Dios nos llama




Quizás usted diga: ¡Nunca he escuchado el llamado de Dios! Sin embargo, Dios habla de diferentes maneras. Cuando usted se pregunta sobre el sentido de la vida, en momentos claves de su existencia, cuando permanece sin palabras ante el milagro del nacimiento, o cuando sobreviene la muerte de un ser querido, ¿no es ese un llamado de Dios? La experiencia de la soledad y el pensamiento tenaz de que la vida no se limita al día a día nos invitan a volvernos a Dios.

¿A qué nos llama Dios? A ir a Jesús. Por cierto, Jesús ha dejado de recorrer los caminos de Judea y Galilea, pero está vivo y presente en nuestros pensamientos cuando leemos los evangelios con fe. Por lo tanto, conviene leerlos para encontrar a Jesús; o más bien, para que él se revele a nosotros.

En los tiempos en que Jesús anduvo en esta tierra, muchos en Israel pudieron escuchar sus palabras y constatar su preocupación por los pobres, los desdichados, los niños… Sin embargo, no todos creyeron en él. Vieron sus milagros, se beneficiaron de ellos, y luego lo olvidaron a Jesús. Cuando algunos abandonaron al Señor, Pedro, en un impulso de fe, contestó a Jesús: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (Juan 6:68). Usted también puede pasar por la experiencia que tuvo Pedro, yendo a Jesús por la fe, mediante la oración, diciéndole desde el fondo de su corazón: «Señor, vengo a ti».



Nuestro Salvador… quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. 1 Timoteo 2:3-4

Vuélvete a mí, porque yo te redimí. Isaías 44:22



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