Uno es bendecido al ser trillado
RECORDANDO LA
ENTRADA de este año, audaces voces proféticas dentro de todo el espectro
cristiano animaban a sus audiencias, a esperar un año de gran claridad
espiritual y grandes avances. En las redes sociales eran comunes dichos tales
como: “2020 — Año de abundancia” y “Visión 20/20”. Ahora, a
medida que el año se acerca a su fin, estas frases pegajosas parecen estar muy
alejadas de la realidad que enfrentamos. Es innegable que el mundo ha cambiado
en estos últimos meses. Desempleo, disturbios y protestas, parecen ser la
característica habitual en los noticieros nocturnos. La incertidumbre, la
desunión y la ansiedad, han florecido; ya que muchas personas en todo el mundo
periódicamente han sido colocadas ‘bajo llave’ restringiéndose la capacidad de
movimiento, y continúan implementándose más y nuevas reglamentaciones sobre lo
que podemos usar, decir y hacer. Ha sido un tiempo desafiante tiempo de prueba.
UNA EXPERIENCIA DE
‘TRILLA’
Muchos se han
preguntado, si esta pandemia es parte del plan profético de Dios para el mundo
o si fue tramada por (apoyándose en lo que dice Pablo): “los gobernadores de
las tinieblas de este siglo” (Efesios 6:12 RV). Cualquiera que sea la
causa, hay un versículo que viene a mi mente y lo considero pertinente. Está en
la historia de José. Después de que su padre Jacob fuera enterrado en la Cueva
de Macpela, cerca de Hebrón, los 12 hermanos regresaron a Egipto. Los hermanos
siendo responsables de la venta de José como esclavo, ahora temían que él
tomara represalias contra ellos. Ahora sin su padre de por medio, la pregunta
que se hacían era ¿si se esfumaría el favor que había tenido José hacia ellos? Por
lo que en absoluta humildad, los hermanos se presentaron ante José y se
postraron. La respuesta de José nos lleva una verdad eterna: “Ustedes
pensaron hacerme mal, pero Dios lo cambió en bien para que sucediera como vemos
hoy, y se preservara la vida de mucha gente” (Gn 50:20).
Cierto es que José
soportó muchas pruebas y tribulaciones, pero el Señor usó aún los malvados
planes de los hombres, para llevar a cabo Su perfecto plan de redención;
elevando a José a una significativa posición de autoridad, influencia y
riqueza. José experimentó lo que, figurativamente podría denominarse, una
experiencia en la ‘era’ (sitio donde se trilla el grano).
La ‘era’ es
un lugar físico con un rico simbolismo. Es el lugar donde el bien es separado
del mal; lo verdadero de lo falso; y lo útil de lo inútil. Al igual que en un
proceso de trilla en el que se golpean las gavillas para que se separe el
grano; también en nuestras vidas podemos experimentar tiempos aplastantes en
nuestro caminar espiritual con el Señor, a fin de que el bien que el Señor
desea ver en nosotros pueda surgir.
En las antiguas
comunidades agrarias, la ‘era’ o ‘piso para trillar granos’, era
una parte central para la vida común; de modo que, muchas actividades no
agrícolas también se llevaban a cabo allí. La gran superficie plana ofrecía un
espacio para eventos culturales, como ceremonias matrimoniales y otros rituales
religiosos. De esta forma, la ‘era’ no solo era un espacio agrícola sino
también un espacio sagrado.
En la antigua
cultura del Cercano Oriente al Señor (YHWH), se le concebía como el ‘Creador
y Sustentador de la vida’; quien provocaba que la lluvia cayera y que la
tierra produjera alimento. No es de extrañar entonces, que se creyera que Su
presencia divina, estaba en la ‘era’; donde los profetas tendrían
visiones y recibirían palabras que anunciar. Después de todo, la ‘era’
para una comunidad agrícola significaba la fuente de su sustento, y por ende,
resultaba su asociación con el Creador. Cuando comencé a leer más acerca de la
‘era’, me sorprendió descubrir que no solo era un símbolo de juicio,
sino también un símbolo de bendición; de oraciones contestadas; de provisión y
de redención.
EDIFICADOS EN UN
‘TERRENO TRILLADO’
Ser llamado un
hombre conforme al corazón de Dios (1 Sam 13:14), es probablemente el mayor
cumplido que alguien pueda recibir. Sin embargo, el Rey David era un hombre con
debilidades y defectos que enfrentó muchas experiencias en la ‘era’ de
su vida. En 2 Samuel 24 leemos acerca de una de esas experiencias. El rey David
ignoró el sabio consejo de su comandante militar Joab, y decidió realizar un
censo sobre Israel y Judá. La decisión tuvo terribles consecuencias, ya que se
desató una plaga en medio del pueblo, que mató a 70,000 israelitas (2 Sam
24:15). En Su misericordia, el Señor cedió en medio de la ejecución de Su
juicio y el ángel del Señor, enviado a destruir a los habitantes de Jerusalén,
extrañamente se detuvo en la ‘era de Arauna’ (2 Sam 24:16). Fue entonces
cuando David se humilló delante del Señor, construyó un altar y ofreció
sacrificios, en la ‘era’ (2 Sam 24:25). También David compró la ‘era
de Arauna’ y años más tarde, su hijo el rey Salomón, construyó el Templo—la
morada del Señor entre los hombres—en ese mismo lugar.
El simbolismo de la
‘era’ es una parte integral de esta historia de redención. Podemos
identificar el doloroso aplastamiento que sufrió David, a través de la pérdida
de vidas y el juicio sobre su pueblo, por su desobediencia; pero seguido
también, de la bendición que vino después de su arrepentimiento. Durante mucho
tiempo, en el corazón de David, había estado el deseo de construir una casa al
Señor; y aunque el cumplimiento no se realizó durante su vida, el Señor decidió
responder a ese profundo deseo de David a través de su hijo Salomón.
Las lecciones
espirituales en esta historia son sorprendentes. La ‘era’ es el lugar
donde nuestros corazones son purificados; separados del pecado y el proceso de
aplastamiento o tribulación que soportamos, tiene un propósito: revelar dentro
de nosotros lo bueno y lo malo; lo útil y lo inútil. En la ‘era’ nos
enfrentamos a nuestras propias debilidades y fracasos, pero cuando tenemos un
corazón puro podemos encontrarnos con Dios y escuchar Su voz; comprender Su
Voluntad. Finalmente, ese doloroso proceso de trilla se convertirá en algo
bueno, cumpliéndose los sueños y deseos de nuestro corazón.
PURIFICACIÓN Y
REDENCIÓN
Podemos ver otra
imagen del Señor como ‘Redentor’ en la historia de Rut, tatarabuela del
rey David. Viuda, al igual que su suegra Nohemí; ambas se encontraban
abandonadas y en situación desesperanzadora. Abandonando su tierra natal Moab,
y jurando lealtad al Dios de Israel, Rut viene con Noemí a la tierra natal de
ésta Judá, para encontrar la redención del Señor a través de Booz (Rut 2:8-13).
Aconsejada por Nohemí, Rut presenta su petición al ‘pariente redentor’
(el pariente de su suegra que podía redimirla de su viudez y devolverle su
herencia) en la ‘era’. Vemos nuevamente la hermosa imagen: ‘el grano
y la paja’; una persona humillada por su situación, pero totalmente
sometida a la promesa de ‘Redención’.
Vemos entonces, que
la ‘era’ también es el lugar a donde el Señor nos conduce como sus
hijos, para encontrar ‘redención’. Es también el sitio donde nosotros
podemos escuchar a nuestro ‘Pariente Redentor’ decir: <<Ahora
hija mía, no temas. Haré por ti todo lo que me pidas, pues todo mi pueblo en la
ciudad sabe que eres una mujer virtuosa>> (Rut 3:11 LBLA). Rut era
una gentil, descendiente de una idolátrica nación, que había abandonado los
caminos de sus creencias, para seguir al Único Dios verdadero. En la historia
de Rut, la ‘era’ es vista como un sitio de purificación y humillación
delante de Dios, donde Él nos encuentra en desesperación completa y donde nos provee
la puerta de esperanza hacia Su herencia preparada para nosotros.
EL DERECHO A
TRILLAR
Hay también un
aspecto de juicio que se lleva a cabo en la ‘era’. Juan el ‘Bautista’
refiriéndose a Jesús (Yeshúa), dice: <<Yo, en verdad, los
bautizo a ustedes con agua para arrepentimiento, pero Aquel que viene detrás de
mí es más poderoso que yo, a quien no soy digno de quitar las sandalias; Él los
bautizará con el Espíritu Santo y con fuego. El bieldo está en Su mano y limpiará
completamente Su era; y recogerá Su trigo en el granero, pero quemará la paja
en un fuego que no se apaga>> (Mt 3:11-12).
Esta imagen se ve
reforzada en la parábola del trigo y la cizaña (Mt 13:24-43), en donde el campo
es el mundo y la cosecha es el final de los tiempos; cuando los segadores serán
enviados para recoger el trigo y quemar la cizaña. Todos estos símbolos aluden
a una experiencia en la ‘era’, donde el bien y el mal serán separados de
una vez por todas. Nuestro consuelo es que, como lo describe Juan, Jesús (Yeshúa)
es el Señor de la mies, que ha de venir. Podemos encontrar descanso y paz en
este hecho.
El contraste lo
vemos en el evangelio de Lucas donde satanás es quien zarandea, <<Simón,
Simón, mira que Satanás los ha reclamado a ustedes para zarandearlos como a
trigo; pero Yo he rogado por ti para que tu fe no falle>> (Lc
22:31-32ª). Ciertamente un enemigo que busca nuestra destrucción. Su deseo es
que cuando estemos en ‘era’, que perdamos nuestra fe y que seamos
removidos como la paja cuando los vientos soplen sobre nosotros.
Sorprendentemente sabemos que el Señor de la mies está orando e intercediendo
por nosotros. Teniendo esto en mente, podemos empezar a aceptar y resistir en
nuestros tiempos de ‘era’, para que los grandiosos propósitos del Señor
en nosotros aparezcan y Su Reino Eterno y el cumplimiento de Su Redención
terminen siendo establecidos.
ABRACEMOS EL
PROCESO DE ‘TRILLA’
A menudo mi pastor
dice: <<El Señor siempre está hablando, pero nosotros no siempre
estamos escuchando>>. Durante este tiempo de agitación el Señor ha
estado hablando. El les ha hablado a incrédulos; a la Iglesia; a personas
políticas y a sistemas políticos; así como a cada uno de nosotros
individualmente. La pregunta es: ¿Estamos escuchándole? Posiblemente aquellas
proféticas palabras de: “2020 —Año de abundancia” y “Visión 20/20”
venían en un paquete de circunstancias que no hemos reconocido o que no
esperábamos. Quizá es tiempo de reconocer que la Redención del Señor viene a
través de un aplastante proceso de ‘era’, con tribulaciones; de modo que
mucha gente pueda salvarse, siendo extirpada de la impiedad. Nuestro mundo está
siendo sacudido; aplastado y traído más cerca que nunca, a la ‘era’
final; donde el trigo y la cizaña han sido traídos para ser separados y
llevados al granero o al fuego que nunca perece.
Si nos encontramos
entonces en esta temporada de incomodidad física; es quizá porque estamos
siendo preparados para aquél mejor momento que está por venir. Necesitamos
estar preparados en nuestra mental y espiritualmente para ser conducidos a la ‘era
del Señor’, con nuestras lámparas llenas de aceite fresco. Ahí nos
encontraremos y tendremos comunión con nuestro ‘Pariente Redentor’. Entonces,
la ‘era’ resultará en la gran bendición y redención que ha sido preparada
para nosotros. Nuestra promesa es que el Señor no trillará más allá de lo que
podamos resistir: <<El grano es triturado, pero no lo seguirán
trillando indefinidamente; debido a que la rueda de la carreta y sus caballos
lo dañarán, no lo triturarán más. También esto procede del SEÑOR de los
ejércitos, que ha hecho maravilloso Su consejo y grande Su sabiduría>>
(Is 28:28-29).
por: Nathan Williams, Director de Marketing y Comunicaciones
Traducido y adaptado por Chuy González – Voluntario en Puentes para la Paz
Revisado por Fernanda González –
Voluntaria en Puentes para la Paz
Bibliografía
Dye, D. “Understanding Temple Idioms: The Threshing
Floor.” Academia. https://www.academia.edu/15170482/Understanding_Temple_Idioms_The_Threshing_Floor
Geoffrey W. Bromiley. International Standard Bible Encyclopedia. Grand
Rapids: William B. Eerdmans Publishing Company, 1995.
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Times.” BasicChurch.org. https://basichurch.org/6-a-study-on-chaff-in-bible-times/amp
Waters, J. L. “Threshing Floors as Sacred Spaces in the Hebrew Bible.” PhD Diss., The
Johns Hopkins University, 2013.
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