El ARBOL DE LOS PROBLEMAS
Su primer día de trabajo acababa de terminar. Había sido un día sumamente difícil para aquel carpintero. Un neumático desinflado lo había atrasado una hora, se le había dañado su sierra eléctrica, y ahora su destartalada camioneta se negaba a arrancar. Disculpándose una y otra vez, le pidió a su nuevo patrón que le hiciera el favor de llevarlo a casa. Camino a su casa, el pobre carpintero permaneció callado, pero una vez que llegaron, invitó a su patrón a que entrara a conocer a su familia. Antes de llegar a la puerta, el carpintero se detuvo unos instantes frente a un pequeño árbol y tocó con las manos las puntas de las ramas. Tan pronto como su esposa abrió la puerta, se transformó el semblante de aquel hombre. En su bronceado rostro se dibujó una sonrisa, abrazó a sus dos hijos pequeños y le dio un beso a su esposa. Después de las presentaciones acostumbradas, acompañó a su patrón hasta el auto. Al pasar cerca del árbol, la curiosidad venció al patrón y le preguntó ac