El bumerán del progreso




El siglo 20 experimentó un desarrollo de la ciencia y la tecnología extraordinarios. Aún hoy nos beneficiamos de todas las maravillas que se hacen en todos los ámbitos: agricultura, medicina, transportes, comunicaciones…

Sin embargo, cada vez se siente más un ­profundo malestar. El mundo parece más vulnerable que nunca. A menudo los avances ­tecnológicos constituyen una amenaza permanente y una causa de degradación irremediable para el medio ambiente: el bumerán del progreso se vuelve contra el que lo lanzó. Forzosamente debemos constatar que el hombre no puede dirigir por sí mismo su vida y menos aún el planeta. Sólo “la bendición del Señor es la que enriquece, y no añade tristeza con ella” (Proverbios 10:22).

Desde tiempos antiguos el hombre, frente a su fragilidad e incapacidad para controlar el futuro, busca una sabiduría superior. Pero Dios respondió a esta necesidad incluso antes de que fuera expresada. Dio su Palabra, la Biblia; dio a su Hijo, la mayor sabiduría. Jesús es “poder de Dios, y sabiduría de Dios” (1 Corintios 1:24). Para disfrutar de todo lo que Dios nos da en abundancia, sin degradar nada, primero debemos ser salvos personalmente a través de Jesús. “El evangelio… es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree” (Romanos 1:16). ¡Confiemos plenamente en él, tanto para el presente como para el futuro!

Conozco, oh Señor, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos.  Jeremías 10:23

¿Dónde se hallará la sabiduría? ¿Dónde está el lugar de la inteligencia?   Job 28:12

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