Buscando Esperanza en Tiempos Sin Esperanza
Vivimos en tiempos muy difíciles, sin duda.
Entre una pandemia global, disturbios sociales, agitación económica e
instancias frecuentes de clima severo y extremo, muchas personas están más que
preocupadas: están luchando con una sensación de desesperanza. Hay dos formas
principales de responder en circunstancias como estas: podemos ceder ante la
desesperación cada vez más profunda, o las aceptamos por la adversidad que son,
pero las usamos como oportunidades de crecimiento.
El problema para muchas personas es que no
saben a dónde acudir cuando la vida parece estar fuera de control. Algunos se
encuentran regresando a conductas adictivas pasadas. Hay quienes incluso toman
la decisión trágica e irreversible de «resolver» sus problemas con el suicidio.
Recientemente me entristeció saber de uno
de mis clientes, quien me informó que su ex esposa decidió terminar con su
vida. Ella había luchado contra el trastorno bipolar durante muchos años.
Aunque tenía una póliza de seguro de vida, el confrontar la muerte no eliminará
el dolor que mi cliente y sus dos hijos pequeños tendrán que soportar, a pesar de
que la mujer abandonó a su familia hace varios años. Ahí perdieron cualquier
contacto futuro con alguien que amaron.
Aunque puedo tratar de apoyar a la familia
tanto como sea posible, entiendo que es poco el consuelo que les puedo dar.
Esta no fue la primera vez que me encontré con alguien que cedió a los
sentimientos de desesperanza y no consideró el impacto que tales acciones
drásticas podrían tener en las personas más cercanas a ellos.
A pesar de tales tragedias, he llegado a considerar la
búsqueda de la esperanza en tiempos aparentemente desesperanzadores, como un
esfuerzo valioso. La vida es preciosa y valiosa, no importa cuán tristes puedan
parecer las cosas. Todos enfrentamos dificultades durante las estaciones de
nuestras vidas. Incluso para los seguidores de Cristo, debemos entender que la
vida no siempre es fácil. Jesús les dijo a sus discípulos: «Les he dicho
todo lo anterior para que en mí tengan paz. Aquí en el mundo tendrán muchas
pruebas y tristezas; pero anímense, porque yo he vencido al mundo» [Juan
16:33 NTV]. Nuestra esperanza es no estar dominado en nuestras circunstancias,
sino estar en Dios, quien tiene el control de nuestras circunstancias.
También encontré aliento en la letra de una
conocida canción de Gaither Vocal Band, Porque él vive: «Porque Él vive
Triunfaré mañana Porque Él vive Ya no hay temor, Porque yo sé Que el futuro es
suyo, La vida vale más y más, solo por Él». Estas son palabras poderosas para
recordar, porque todos nos encontramos en los valles mucho más que en las cimas
de las montañas.
Como empresarios y profesionales, siempre
buscamos el resultado final. En términos de desesperanza, es una táctica del enemigo
de nuestra alma, descrita en la Biblia como un mentiroso y un engañador, el
adversario de Dios. Su objetivo es, y siempre ha sido, engañarnos y destruir
nuestras vidas. Para aquellos de nosotros que hemos depositado nuestra
confianza en Cristo como Salvador y Señor, podemos estar seguros de que nuestro
bienestar eterno es seguro. Su obra de salvación y redención tuvo lugar hace
casi 2,000 años, cubriendo nuestros pecados pasados, presentes y futuros.
El mundo que nos rodea, que podemos ver y sentir,
puede hacernos perder la esperanza y caer en la decepción. Sin embargo, en la
Biblia encontramos seguridad. El apóstol Pabló así lo expresó: «Dios nos
salvó porque tenemos la confianza de que así sucederá. Pero esperar lo que ya
se está viendo no es esperanza, pues ¿quién sigue esperando algo que ya tiene?
Sin embargo, si esperamos recibir algo que todavía no vemos, tenemos que
esperarlo con paciencia.» [Romanos 8:24-25 TLA]. La «esperanza» en el
mundo, genera desesperanza, pero la esperanza basada en la Palabra de Dios
genera una confianza segura y una expectación sincera e inquebrantable.
Jim Langley - MANÁ DEL LUNES es una edición semanal de CBMC INTERNATIONAL
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