¿Por qué Dios permite que sucedan cosas difíciles?


Es inevitable experimentar dolor porque estamos en un mundo caído, donde Satanás nos ataca, el mundo nos prueba y el pecado nos tienta. El mal no proviene de Dios. Su deseo no es que algo malo, doloroso o trágico nos suceda. Su deseo como Padre bueno es bendecirnos. Su soberanía es un concepto que, en nuestra limitada mente humana, no podemos comprender al 100%; y no nos extenderemos mucho en este tema, pero sí revisaremos lo que la Biblia nos explica sobre el obrar de Dios en las malas circunstancias.

Como creyentes en Jesús, tenemos una serie de enemigos evidentes:

1. El pecado: Dios no es autor de pecado y tampoco es quien nos tienta (Santiago 1:13-14), no obstante, Él utiliza las acciones pecaminosas para cumplir Su propósito soberano. A Dios nada le toma por sorpresa, Él conoce nuestros corazones, nuestro pasado, presente y futuro. Así que, Él conoce nuestras debilidades, nuestros pecados más ocultos y aun sabe cuándo vamos a pecar antes de hacerlo. Dios nos creó libres, y cada individuo es responsable por sus propias acciones. Así que, si estás viviendo las consecuencias de tu propio pecado, Dios es misericordioso en perdonarte si te arrepientes. Y si estás viviendo las consecuencias del pecado de alguien más, recuerda que no fuiste culpable por lo que pasó, pero sí eres responsable de cómo actuarás ahora. Lo mejor que puedes hacer es ir a la cruz, perdonar y sanar con la ayuda del Espíritu Santo.

2. El mundo: Al hablar de la soberanía de Dios en el mundo, debemos considerar 3 aspectos. El primer aspecto es que Dios es soberano en medio de Su creación. El segundo es que toda la creación está sujeta al pecado de Adán y sus consecuencias; la Biblia es clara cuando dice que Satanás es el dios de este mundo (2 Corintios 4:4). El tercero es que se nos odiará por hablar del nombre de Cristo, y además, somos tentados constantemente a participar de lo que este mundo ha normalizado (Gálatas 5:19-23).

3. Satanás: El enemigo principal es como un león rugiente que constantemente busca a quién devorar, y sus principales presas somos los hijos de Dios (1 Pedro 5:8 y Juan 10:10). Dios permite que pasemos por pruebas, pero el mismo enemigo debe pedir autorización de Dios para tocar a Sus hijos, como en la historia de Job. Dios NO le permite esto porque sea malo, sino porque en Su soberanía quiere lo mejor para nosotros; quiere bendecirnos, y sabe que tendremos que atravesar momentos difíciles para conocer distintas facetas de Su carácter, darle la gloria aún en las dificultades y crecer en Su infinito amor por nosotros.

No conozco en detalle tu prueba, pero sí conozco a nuestro Dios. Aunque no veamos una salida a nuestras heridas o circunstancias, Dios en Su plan soberano y bueno utiliza nuestros sufrimientos para acercarnos a Jesús y ser más como Él, por la futura gloria que nos espera en Su presencia.

Recordemos este versículo tan poderoso: “Queridos amigos, no se sorprendan de las pruebas de fuego por las que están atravesando, como si algo extraño les sucediera. En cambio, alégrense mucho, porque estas pruebas los hacen ser partícipes con Cristo de su sufrimiento, para que tengan la inmensa alegría de ver su gloria cuando sea revelada a todo el mundo” (1 Pedro 4:12-13 NTV).

Oración guía: Papá, perdóname si te he culpado por las adversidades que estoy atravesando. Hoy, quiero recordar tu bondad. Gracias porque siempre has estado allí para mí. Renuncio a mi incredulidad, quiero creer en tu infinito amor y bondad, creo que me amas y puedes tomar cada pedazo roto en mi vida y crear algo totalmente nuevo. Me rindo a ti, Jesús. Gracias porque esta prueba que estoy atravesando me hace partícipe de tu sufrimiento, y podré ver tu gloria cuando sea revelada a todo el mundo. Te pido, Dios, que hoy traigas a mi memoria cada momento en el que has sido bueno conmigo y pueda adorarte por ello. En el nombre de Jesús, amén.

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