Jesús se preocupó por la oración
Uno de los sermones más importantes
predicados por Jesús (Yeshúa) —y el primero registrado en las
Escrituras— fue el Sermón del Monte. Durante este sermón, Jesús habló varias
veces de la oración. Aunque muchas otras porciones se refieren a las enseñanzas
de Jesús sobre la oración, esta carta de enseñanza examinará la oración en Mateo
5 y 6.
El Sermón del Monte fue impartido en
Galilea, a la comunidad judía de la que Jesús formaba parte. Su audiencia
estaba bien familiarizada con la oración. Desde la época de Esdras y Nehemías,
era una práctica aceptada orar tres veces al día. El Tanaj (AT)
tenía muchos ejemplos de oraciones poderosas que a veces daban lugar a
respuestas milagrosas (Elías en 1 Reyes 18:30-46 y Ana en 1 Samuel 1:9-28, por
ejemplo). El Templo de Jerusalén se llamaba «casa de oración» (Is 56:7b) y se
practicaba el ayuno. La gente de la época de Jesús buscaba milagros y
respuestas mientras sufría bajo el opresivo dominio romano. Sabían que
necesitaban a Dios. Me imagino que escuchaban con entusiasmo y esperanza cada
palabra que Jesús enseñaba.
Así como en aquel entonces, vivimos
en una época opresiva con muchas amenazas, y necesitamos desesperadamente la
intervención de Dios. En la época de Jesús, el pueblo debió conocer las
palabras de Dios a Salomón en el momento de la dedicación del Templo: «Y se
humilla Mi pueblo sobre el cual es invocado Mi nombre, y oran, buscan Mi rostro
y se vuelven de sus malos caminos, entonces Yo oiré desde los cielos, perdonaré
su pecado y sanaré su tierra» (2 Cr 7:14). Los dos versículos siguientes,
refiriéndose al Templo de Jerusalén, dicen: «Ahora Mis ojos estarán abiertos
y Mis oídos atentos a la oración que se haga en este lugar, pues ahora he
escogido y consagrado esta casa para que Mi nombre esté allí para siempre, y
Mis ojos y Mi corazón estarán allí todos los días» (2 Cr 7:15-16).
Con este contexto en mente,
consideremos algunas de las palabras de Jesús.
Ora por tus
enemigos (Mt 5: 44-48)
Lo último que la personas querían oír
era, probablemente, orar por sus enemigos. Es difícil orar por quienes nos
maltratan, a menos que la oración sea para alejarlos de nosotros. Recuerdo que
un hombre piadoso me dijo que oraba para que los líderes se encontraran con
Dios como lo hizo el apóstol Pablo en el camino de Damasco. Jesús (Yeshúa)
dice que no sólo debemos orar por ellos, sino bendecirlos incluso cuando nos
maldicen, hacerles el bien y amarlos. Esta fue una enseñanza provocadora.
Recuerda que los enemigos de la audiencia de Jesús eran los romanos, un pueblo
brutal que estaba destinado a tratar de destruir la nación judía. De hecho, en
el año 70 d.C., matarían a un gran número de judíos durante el asedio de
Jerusalén y llevarían al resto a la esclavitud y al cautiverio. ¿Cómo era
posible amarlos, bendecirlos, hacerles el bien y orar por ellos? Si somos
sinceros, sigue siendo un reto orar por aquellos que están destruyendo nuestra
economía, debilitando la fibra moral de nuestro mundo y que están
espiritualmente fuera de sintonía con Dios.
Oración desde el
corazón
La siguiente sección sobre la oración
se encuentra en Mateo 6:5-8. Jesús (Yeshúa) comienza diciendo: «Cuando
ustedes oren, no sean como los hipócritas» (v. 5). En su traducción del
Nuevo Testamento titulada «The Newer Testament«, Brad H. Young traduce
esta frase como: «No sean así como los fingidores». Se trata de personas
cuya motivación para orar está en duda. Jesús dice que están orando para ser
vistos por los hombres. En Mateo 7:21, Jesús dijo: «No todo el que me dice:
«Señor, Señor», entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad
de mi Padre que está en los cielos». Estos son hipócritas, o como Brad H.
Young los llama, fingidores. Muchos líderes religiosos han caído en los últimos
años. Tal vez sea por esto. Quizás sabían presentarse bien en público, pero sus
corazones estaban lejos de ser justos. Dios mira el corazón, y no podemos
engañarlo. Es un asunto del corazón.
En el judaísmo se enseña un concepto
llamado kavanah. Orar con kavanah significa orar
desde el corazón con intención, atención, propósito, devoción y concentración.
El Rabino Isaac Abravnel dijo: «Orar sin ‘kavanah’ es como un cuerpo sin
alma«. Lamentablemente, es posible orar sin ninguna participación del
corazón, pero esto no es agradable a Dios.
El lugar secreto
Dios está buscando al que tiene un
corazón para Él el cual le orará fervientemente en privado. Jesús (Yeshúa)
enseña que debemos ir al «lugar secreto» (Mateo 6:6) a puerta cerrada. Algunas
traducciones llaman al «lugar secreto» un ropero. En la época de Jesús, la
mayoría de la gente no tenía el lujo de tener habitaciones adicionales, y los
roperos no eran comunes. ¿A qué podría estar refiriéndose? Creo que Jesús se
refería al manto de oración (talit, una prenda de cuatro esquinas con
flecos anudados de borlas en las esquinas) que todos los hombres judíos
piadosos usan incluso en la actualidad. Debajo de las prendas se lleva un talit
katan (pequeño talit). A veces se pueden observar los
flecos anudados que cuelgan sobre el cinturón. Un talit más
grande se utiliza ceremonialmente, en la sinagoga y durante las oraciones.
Cuando se pasea, se lleva cuidadosamente colgado sobre los hombros, pero en
ciertos momentos de la oración, se levanta sobre la cabeza, encerrando
totalmente al adorador en su interior. Este es un lugar de total intimidad con
el Señor. El mundo queda fuera, y la oración es sólo entre la persona y su
Dios. El Rabino Goldie Milgram escribió: «El talit es un hogar espiritual
portátil». En la Escritura dice: «Y el fleco les servirá a ustedes para que
cuando lo vean se acuerden de todos los mandamientos del Señor, a fin de que
los cumplan y no sigan ni a su corazón ni a sus ojos, tras los cuales se han
prostituido» (Nm 15:39).
Los nudos de los flecos del talit simbolizan
todos los mandamientos de Dios, y el talit es un recordatorio
visible de la autoridad de Dios sobre su pueblo. Cuando uno se envuelve en
el talit, minimiza el riesgo de distraerse mientras sus ojos
revolotean alrededor. Más bien, toda la atención está en el Dios Altísimo y en
la comunicación con Él.
En este verso, creo que Jesús se
dirige a la motivación de nuestro corazón tocando las áreas del orgullo, la
hipocresía y la pretensión. Dios está buscando a aquellos que oren íntimamente,
no tratando de impresionar a los que están alrededor. Nos pide que minimicemos
las distracciones y le prestemos toda nuestra atención. El Salmo 91:1 se
refiere al lugar secreto diciendo: «El que habita al amparo del Altísimo
morará a la sombra del Omnipotente«. Los versículos que siguen son algunas
de las promesas más poderosas de la Biblia. Los oyentes de Jesús deben haber
pensado en este pasaje mientras Él hablaba.
Oración pagana
«Y al orar, no usen ustedes
repeticiones sin sentido, como los gentiles, porque ellos se imaginan que serán
oídos por su palabrería» (Mt 6:7). Hace muchos años, mi padre, el Dr. David
Allen Lewis, fue el mentor de una nueva cristiana, Dora Gugliotta. Antes de
venir a la fe en Jesús (Yeshúa), ella había estado involucrada en la
Meditación Trascendental (MT). Ella fue entrenada personalmente por el líder,
Maharishi Mahesh Yogi. A cada proponente de la MT se le da una palabra mantra
que debe decir repetidamente mientras medita. Se les dice que cada palabra es
única. Ella le dijo a mi padre que las palabras del mantra son en realidad los
nombres de los dioses hindúes. Dijo que su «dios» era un demonio que se le
aparecía regularmente cuando estaba en un trance profundo de meditación. No sé
si éste es el único significado de «repeticiones vanas», pero ciertamente es un
ejemplo moderno de adoración de ídolos o paganos. No debería haber ningún
momento en el que oremos a dioses paganos. Esto no se refiere a orar
repetidamente al único Dios verdadero. Orar a dioses falsos es totalmente
rechazado por Dios. De hecho, es romper uno de los Diez Mandamientos. El
verdadero creyente sólo debe adorar y orar al único Dios verdadero.
La Oración del
Señor
La oración más conocida que es rezada
por millones de cristianos se llama la Oración del Señor, la oración del
discípulo o el Padre Nuestro. Jesús (Yeshúa) dio esta oración a Sus
discípulos, diciendo: «Ustedes, pues, oren de esta manera…» (Mt 6:9a).
El Dr. Eli Lizorkin-Eyzenberg,
director del Centro Bíblico de Israel, planteó la pregunta: «¿Tiene [el
Padre Nuestro] algunos paralelismos conceptuales y de palabras significativos
en la tradición litúrgica judía? ¿Tiene el Padre Nuestro raíces litúrgicas
judías? La respuesta es claramente afirmativa». Continúa: «En primer
lugar, observe que el contenido del Padre Nuestro es el mismo que el concepto
litúrgico judío clave de אבינו מלכנו [pronunciado: Avinu
Malkenu], que cuando se traduce significa ‘Padre Nuestro, Rey Nuestro’.
De hecho, absolutamente todo en el Padre Nuestro se centra en la paternidad o
la realeza de Dios».
Estoy convencida de que cuando Jesús
enseñó esta oración a los discípulos, lo hizo en hebreo. Las frases de la
oración cuando se dicen en hebreo fluyen tan bellamente y tienen tantas
similitudes con la oración hebrea que ello luce casi seguro. En Jerusalén hay
una iglesia llamada Pater Noster, que está dedicada al Padre Nuestro. La
oración se encuentra en más de cien idiomas en toda la iglesia. Mientras que en
la mayoría de los idiomas sólo hay una placa, en hebreo hay tres, incluida una
grande en la entrada. Está tallada en piedra y las palabras están en la antigua
escritura hebrea utilizada en la época de Jesús. Según la tradición, esta
iglesia se asienta sobre la gruta o cueva donde Jesús enseñó la oración.
Quiero llamar tu atención sobre una
frase: «Santificado sea tu nombre» (Mt 6:9b). Yo solía pensar que esto
significaba que el nombre de Dios es santo, y que por lo tanto era una
declaración. Según la Concordancia de Strong, la palabra griega
es hagiazo, y significa hacer santo, purificar o consagrar,
venerar, santificar, ser santo o santificar. La frase se traduciría mejor como
«Que tu nombre sea santificado». El nombre de Dios ya es santo, pero santificar
el nombre de Dios es una llamada a la acción. En el judaísmo, existe un
concepto llamado kiddush haShem. Lo contrario es chillul
haShem. El primer significado es santificar el nombre de Dios, mientras que
el segundo es profanar el nombre de Dios. La Torá (Gn-Dt)
dice: «Así, pues, guardarán Mis mandamientos y los cumplirán. Yo soy el
Señor. No profanarán [chillul] Mi santo nombre, sino que seré
santificado [kiddush] entre los israelitas. Yo soy el Señor
que los santifico, que los saqué de la tierra de Egipto para ser su Dios. Yo
soy el Señor» (Lv 22:31-33).
Me siento retada a darme cuenta de
que la oración de Jesús en esta frase nos está animando a una acción justa para
que los que nos rodean sepan que nuestro Dios es santo. Estamos llamados a
santificar Su nombre en nuestras acciones cotidianas.
Hoy, necesitamos ser personas de
oración. Como vemos aquí, necesitamos orar con humildad, orar en el lugar
secreto, orar de corazón y orar como Jesús nos enseñó. No sólo seamos guerreros
de la oración, sino aquellos que santifican el nombre del Señor en nuestra vida
cotidiana.
por: Rvda. Rebecca J. Brimmer,
Presidenta Ejecutiva Internacional
Traducido
por Ileana Martínez – Voluntaria en Puentes para la Paz
Bibliografía
Breaking Matzo. https://breakingmatzo.com
Dobson, Kent, ed. NIV, First-Century Study
Bible: Explore Scripture in Its Jewish and Early Christian Context. Grand
Rapids: Zondervan, 2014.
Gordon, Nehemia and Johnson, Keith. A
Prayer to Our Father: Hebrew Origins of the Lord’s Prayer. Bedford:
Hilkiah Press, 2009.
“Kiddush Hashem.” Wikipedia. https://en.wikipedia.org/wiki/Kiddush_Hashem#
Lizorkin-Eyzenberg, Eli. “Does The Lord’s Prayer
have Jewish Liturgical Roots?” Israel Bible Weekly. https://weekly.israelbiblecenter.com/lords-prayer-jewish-liturgy/
Steinsaltz, Rabbi Adin. A Guide to Jewish
Prayer. New York: Schocken Books, 2000.
Young, Brad, H. Jesus the Jewish
Theologian. Grand Rapids: Baker Academic, 1995.
—— The Newer Testament. Tulsa,
Hebrew Heritage Bible Society, 2022.
Comentarios
Publicar un comentario