina del ejército romano, reconoció por la fe la autoridad del Señor. Estaba seguro de que una sola palabra de Jesús movilizaría todo el poder divino para curar a su siervo. ¡Qué fe tan maravillosa! En el mismo instante, el centurión recibió una respuesta: “Ve, y como creíste, te sea hecho” (v. 13). La respuesta divina fue según la medida de su fe. La fe tiene dos aspectos. Primeramente está la fe que salva, la cual consiste en reconocerse perdido y creer en el Señor. En este ámbito no hay fe g

SALMO 90: ¿PESIMISTA O ESPERANZADOR? Una Oración de Moisés, Hombre de Dios

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Cuán bellas son las palabras de este hermoso, pero aparentemente pesimista salmo. Es un salmo que he leído incontables veces durante los pasados 30 años, y siempre me ha intrigado el hecho de que es atribuido a Moisés. También he sido cautivado por las frases asombrosas, las revelaciones y la perspicacia de éste. El Salmo 90 evidencia el poder de las palabras, poder que hace que uno se detenga y reflexione, que considere profundamente y que sea motivado para tratar de alcanzar algo, o a Alguien, fuera de nosotros y nuestra actual condición de vida. Los Salmos de Moisés: Las palabras iniciales, en hebreo, son: Tefilá leMoshe ish haElohim , que significan: “Oración de Moisés, hombre de Dios.” Así comienza este salmo, el que algunos eruditos cristianos creen ser el único escrito por Moisés. Sin embargo, muchos otros eruditos cristianos y judíos creen que es el primero de entre once salmos escritos por Moisés, que se encuentran en orden consecutivo: los Salmos 90-100. Un ra

El último aviso

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En un aeropuerto un pasajero se quedó dormido junto a su maleta. El horario de su vuelo estaba claramente escrito en su billete, pero no oyó el último llamado que invitaba a los pasajeros a dirigirse a la sala de embarque. Seguía durmiendo… Pronto la puerta se cerró, la pasarela fue retirada y el avión despegó sin él. Quizás usted haya oído hablar del Evangelio. Él propone a todos la manera de ser eternamente felices en la presencia de Dios, cuando seamos llamados a dejar este mundo. Jesucristo vino a la tierra para salvar a los hombres. Es el último llamado de Dios al hombre perdido. Si éste lo escucha y lo recibe, está listo para el buen viaje, tiene en sus manos el billete correcto, el cual es imposible perder u olvidar, pues Dios lo grabó de manera indeleble en lo más profundo de nuestro ser. A continuación tenemos un ejemplo de lo que puede afirmar cada uno de los que oyeron su llamado y creyeron en el mensaje del Evangelio: El Hijo de Dios “me amó y se entregó a sí mismo

La Iglesia “Sensitiva”: ¿Un Concepto Contemporáneo?

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En años recientes, hemos escuchado mucho sobre iglesias que han abrazado un estilo un poco más sensitivo y amistoso hacia visitantes inconversos. Su estilo complaciente ha eliminado algunos estilos de adoración o predicación que pudieran ser ofensivos al inconverso, especialmente entre la juventud. Dependiendo de la iglesia, los cambios podrían ser cosméticos o podrían ser más profundos. Algunas iglesias evitan hablar de doctrinas teológicas que pudieran ser ofensivas, como el pecado, el juicio y la santidad. Algunas incluso han removido sus cruces. Según un artículo en Christianity Today [Cristianismo Hoy Día] de agosto 2013 por Dorothy Greco, “Servicios ‘sensitivos’ originalmente prometían atraer y restaurar las personas ‘post-modernas’ al redil. Echaron los sermones exegéticos formales de 45 minutos a través de sus coloridos vitrales, y los sustituyeron con charlas cortas o relatos que pudieran responder a las ‘necesidades’ de los congregantes, a la vez que reforzaban la pr