No más ofrendas vanas
Hay mucha desesperanza en el mundo de hoy. El pueblo de Israel se estremece después de que el enemigo, Hamás, masacró a tantos seres queridos. Con horror observamos cómo se revelaban atrocidades inconcebibles. No hay nadie que no se haya visto afectado por la guerra, el aumento del antisemitismo y el aumento del número de familias devastadas. Nuestros corazones se unen en luto a nuestros hermanos y hermanas judíos.
Como cristianos, tenemos esperanza en la pronta
venida de Jesús (Yeshúa), pero muchos están perdiendo la esperanza de
que Dios actúe aquí y ahora. En oración, le pedí al Señor que le diera
esperanza a Su pueblo. De hecho, quería escribir un mensaje de esperanza.
Mientras seguía buscando el corazón del Señor, sentí que Él me guiaba en otra
dirección. A medida que camino en la fe, me he dado cuenta de que es importante
para mí ver las cosas desde la perspectiva de Dios. ¿Qué es importante para el
Señor mientras atravesamos estos tiempos difíciles? Quiero comenzar en Isaías 1.
A menudo vemos esquemas en la Biblia. He escrito
sobre algunos de ellos en el pasado. Hoy, quiero que consideremos el siguiente
esquema:
1.
Hay una situación.
2.
Hay una descripción de cómo se
siente Dios ante lo que está sucediendo.
3.
A menudo se explican las
consecuencias.
4.
Finalmente, hay una salida, una
forma de rescate.
Muchos relatos bíblicos siguen este esquema. Es
importante recordar que Dios es un Dios de misericordia. Cuando se describió a
Sí mismo ante Moisés en Éxodo 34:6-7, la mayoría de las frases descriptivas se
referían a Su misericordia. En el pensamiento judío, este pasaje se denomina
los ‘Trece Atributos de la Misericordia’. Sin embargo, también es importante
recordar que Dios es un Dios de juicio. La última parte del pasaje nos lo
explica. En los escritos de los Apóstoles (NT), leemos mucho sobre el amor y la
gracia de Dios. Sin embargo, sería un error ignorar que Él es un Dios de juicio
y justicia tanto en el Tanaj (Gn-Mal) como en los Escritos de
los Apóstoles. Un amigo rabino me dijo una vez que la misericordia de Dios
sobrepasa en mucho a Su juicio. Citó Éxodo 34:6-7, donde dice que Su perdón se
extiende a miles, lo que mi amigo entendió como miles de años, mientras que Su
juicio se limita a la tercera o cuarta generación. Como cristianos, también
creemos que Su gracia es de gran alcance.
Este ‘Estudio de Israel’ fue escrito antes de que
estallara la guerra en Israel, y de ninguna manera es un comentario sobre el
juicio de Dios. Lo que sí sé es que, en tiempos de gran dolor, Dios está con Su
pueblo y tenemos una mayor necesidad de acercarnos a Él. Todos hemos visto que
la nación de Israel está sacando fuerzas del Dios de Israel en estos momentos
difíciles. Los soldados están pidiendo oración y llevan tzitzit (flecos
anudados de la prenda de oración) para reconocer que están bajo la protección
de Dios.
Isaías 1
La profecía contenida en el primer capítulo de
Isaías es severa. El profeta describe una nación pecadora, la corrupción y el
abandono del Señor, diciendo que el pueblo se ha alejado de Dios. La situación
es tan grave que el profeta no puede imaginar de qué otro modo podría ser
golpeado el pueblo. Los versículos 5-6 dicen: “Toda la cabeza está
enferma y todo el corazón desfallecido. Desde la planta del pie hasta la cabeza
no hay nada sano en él…”. Se trata de una merisma, una figura retórica que
el profeta utiliza para decir que todo el ser está afectado. La cabeza
simboliza el pensamiento; el corazón simboliza las emociones y la psique, así
como el cuerpo. Se trata de una imagen de la sociedad en la que toda la cultura
está enferma. El versículo 9 es particularmente condenatorio. “Si el
Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado algunos sobrevivientes, seríamos
como Sodoma, y semejantes a Gomorra”. El siguiente versículo cita a
los líderes de Sodoma y a la gente de Gomorra. Hay muy pocas ocasiones en las
que Dios destruyó poblaciones enteras, y ésta es una de ellas. Por ello, las
ciudades de Sodoma y Gomorra pasaron a simbolizar todo lo rebelde, depravado y
pecaminoso.
Sin embargo, en medio de la depravación, el
comportamiento pecaminoso, la rebelión y el asesinato, el pueblo seguía
trayendo sus ofrendas al Templo. Dios no se dejó engañar por sus actos externos
de piedad. Rechazó sus “ofrendas sin valor”, diciendo: “¡No tolero iniquidad
y asamblea solemne!” (v. 13b). En algunas traducciones, la palabra ‘vana’
también puede traducirse como ‘fútil’. No nos equivoquemos, el ritual o
ejercicio religioso combinado con la injusticia es inservible, fútil y vano.
¿Qué dice Dios como resultado? “Cuando
extiendan sus manos, esconderé Mis ojos de ustedes. Sí, aunque multipliquen las
oraciones, no escucharé. Sus manos están llenas de sangre” (v. 15).
Qué horror pensar que Dios no escucharía sus oraciones.
Dios odia la hipocresía, cuando decimos una cosa,
pero nuestras acciones se apartan mucho de nuestras palabras. Cuando asumí el
liderazgo de Puentes para la Paz, un sabio consejero me dijo: “Becky,
dondequiera que vayas, llevarás a la líder de Puentes para la Paz“. Todas
las personas que conocería juzgarían a la organización por mis acciones y mi
carácter. De manera similar, dondequiera que vaya el pueblo de Dios, hagan lo
que hagan, quienes los observan formarían opiniones respecto a la fe y a Dios.
Dios odia la hipocresía porque se supone que Su pueblo debe reflejar Su
carácter a un mundo quebrantado y sin esperanza. Dios siempre es fiel a Su
Palabra. No hay nada falso en Él, pero los incrédulos forman opiniones sobre Él
basándose en sus seguidores. Como sabemos, estas opiniones no siempre se basan
en la verdad.
En el pensamiento judaico, hay dos frases que
describen cómo representamos a Dios: kiddush HaShem y hillul
HaShem. La primera significa la santificación del nombre de Dios y la
segunda la difamación del nombre de Dios. Esto se origina en la Biblia, “Así,
pues, guardarán Mis mandamientos y los cumplirán. Yo soy el SEÑOR. No
profanarán Mi santo nombre, sino que seré santificado entre los israelitas. Yo
soy el Señor que los santifico, que los saqué de la tierra de Egipto para ser
su Dios. Yo soy el SEÑOR” (Lev 22:31-33). La idea es que debemos
actuar intencionalmente de tal manera que el nombre de Dios y Su reputación
brillen.
A Dios le enfureció que en la época de Isaías la
apariencia de la gente fuera religiosa, mientras que sus acciones eran
malvadas. Incluso les dijo que no escucharía sus oraciones. Pero la historia no
termina ahí.
Nuestro bondadoso Señor siempre da una vía de
escape. Isaías recoge las palabras: “Lávense, límpiense, quiten la maldad de
sus obras de delante de Mis ojos. Cesen de hacer el mal. Aprendan a hacer el
bien, busquen la justicia, reprendan al opresor, defiendan al huérfano, aboguen
por la viuda” (1:16-17).
Algunos cristianos que lean esto podrían decir: “Bueno,
Becky, eso era en los tiempos del ‘Tanaj’. Ahora estamos bajo la gracia“.
Estoy de acuerdo, estamos bajo la gracia, sin embargo, también lo estaban los
de la época del Tanaj. Dios nunca cambia. Siempre ha sido un Dios
de misericordia y gracia. En realidad, algunos dicen que Israel está recibiendo
el juicio de Dios, un juicio que creen que esta nación se merece desde hace
mucho tiempo. Pero las Escrituras nos dicen que el juicio comienza en la casa
del Señor. Para nosotros como cristianos, esa es la Iglesia. Entonces, ¿qué nos
está diciendo Jesús?
¿Que dijo Jesús?
“Así brille la luz de ustedes delante de los
hombres, para que vean sus buenas acciones y glorifiquen a su Padre que está en
los cielos” (Mt 5:16). Una vez que entablamos una relación con el Señor,
tenemos el privilegio de dejar que nuestra vida refleje esa realidad a través
de nuestras palabras y nuestros hechos. Así, los que no tienen esperanza y los
que sufren verán la verdadera naturaleza misericordiosa de nuestro Dios. No
deberían poder ver obras de oscuridad en nuestras vidas.
Podría escribirles más sobre este tema basado en
los Evangelios, pero pasemos a las epístolas.
Judas
Existe una similitud entre Isaías 1 y el libro de
Judas. La más evidente es que se vuelve a citar a Sodoma y Gomorra. Los
lectores saben inmediatamente que está en juego el juicio de Dios sobre la
humanidad rebelde y pecadora. Los expertos creen que Judas escribió alrededor
del año 60 d.C., cuando Nerón gobernaba en Roma. La moralidad del Imperio
Romano en aquella época está bien documentada. La referencia a Sodoma y Gomorra
sin duda habría resonado entre los lectores de Judas. Era una época inmoral y peligrosa.
La breve epístola de Judas advierte a los creyentes
que vigilen a la congregación, con palabras como “luchar
ardientemente por la fe que de una vez para siempre fue
entregada a los santos” (v. 3). Parece que elementos impíos se habían
colado entre ellos. “Pues algunos hombres se han infiltrado encubiertamente,
los cuales desde mucho antes estaban marcados para esta condenación,
impíos que convierten la gracia de nuestro Dios en libertinaje, y niegan a
nuestro único Soberano y Señor, Jesucristo [Yeshúa el
Mesías]” (v. 4). Judas se extiende en describir a estas personas, terminando
con las palabras, “Estos son murmuradores, criticones, que andan tras
sus propias pasiones. Hablan con arrogancia, adulando a la gente
para obtener beneficio” (v. 16).
Judas recuerda a sus lectores las palabras de los
apóstoles: “En los últimos tiempos habrá burladores que irán tras sus
propias pasiones impías. Estos son los que causan divisiones. Son
individuos mundanos que no tienen el Espíritu” (v. 18-19). Dios odia
la hipocresía de este tipo, porque el mundo observador ve las acciones de la
Iglesia y descarta a Dios.
Siguiendo el modelo de Isaías, Judas orienta a sus
lectores. “Pero ustedes, amados, edificándose en su santísima fe,
orando en el Espíritu Santo, consérvense en el amor de Dios, esperando
ansiosamente la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida
eterna. Tengan misericordia de algunos que dudan” (v.
20-21).
Santiago
Estoy convencido de que todos deberíamos leer con
frecuencia el libro de Santiago. Es tan claro y práctico. Santiago habla del
hecho de que no sólo debemos creer, sino también poner en práctica nuestra fe:
“Sean hacedores de la palabra y no solamente oidores que se engañan a
sí mismos” (1:22).
Pablo
Al final del libro de Romanos, Pablo exhorta a los
creyentes: “Y no se adapten a este mundo, sino transfórmense
mediante la renovación de su mente, para que verifiquen cuál es la voluntad de
Dios: lo que es bueno y aceptable y perfecto” (v. 2). Un poco más adelante
en el capítulo Pablo da una lista de cómo podemos vivir de una manera piadosa,
que es similar a la lista de Isaías. Dice: “El amor sea sin
hipocresía; aborreciendo lo malo, aplicándose a lo
bueno. Sean afectuosos unos con otros con amor fraternal; con honra,
dándose preferencia unos a otros. No sean perezosos en lo que requiere diligencia. Sean fervientes
en espíritu, sirviendo al Señor, gozándose en la esperanza,
perseverando en el sufrimiento, dedicados a la oración, contribuyendo para
las necesidades de los santos, practicando la hospitalidad… No
seas vencido por el mal, sino vence el mal con el bien” (Rom 12:9-13, 21).
El mundo de hoy
Al igual que en los tiempos de Isaías y el Imperio
Romano, nuestro mundo está profundamente perturbado. Muchos eligen satisfacer
sus propios deseos en lugar de buscar al único Dios verdadero. Las sociedades
modernas se burlan de Dios y de Su Palabra. Sí, la situación es desconsoladora.
Muchos líderes cristianos hoy en día vuelven a hacer referencia a las
similitudes con Sodoma y Gomorra. Pueden estar seguros de que Él no se agrada.
¡No obstante, Dios! Tal como en las otras instancias mencionadas en este escrito,
Dios en Su misericordia siempre da una alternativa. Depende de nosotros elegir
caminar en Su luz; elegir hacer el bien. Él nos pide a nosotros, sus
seguidores, que mostremos al mundo sin esperanza esa alternativa. Creo que la
falta de esperanza en el mundo es indicativa de una falta de sintonización con
Dios y Sus caminos.
Concluyo con la instrucción del apóstol Pablo a los
creyentes de Éfeso. “Por esta razón dice: Despierta, tú que duermes, y
levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo. Por tanto, tengan
cuidado cómo andan; no como insensatos sino como sabios, aprovechando bien el
tiempo, porque los días son malos. Así pues, no sean necios, sino entiendan
cuál es la voluntad del Señor. Y no se embriaguen con vino, en lo cual hay
disolución, sino sean llenos del Espíritu. Hablen entre ustedes con salmos,
himnos y cantos espirituales, cantando y alabando con su corazón al Señor. Den siempre
gracias por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a Dios, el Padre.
Sométanse unos a otros en el temor de Cristo” (Ef 5:14-21).
Oro para que Dios mire nuestros esfuerzos y vea que
traen gloria a Su nombre. Que Él no declare nuestras ofrendas “vanas”. Por
favor, sigue orando por el pueblo y la nación de Israel. Cuando nos levantamos
a favor de Israel, estamos atentos al corazón de Dios: El Dios de Abraham,
Isaac y Jacob.
Por: Rvda. Rebecca J. Brimmer,
Presidenta Internacional
BRIDGES FOR PEACE
Traducido por Ileana Martínez –
Voluntaria en Puentes para la Paz
Bibliografía
“Kiddush Ha-Shem and Ḥillul Ha-Shem.” Jewish
Virtual Library. https://www.jewishvirtuallibrary.org/kiddush-ha-shem-and-x1e24-illul-ha-shem
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