Ya sea en la política, los deportes o los negocios, muchas personas con mentalidad espiritual tienden a concluir que Dios puede estar con ellos, de su lado, trabajando a su favor o todo lo contrario, que está en su contra. Por ejemplo, en unas elecciones muy disputadas, ¿está Dios a favor de nuestra opción de candidatos? Cuando nuestro equipo favorito está compitiendo contra su odiado rival, ¿está Dios apoyando a nuestro equipo para que gane, tal como lo hacemos nosotros? Y ampliamos esta perspectiva a situaciones del mercado. Cuando estamos trabajando para finalizar una gran venta, conseguir un contrato importante o ganar una promoción muy deseada, podemos asumir que Dios quiere que tengamos éxito. Después de todo, somos Sus hijos, ¿verdad? Sin embargo, esta línea de pensamiento genera problemas. Y si no cerramos esa importante venta, o si un cliente no nos elige a nosotros o a nuestra empresa para el contrato, nos preguntamos qué salió mal. ¿Está Dios enojado con nosotros? ¿Hemos c