Contentamiento en un Mundo Descontento
Hace décadas, mucho antes de que internet y
las redes sociales digitales existieran, un reportero entrevistó a un hombre
muy rico y le preguntó audazmente: «Señor, ¿cuánto dinero es suficiente para
usted?». Con una leve sonrisa, el destacado líder empresarial respondió
mostrando el pulgar e índice de su mano ligeramente separados y dijo: «Solo un
poco más».
Ese parece ser el lema de nuestra época
materialista: «Solo un poco más». O para decirlo de otra manera: «Demasiado,
nunca es suficiente». Porque nos hemos condicionado para no estar nunca satisfechos
con lo que tenemos.
Recuerdo a un atleta profesional que jugaba
para mi equipo favorito. Llamémoslo el Sr. H. Después de firmar el contrato más
lucrativo en la historia de su disciplina, rebosaba gratitud por lo mucho que
su equipo lo valoraba a él y a su talento. Unas semanas después, un jugador de
un equipo rival fue recompensado con un contrato aún más grande. De repente, el
Sr. H ya no estaba ni feliz ni agradecido, pues ya no era el jugador mejor
pagado en la liga, entonces… ¡comenzó a quejarse! A igual que el rico hombre de
negocios, él quería más.
Sin embargo, esta trampa no es solo para
los increíblemente ricos. Recuerdo que, al principio de mi carrera, siempre que
recibía un aumento de sueldo, me sentía emocionado y agradecido. Sin embargo,
después de unas semanas me acostumbraba al nuevo cheque y me impacientaba
esperando por mi próximo aumento de sueldo. Incluso si mi jefe hubiera decidido
triplicar mi salario, en poco tiempo eso no habría parecido suficiente.
Entonces, ¿cómo vamos a lidiar con esta
tendencia tan humana? ¿Debemos resignarnos a sentirnos continuamente
insatisfechos y descontentos? Al estudiar la Biblia, he descubierto un enfoque
muy diferente, que incluye el aprender a encontrar satisfacción en todo lo que
tenemos. Estas son algunas de las cosas que enseña:
1. En realidad, nunca habrá suficiente. El rey Salomón de Israel, autor de la mayor parte del libro de
Proverbios, adquirió una riqueza inimaginable y, sin embargo, comprendió la
trampa de querer «solo un poco más». Escribió: «Así como la Muerte y la
Destrucción nunca se sacian, el deseo del hombre nunca queda satisfecho»
[Proverbios 27:20 NTV].
2. Las riquezas son temporales en el mejor
de los casos. Hay un dicho que dice: «Lo que rápido
llega rápido se va», y eso ciertamente se aplica a la riqueza material que se
puede perder tan fácilmente como se ganó. «No te desgastes tratando de
hacerte rico. Sé lo suficientemente sabio para saber cuándo detenerte. Las
riquezas desaparecen en un abrir y cerrar de ojos, porque les saldrán alas y se
irán volando como las águilas» [Proverbios 23:4-5 NTV].
3. Vivir correctamente trae una recompensa
duradera. El dinero no puede comprarlo todo,
incluida la alegría interior y la sensación de satisfacción por una vida bien
vivida. Al mismo tiempo, el énfasis excesivo en las riquezas puede traer
sufrimiento. «En la casa del justo siempre hay abundancia; en las ganancias
del impío siempre hay problemas» [Proverbios 15:6].
4. Aprender a estar contento en todas las
circunstancias. El apóstol Pablo experimentó tanto la
prosperidad como la pobreza durante su vida. Escribió: «He aprendido el
secreto de vivir en cualquier situación...» [Filipenses 4:12]. En el
proceso, Pablo concluyó que «Pero la piedad es una gran ganancia, cuando va
acompañada de contentamiento... porque la raíz de todos los males es el amor al
dinero, el cual algunos, por codiciarlo, se extraviaron de la fe y acabaron por
experimentar muchos dolores» [1 Timoteo 6:6,10 RVC].
Por Robert J. Tamasy – MANÁ DEL
LUNES es una edición semanal de CBMC INTERNATIONAL
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