Débora: una de las profetisas de Dios

A lo largo de la Biblia y la historia cristiana, Dios ha levantado líderes, pastores, apóstoles y profetas. Son individuos que son llamados y ungidos por Dios para su tiempo y lugar específico. Me siento agradecida por los muchos líderes espirituales piadosos que Dios ha puesto en mi vida. La mayoría han sido hombres. También hay momentos en que las mujeres son llamadas por Dios al servicio, incluso al liderazgo. Uno de los casos sobresalientes en la Biblia es el de Débora, quien fue jueza y profetisa. Ella es una de las once profetisas de la Biblia. Sumerjámonos en las Escrituras y aprendamos más sobre Débora y las otras profetisas.

La situación

Después de la muerte de Josué, ocurrieron cambios en Israel. En Jueces 2:10-11, leemos: “También toda aquella generación fue reunida a sus padres. Y se levantó otra generación después de ellos que no conocía al Señor, ni la obra que Él había hecho por Israel. Entonces los israelitas hicieron lo malo ante los ojos del Señor y sirvieron a los Baales”.

Aunque el Señor se encendió en ira y entregó a los israelitas a sus enemigos, por amor a los padres no se olvidó de su pueblo. “Entonces el Señor levantó jueces que los libraron de la mano de los que los saqueaban… Cuando el Señor les levantaba jueces, el Señor estaba con el juez y los libraba de la mano de sus enemigos todos los días del juez. Porque el Señor se compadecía por sus gemidos a causa de los que los oprimían y afligían” (Jue 2:16,18 énfasis añadido).

Tengamos en cuenta que la Biblia dice que Dios se compadeció del sufrimiento del pueblo. También fue Dios quien levantó a los jueces que libraron a los israelitas de su angustia. Además, Dios estaba con el juez.

La historia de Débora se encuentra en Jueces 4:4 a 5:31. Este pasaje describe la caída del general cananeo Sísara y sus ejércitos, que fueron arrasados por el río Cisón; y concluye con el canto de agradecimiento de Débora.

Débora la profetisa fue la líder y jueza de los israelitas en un momento difícil. Llamó a Barac, hijo de Abinoam, y le transmitió la instrucción de Dios: “Ve, marcha al monte Tabor y lleva contigo a 10,000 hombres de los hijos de Neftalí y de los hijos de Zabulón. Y yo atraeré hacia ti a Sísara, comandante del ejército de Jabín, con sus carros y sus muchas tropas hacia el torrente Cisón, y lo entregaré en tus manos” (Jue 4:6b-7).

A petición de Barac, Débora lo acompañó y juntos dirigieron la ofensiva.

Sísara fue informado de la movilización de los israelitas. Reunió sus fuerzas y se dirigió hacia el río Cisón. El ejército de Barac abajo en la tierra y las fuerzas celestiales arriba lucharon contra los cananeos, destruyéndolos por completo. El río Cisón los arrasó a todos.

El general derrotado, huyó a pie y llegó a la tienda de Jael, mujer de Heber el quenita. Ella lo invitó a pasar y se ofreció a esconderlo. Cuando Sísara se durmió, Jael tomó una estaca de la tienda y la clavó en su sien, matándolo.

¡Qué interesante relato bíblico! No es una sola heroína, sino dos, las que trabajan junto con el general Barac en esta historia de liberación de los enemigos de Israel.

En Jueces 5 encontramos el canto de Débora, que describe esta milagrosa victoria y da gracias al Todopoderoso por Su ayuda.

El relato de Débora se lee como la porción de la Haftará para la porción de la Torá (Gn-Dt) llamada Beshalaj (Éx 13-17). El mundo judío lee varios capítulos de la Torá cada semana. Esta porción también contiene una parte de las Escrituras, elegida del resto del Tanaj (AT) para complementarla, llamada HaftaráBeshalaj describe el ahogamiento de las fuerzas egipcias en el Mar Rojo y los cantos posteriores dirigidos por Moisés y Miriam. Los paralelos entre la Torá y las porciones de la Haftará que la acompañan son interesantes: un conflicto; divina providencia; una liberación milagrosa con agua; mujeres profetisas; y cantos de alabanza y victoria.

Pensamientos interesantes sobre Débora

Débora fue levantada por el Señor. Era claramente respetada, porque la Palabra dice que los hijos de Israel subían a ella para pedir juicio (Jue 4:5). Esto es evidente por el hecho de que los militares buscaban su consejo y seguían su ejemplo; y no querían ir a la batalla sin ella.

Nuestras Biblias en español describen a Débora como la esposa de Lapidot. Las palabras en hebreo son eshet Lapidot. Muchas fuentes judías sugieren que estas palabras significan “mujer de llamas”. La palabra hebrea lapid significa antorcha, y lapidot es su forma plural. La palabra eshet también se usa en Proverbios 31, donde describe a una mujer virtuosa. Eshet simplemente significa “mujer de”. Por tanto, es posible que Débora fuera la esposa de un hombre llamado Lapidot, pero es igualmente posible que fuera una mujer de antorchas o llamas. Debido a esta frase, una teoría es que Débora era la guardiana de las mechas de la menorá (candelabro de siete brazos) en el Tabernáculo. Esta habría sido una posición de gran honor.

¿Por qué Débora juzgaba sentada debajo de un árbol? Parece probable que quisiera proteger su reputación y la de aquellos con quienes consultaba. Así pues, las consultas se llevaban a cabo al aire libre, donde todos podían ver.

El nombre de Débora significa abeja. Se pronuncia dvora en hebreo. ¡Ella era una líder fuerte y los enemigos de Israel descubrieron que tenía un aguijón! Sin embargo, la abeja también proporciona miel dulce, que podría ser un símbolo del dulce alivio que llegó al pueblo de Israel después de sus acciones contra sus enemigos. La Biblia dice que después de esta guerra hubo 40 años de paz.

Profetisas en la Biblia

La Biblia llama específicamente “profetisas” a sólo 11 mujeres. Nueve de ellas eran profetisas de Dios: Miriam (Éx 15:20); Débora (Jue 4:4); Hulda (2 Rey 22:14, 2 Cró 34:22); la esposa de Isaías (Is 8:3); Ana (Lc 2:36-38); y las cuatro hijas de Felipe (Hch 21:8-9). Dos de las 11 eran falsas profetisas: Noadías (Neh 6:14) y Jezabel (Apoc 2:20).

Más de la mitad de estas profetisas (seis) aparecen en los Escritos de los Apóstoles (NT). Cuatro de las profetisas eran hijas vírgenes. Tres eran esposas (Débora, Hulda y la esposa de Isaías). Una era viuda (Ana). Se desconoce el estado civil de las otras profetisas. Veamos brevemente un par de ellas.

Hulda

Hulda fue importante porque brindó orientación al Rey Josías después de que se encontró “el Libro de la Ley” (2 Rey 22:8). El rey le pidió a Hilcías, el sumo sacerdote, que le diera un consejo. Hilcías luego encontró a Hulda y le pidió ayuda. Hulda debe haber tenido una gran reputación por su conocimiento de las Escrituras y su relación espiritual con Dios. De lo contrario, ¿por qué el sumo sacerdote buscaría su consejo piadoso para el rey? Su momento en las Escrituras, aunque muy breve, revela que tenía una buena reputación. Las Escrituras indican que ella fue un ejemplo de mujer piadosa, un ejemplo para toda mujer y hombre.

La esposa de Isaías

La esposa de Isaías se identifica como profetisa en Isaías 8:3. Es un poco decepcionante que no sepamos su nombre. De esto se puede aprender una lección importante. La oportunidad de servir al Señor en cualquier capacidad no debe verse como una oportunidad de promoción o fama. Si bien esto va en contra de la idea moderna de crear nuestra propia marca y dar a conocer nuestro nombre, Dios honró a esta mujer sin extravagancias.

Ana

La profetisa Ana aparece sólo en Lucas 2:36-38. Los eventos descritos en estos versículos ocurrieron después de que María y José llegaron al Templo para la dedicación de Jesús (Yeshúa). “Y había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era avanzada en años y había vivido con su esposo siete años después de su matrimonio, y luego como viuda hasta la edad de ochenta y cuatro. Ella no abandonó los terrenos del templo, sirviendo noche y día con ayunos y oraciones. Y en ese mismo momento se acercó y comenzó a dar gracias a Dios, y continuaba hablando de Él a todos los que esperaban la redención de Jerusalén”.

Ana fue una verdadera profetisa. Su vida revela que Dios puede usar a una mujer mayor y piadosa si ella está dispuesta a servir al Señor. También es obvio que Dios respondió su oración para ver al Mesías. Dios le permitió permanecer con vida hasta que ella lo vio.

¿A quién usa Dios?

¡Dios usa burros y peces grandes! Utiliza jóvenes y ancianos. Utiliza hombres y mujeres. A veces, Dios nos sorprende con sus elecciones y sus formas inesperadas de hacer las cosas. Utiliza trompetas y marcha siete veces alrededor de un muro para vencer a un enemigo. No cabe en ninguna caja que podamos hacer.

En el sermón del apóstol Pedro en el día de Pentecostés (Shavuot), dijo: “Y sucederá en los últimos días, dice Dios, que derramaré de Mi Espíritu sobre toda carne; y sus hijos y sus hijas profetizarán, sus jóvenes verán visiones, y sus ancianos soñarán sueños; y aun sobre Mis siervos y sobre Mis siervas derramaré de Mi Espíritu en esos días, y profetizarán” (Hch 2:17-18).

Débora, Miriam y las otras profetisas de la Biblia podrían haber parecido opciones “fuera de la caja”. Dios, sin embargo, las escogió para que fueran Sus profetisas, así como también escogió a sus contrapartes masculinas.

Como mujer, batallé cuando la mesa directiva me pidió que dirigiera Puentes para la Paz. Incluso después de estar convencida de que Dios me estaba llamando, traté de convencerlo de que no lo hiciera, diciendo: “La gente no podría seguir a una mujer”. Pero aprendí que cuando Dios llama, Él equipa. No siempre ha sido fácil ser una mujer en el ministerio, pero siempre he sabido que Dios está conmigo. También tengo la bendición de tener un esposo que apoya el llamado de Dios en mi vida, así como innumerables esposas fieles han apoyado a sus esposos ministros.

Dios nos usará a todos si estamos dispuestos a escucharlo y obedecerlo fielmente. Quiero animarte a que respondas a Su llamado, sin importar si eres joven, anciano, hombre o mujer, soltero, casado o viudo. Él usa a personas inusuales —y a veces a burros— para lograr Sus propósitos.

Alaba siempre

Tanto Miriam como Débora cantaron cánticos de alabanza y victoria, dando honor a Dios por sus grandes actos. Después de la victoria sobre Faraón y el exitoso cruce del Mar Rojo, Moisés dirigió al pueblo en un canto de alabanza y victoria. Entonces Miriam condujo a las mujeres en una danza de victoria, tocando panderetas, diciendo: «Canto al Señor porque ha triunfado gloriosamente; al caballo y a su jinete ha arrojado al mar» (Éx 15:1).

Hoy, como en los tiempos de Miriam y Débora, enfrentamos muchos desafíos y, a menudo, fuerzas tremendas se oponen a nuestra fe e incluso a nuestra estabilidad. Las guerras rugen y las dificultades abundan. Así como en aquellos tiempos, Dios levantará líderes cuando Su pueblo clame a Él. Él está buscando a aquellos que dedicarán completamente sus vidas a Él en oración y acción justa. Cuando Él llame, Él equipará. Él estará contigo. Más que nada, Él está buscando a aquellos que le darán la gloria y la alabanza.

 Por: Rvda. Rebecca J. Brimmer, Presidenta Ejecutiva Internacional 

Traducido por Raquel González – Coordinadora Centro de Recursos Hispanos

Revisado por Robin Orack – Voluntaria en Puentes para la Paz   

 Bibliografía

Raver, Miki. Listen to Her Voice: Women of the Hebrew Bible. San Francisco: Chronicle Books, 1998.

Richards, Larry and Richards, Sue. Every Woman in the Bible. Nashville: Nelson Publishing, 1999.

Spangler, Ann and Syswerda, Jean E. Women of the Bible: A One-year Devotional Study of Women in the Scripture. Grand Rapids: Zondervan, 2007.

Tamari, Meir. Truths Desired by God: An Excursion into the Weekly Haftarah. Jerusalem: Gefen Publishing, 2011.

 

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