Bendición Final de Moisés
Varios años atrás tuve el privilegio de escribir un
libro, publicado por Puentes para la Paz, ofreciendo a los cristianos una
colección de lecturas y meditaciones diarias sobre la Torá(Génesis
a Deuteronomio). El libro se titula Sinai Speaks [El Sinaí
Habla], y se distribuye a través de nuestras oficinas alrededor del mundo y por
nuestro sitio de Internet. (Lamentablemente, sólo se encuentra en inglés.)
El formato del libro sigue el calendario judío de
lecturas semanales de la Torátradicionalmente usado en las
sinagogas y yeshivas alrededor del mundo. Por lo tanto, dividí
el libro en 52 capítulos semanales, cada uno con seis meditaciones diarias. Eso
representa una meditación por cada día de la semana exceptuando el séptimo día,
cuando los cristianos usualmente nos reunimos en nuestras congregaciones
locales. He recibido muchos comentarios animadores de personas que han sido
bendecidas por el libro. Pero hubo una reacción muy especial por parte de una
lectora en Sudáfrica que se percató de que no había una lectura ni meditación
para los últimos dos capítulos de Deuteronomio. Ella preguntó: “¿Dónde están
los últimos capítulos perdidos de Deuteronomio? ¿Y cómo ocurrió eso?”
Un Ciclo Sin Fin
Según la tradición judía, la lectura de la Torá es
un ciclo sin fin. Al terminar el calendario anual de lecturas se celebra un día
especial llamado Simjat Torá, o Regocijo en la Ley. La última
sección se llama VeZot HaBerajá [“Y esta es la Bendición”],
que contiene los últimos dos capítulos de Deuteronomio, y se leen juntamente
con el primer capítulo de Génesis. De esa manera, se une el final con el
principio de la Torápara crear un ciclo interminable.
No tomando ese hecho en cuenta cuando
organicé Sinai Speaks según el calendario semanal, comencé con
Génesis 1:1, llamado BeReshit, y lo terminé con la última lectura
antes de Simjat Torá. Al hacer eso, quedaron “perdidos” los últimos
dos capítulos de Deuteronomio. Las lecturas que faltaron incluyen las
bendiciones que Moisés dio a cada tribu y la muerte de Moisés. Este estudio
corregirá tal error, y compartiré algunas meditaciones sobre los mencionados
capítulos.
Siguiendo el mismo formato de Sinai Speaks,
este estudio consistirá de seis meditaciones, una para cada día de la semana.
En el séptimo día, cada quien lo puede disfrutar con su propia congregación.
Los judíos conocen sus lecturas diarias como aliyot, típicamente
leídas por diferentes personas durante los servicios en la sinagoga.
Nuevamente, seguiré la organización de las porciones recomendadas para el final
y el inicio del año, pero he combinado las lecturas del sexto y séptimo día
para formar sólo seis porciones.
Día Uno: Deuteronomio 33:1-7
“Esta es la bendición con la que Moisés, hombre de
Dios, bendijo a los Israelitas antes de morir” (Deut. 33:1).
¿Qué pensamientos tendrá usted en su último día de
vida? Claro está, muchos moriremos de manera inesperada, sin poder escoger
nuestras últimas palabras. Pero Moisés fue dado el regalo de saber cuándo iba a
morir y de poder escoger qué cosas iba a decir y hacer antes de partir. Si yo
tuviera esa oportunidad, quizás me enfocaría en pedir perdón a Dios por las
cosas malas que he hecho. Podría arreglar todas mis cuentas financieras, o
podría tratar de enmendar las heridas que causé a mis familiares, o hasta dejar
algunas instrucciones para mi servicio funeral. ¿Qué haría usted?
Moisés escogió terminar su vida declarando unas
bendiciones sobre aquellos que había dirigido y servido durante muchos años.
Pudo haber bendecido a su familia, pero sólo tenemos registrado su discurso
dirigido a los hijos de Israel. Moisés actuó como portavoz de Dios hasta el
final, cumpliendo con la definición de un profeta en la antigüedad y también la
definición de hoy día. Declaró bendición, oportunidad y reto santo. Las pasadas
memorias y heridas de la rebelión del pueblo fueron olvidadas, su muerte
inminente era ignorada, y se enfocó en bendecir a su pueblo una vez más.
Sobre 300 años después de su muerte, sus últimas
palabras también nos retan a nosotros y nos sirven de ejemplo. Debió haber
pensado y orado profundamente antes de saber qué palabras decir y qué
bendiciones impartir. ¿Podremos nosotros seguir ese ejemplo?
Oración:
Señor, ayúdanos a dejar un legado de palabras
sabias y de bendición para nuestros familiares y para todos a quienes amemos.
Amén.
Día Dos: Deuteronomio 33:8-12
“De Leví dijo: “Tu Tumim y Tu Urim sean para Tu
hombre santo, a quien pusiste a prueba en Masah, con quien luchaste en las
aguas de Meriba…” (Deut. 33:8).
La tribu de Leví fue escogida para cargar y
utilizar el Tumim y Urim, y así revelar la
voluntad de Dios al pueblo. Nadie sabe exactamente qué eran esas cosas ni cómo
funcionaban, pero las Escrituras dicen claramente que proveían una manera de
preguntar algo a Dios y de recibir una dirección específica. Inmediatamente
después de Moisés proclamar que Leví sería responsable por esos misteriosos
elementos, les recordó (y a nosotros) que ellos también participaron en la
rebeldía del pueblo, a quien Dios probó en Masah (que significa
“probar”) y Meriba (que significa “argumentar”). Vea Éxodo
17:7.
En esos versos encontramos un mensaje sobre la
increíble gracia y paciencia de Dios. Según nos narran las Escrituras, toda la
nación, incluyendo la tribu de Leví, se rebeló en Meriba, temiendo que el Señor
los había abandonado para morir de sed. Pero allí, en medio de su rebelión,
Dios hizo un gran milagro y produjo agua de la peña. A ese mismo pueblo rebelde
Dios les da unas herramientas especiales, el Tumim y Urim,
para que puedan conocer Su voluntad.
Cuán asombroso es que Dios es el mismo ayer, hoy y
por todos los siglos. Pero nosotros también nos rebelamos y le desobedecemos. A
veces dudamos de Su poder o de Su amor, pero Él es fiel y siempre está con
nosotros. A menudo Dios hace Su mayor obra cuando dudamos y, a pesar de nuestra
incredulidad, nos ha regalado Su Palabra y el privilegio de la oración para que
podamos conocer Su voluntad.
Oración:
Señor, ayúdanos a confiar en Ti durante momentos de
prueba, y recuérdanos a usar todos los medios que nos das para conocer Tu
voluntad. Amén.
Día Tres: Deuteronomio 33:13-17
“De José, dijo: ‘Bendita del SEÑOR sea su tierra,
con lo mejor de los cielos, con el rocío y con las profundidades que están
debajo; con lo mejor de los frutos del sol y con los mejores productos de los
meses…’” (Deut. 33:13-14).
Cuando primero leemos este pasaje, nos asombran las
claras y abundantes bendiciones que Dios promete a los descendientes de José.
Aunque estas bendiciones son específicas y particulares para Efraín y Manasés,
vemos que nosotros también hemos recibido esas bendiciones.
Dondequiera que usted se encuentre en el mundo,
puede experimentar esas preciosas bendiciones del cielo. Hay rocío por la
mañana, incluso en climas desérticos. En cualquier parte del mundo, el sol sale
y las plantas producen fruto a su tiempo. Y sin importar dónde usted viva, es
fácil dar por sentado esas bendiciones tan grandes, porque ocurren todos los
días en todo lugar.
Este pasaje me recuerda que Dios creó y sostiene
los cielos y la tierra. Cada mañana, cada gota de rocío, cada rayo de sol y
cada planta que produce fruto es un regalo de Él. Las distintas tierras tienen
distintas combinaciones de geografía, vegetación, agua, calor y frío, pero cada
día sale el sol y experimentamos los regalos de Dios. Pienso que estas promesas
específicas fueron dadas a los descendientes de José no sólo para bendecir su
tierra, sino también para recordarles que Él es la fuente de toda bendición.
Oración:
Señor, ayúdanos a ver el maravilloso mundo que nos
rodea y de valorar los regalos que nos das en este mundo que Tú creaste. Amén.
Día Cuatro: Deuteronomio 33:18-21
“De Zabulón, dijo: ‘Alégrate, Zabulón, en tus
salidas y tú Isacar, en tus tiendas… De Gad, dijo: ‘Bendito el que ensancha a
Gad; se echa como león, y desgarra el brazo y también la coronilla’” (Deut. 33:18, 20).
Los rabinos interpretan que la bendición a Zabulón
de alegrarse en sus “salidas” es una bendición para los
negocios y el comercio, e interpretan que la bendición a Isacar de alegrarse en
sus “tiendas” es una bendición para estudiar la Torá.
Gad es bendecido con la fuerza de un león.
Zabulón e Isacar eran hermanos de sangre, ambos
hijos de Jacob y Lea. Gad era medio hermano, hijo de Jacob con la sierva de
Lea, Zilpa. Nuevamente, vemos que Dios no hace acepción de personas, sino que
nos formó y nos conoce individualmente. Los hermanos Zabulón e Isacar reciben
bendiciones casi opuestas, y posiblemente con destrezas y personalidades
opuestas. Sin embargo, Gad, quien pudo haber sido considerado como el más
insignificante de todos, recibe tanto la fuerza como la exaltación en estas
bendiciones.
¡Hay esperanza para cada uno de nosotros! Nuestro
futuro no es determinado por nuestros padres ni por el orden en que nacimos,
sino por los planes y las bendiciones que Dios tiene para nuestras vidas.
Podemos unirnos con el salmista David cuando proclama:
“Tus ojos vieron mi embrión, y en Tu libro se
escribieron todos los días que me fueron dados, cuando no existía ni uno solo
de ellos. ¡Cuán preciosos también son para mí, oh Dios, Tus pensamientos! ¡Cuán
inmensa es la suma de ellos!” (Salmo
139:16-17).
Oración:
Señor, que podamos vivir con esperanza y
expectativa cada día porque Tú nos has formado, y que procuremos ser y alcanzar
todo lo que Tú has preparado para nosotros. Amén.
Día Cinco: Deuteronomio 33:23-26
“‘Neftalí, colmado de favores, y lleno de la
bendición del SEÑOR, toma posesión del mar y del sur.’ Y de Aser, dijo: ‘Más
bendito que hijos es Aser; sea favorecido por sus hermanos, y moje su pie en
aceite’” (Deut. 33:23-24).
Aparte de lo que usted haya leído en estos dos
versos, ¿qué conoce sobre Neftalí y Aser? Si su respuesta es: “No mucho,” no se
avergüence. Hay poco en la Biblia sobre estos dos hermanos o sus descendientes.
Estos podrían ser los hermanos menos recordados y las tribus menos conocidas.
Neftalí fue el hijo de Jacob con Bilha, sierva de
Raquel, y Aser fue su hijo por Zilpa, sierva de Lea. Según el orden de edad de
los 12 hijos, Aser era el sexto y Neftalí era el octavo, ambos hijos del medio,
posiblemente con su síndrome típico de anonimato. El nombre de Neftalí
significa “luchar,” pero el de Aser significa “felicidad.”
A pesar de su relativa anonimidad, mire las
bendiciones que recibieron. De hecho, si usted lee la lista completa de las
bendiciones profetizadas a las doce tribus, quizás concuerde conmigo de que
estas son las mejores. ¿A quién no le gustaría estar colmado de bendiciones y
ser el favorecido?
Estas promesas nos dan esperanza. Sin importar
nuestra posición en la familia, somos especiales y escogidos por Dios. Quizás
otros no lo sepan, pero nuestras bendiciones pudieran exceder las de los ricos
y famosos. De hecho, muchas personas ricas y famosas dirían que felizmente
abandonarían su riqueza y fama para tener paz, felicidad y privacidad.
Oración:
Señor, ayúdanos a buscar y disfrutar de las bendiciones
que Tú has determinado para cada cual. En Ti podremos encontrar verdadero gozo
y toda abundancia. Amén.
Día Seis: Deuteronomio 33:27 – 34:12
“Y subió Moisés desde la llanura de Moab al Monte
Nebo, a la cumbre del Pisga, que está frente a Jericó, y el SEÑOR le mostró
toda la tierra: Galaad hasta Dan, todo Neftalí, la tierra de Efraín y de
Manasés, toda la tierra de Judá hasta el Mar Occidental (el Mediterráneo), el
Néguev (región del sur) y la llanura del Valle de Jericó, la ciudad de las
palmeras, hasta Zoar. Entonces le dijo el SEÑOR: ‘Esta es la tierra que juré
dar a Abraham, a Isaac y a Jacob: Yo la daré a tu descendencia. Te he permitido
verla con tus ojos, pero no pasarás a ella.’ Y allí murió Moisés, siervo del
SEÑOR, en la tierra de Moab, conforme a la palabra del SEÑOR” (Deut. 34:1-5).
¿Es este el principio, o es el fin? Moisés, el
único líder que los israelitas habían conocido, les fue quitado. Unos pocos
versos después, leemos que los israelitas lloraron la muerte de Moisés durante
treinta días.
A pesar de la muerte de Moisés, Dios repitió Su
promesa respecto al futuro. Otorgó la Tierra de Israel al pueblo de Israel. Los
que amamos a Israel frecuentemente citamos Génesis 12:3, donde leemos que Dios
prometió la Tierra a Abraham y a sus descendientes. Pero esa no fue una promesa
única ni aislada. Dios repitió la promesa muchas veces a múltiples personas, y
la registró en distintos capítulos y versos. Aquí, Dios recordaba a Moisés que
había hecho esta promesa a Abraham, y también específicamente a Isaac y a
Jacob. Esa promesa fue dada a su linaje, los que hoy día conocemos como el
pueblo judío. Aunque Moisés quedó muy triste por no poder entrar personalmente
a la Tierra, sabía y confiaba en Dios de que futuras generaciones de judíos la
heredarían como posesión eterna.
La historia no termina allí, sino que es una
transición. Aunque Moisés se iría, Josué llegaba para ser el nuevo líder, y
este dirigió al pueblo hacia mayores victorias de lo que Moisés jamás lo hizo.
Quizás Dios consoló a Moisés con la seguridad de que, para que la promesa se
cumpliera en el futuro, tenía que soltar su posición y dejar que otro tome su
lugar. Espero que cada uno de nosotros tengamos la gracia y sabiduría para
reconocer el momento en que también nos corresponda soltar nuestras
responsabilidades. No era un final, sino que era el principio. La tradición
cíclica de lecturas de la Torá sin fin es también un mensaje
de que la Palabra de Dios y la voluntad de Dios permanecen sin fin.
Oración:
Señor, Te pido que podamos confiar en el
cumplimiento de Tus promesas en Tu tiempo, reconociendo que Tú nunca fallas.
Son un regalo Tuyo. Pero recuérdanos que el cumplimiento de Tu voluntad y Tus
promesas no depende de nadie, como tampoco de Moisés, sino sólo de Ti. Amén
En Conclusión…
Cada vez que tengo el privilegio de hablar,
escribir o enseñar sobre la Biblia, me maravillo de las profundidades de la
Palabra de Dios. Los rabinos enseñan que todo el conocimiento y toda la verdad
están contenidas en la Torá. Yo añadiría que están ciertamente
contenidas en la Torá, pero no siempre son obvias. Espero que estos
pocos comentarios sobre nuestros versos “perdidos” le hayan despertado el deseo
de escudriñar la Palabra más profundamente y de aprender más sobre nuestro
Dios.
En fin, no puedo resistir citar un dicho famoso del
radiodifusor Paul Harvey. Por más de 40 años, diariamente cerraba su programa
diciendo: “Y este es el resto de la historia.” Así, tomando prestado su dicho,
cierro con la frase: “Y este es el resto de la Torá.”
Por varios milenios, el pueblo judío ha leído el
ciclo anual de la Torá, permitiendo que la experiencia desértica de
sus ancestros les hable en medio de sus circunstancias actuales, cualquiera que
fuese su necesidad. Y a pesar de un largo distanciamiento en nuestra común
hermandad, muchos cristianos también están descubriendo la Torá y
sus relevantes mensajes para su vida.
Por este medio, le hemos dado un pequeño atisbo al
devocional Sinai Speaks. Si siente curiosidad por leer todas las
meditaciones sobre la Torá…si le gustaría ver cómo las Escrituras
le pueden hablar hoy día…si usted ya es un estudiante de la Torá,
pero tiene amistades y familiares que puedan beneficiarse de esta experiencia
transformadora, Sinai Speaks es para usted. Este asombroso
libro de meditaciones le abrirá los ojos a una nueva perspectiva de la Biblia y
percibirá cómo sus antiguas historias pueden tener una aplicación moderna que
le pueden acercar más al Dios de Israel.
Este libro puede ser ordenado por medio del sitio
de Internet de Bridges for Peaceen www.bridgesforpeace.com.
Traducido por Teri S. Riddering,
Coordinadora Centro de Recursos Hispanos
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