¿EXPECTATIVAS NO CUMPLIDAS?

En este viaje de la vida, todos tenemos expectativas. Ponemos nuestra esperanza en un evento o persona, en nuestro esfuerzo o habilidad, pero ¿qué pasa cuando esa expectativa no se cumple? ¿Qué pasa cuando esa relación fracasa, o ese negocio no se da, o ese bebé no llega? ¿Qué hacemos cuando el diagnóstico es negativo y el futuro se ve desalentador? Esa fue la historia de los primeros seguidores de Jesús. Ellos tenían la esperanza de que Jesús era ese Mesías que tanto estaban esperando - el que vendría a traer salvación de la opresión que estaban viviendo. Nunca pensaron que ese Rey sería uno que escogería caminar por donde nosotros mismos caminaríamos, un Rey humilde, tierno, uno que amaría estar con los niños, que dignificaría a la mujer, ayudaría al más débil y levantaría al caído; uno que enseñaría con su propia vida y muerte lo que realmente significa amar. 

En este pasaje vemos la decepción de estos seguidores de Jesús; porque cuando Jesús murió, la esperanza murió con Él. En esa cruz, a su parecer y entendimiento, su esperanza fracasó. Y lo mismo pudiera pasarnos a nosotros. Quizá has puesto tu esperanza en una relación, en ese tratamiento, en tu trabajo, o en tus conocimientos y grandiosos talentos. Quizá has tenido una expectativa acerca de cómo y cuándo Dios “debería” responderte una petición... Pero eso no sucedió, y hoy tu esperanza murió. Te tengo una noticia: a Dios no le asustan tus preguntas, a Él no lo intimidan tus dudas. Dios no es menos Dios porque tú tengas miedo, enojo, y ganas de gritarle al cielo. Él puede con eso. Él quiere encontrarte en el camino y escucharte hablarle. Él quiere hablarte a ti y quiere que lo veas en cada paso y en cada detalle. Hoy Él se atraviesa en tu camino para que sepas que tú puedes venir tal como eres, hablarle y decirle lo que sientes. 

Jesús es paciente y está presente. Y así como le preguntó a aquellos hombres caminando en el Camino a Emaús que de qué venían hablando (mientras hablaban de su mayor decepción), me gustaría que imaginaras por un momento que Él te habla a ti hoy, diciéndote:

 “¿Qué me quieres decir? ¿Cuál es tu expectativa no cumplida? ¿Cuál es tu decepción? Entrégamelo todo hoy. Yo puedo con eso. Yo puedo con todo el peso de tu dolor y decepción. Confía en mí. Yo sigo y seguiré aquí, en el camino, junto a ti.”

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