Cómo Evitar la Trampa de la Dependencia
Es muy triste y dañino, cuando los padres, las
empresas e incluso las instituciones gubernamentales fallan —o se niegan— a
seguir principios bíblicos sólidos y probados a través del tiempo.
Los padres continúan apoyando a sus hijos
hasta bien entrada la edad adulta, ya sea porque los jóvenes se han endeudado
irremediablemente o tan solo porque carecen de la motivación para mudarse y
descubrir los desafíos, las frustraciones y las recompensas de aprender a vivir
de forma independiente.
Algunas empresas, tal vez en nombre de la
compasión o la simpatía, continúan renovando el contrato a empleados
improductivos y desmotivados por temor a que despedirlos les cause angustia y
les dificulte cumplir con sus obligaciones financieras y mantener a sus
familias.
Recientemente me encontré en la necesidad
de despedir a un hombre que había recibido un contrato para realizar trabajos
de construcción muy necesarios en nuestro rancho para veteranos militares
discapacitados y con secuelas de batalla. El trabajo no era pequeño, costaría
más de $70,000 USD completarlo, pero en tres ocasiones el hombre no se presentó
para hacer el trabajo que había prometido. Por lo que contratamos otra empresa
y el trabajo ya se hizo. A pesar de que este contratista luego nos explicó
algunos de los problemas con los que había estado luchando, aún tenía trabajo
por hacer, y él no había cumplido con su compromiso.
Los gobiernos son conocidos por crear
dependencia entre las personas a las que gobiernan. Solo un ejemplo: el
Programa de Cupones para Alimentos en los Estados Unidos, administrado por el
Departamento de Agricultura, se enorgullece de distribuir el mayor total de
comidas gratis y cupones para alimentos de la historia, a más de 46 millones de
personas.
Mientras tanto, el Servicio de Parques
Nacionales, dirigido por el Departamento del Interior de los Estados Unidos,
hace este pedido a los visitantes de los parques nacionales: «Por favor, no
alimenten a los animales». Su razón declarada para la política es porque «los
animales se volverán dependientes de las limosnas y no aprenderán a cuidarse
solos».
Estoy completamente a favor de ayudar a las
personas cuando tienen necesidades legítimas, y la Biblia afirma la importancia
de hacerlo. Ezequiel 16:49, por ejemplo, hace una observación sorprendente: «Los
pecados de Sodoma eran el orgullo, la glotonería y la pereza, mientras que
afuera sufrían los pobres y los necesitados» [NTV].
Estamos llamados a ayudar a aquellos que
encontramos en necesidad, pero las Escrituras también advierten contra ayudar a
las personas de tal manera que crea una dependencia permanente. El apóstol
Pablo, abordando un problema de ociosidad entre las personas que formaban parte
de la iglesia antigua en Tesalónica, dio esta amonestación: «Cuando
estábamos con ustedes, les decíamos que quien no quiera trabajar tampoco tiene
derecho a comer» [2 Tesalonicenses 3:10 TLA].
Es interesante que el líder ruso Vladimir
Lenin presentó una prohibición similar como un principio necesario en el
socialismo. Fue incluido en la constitución rusa de 1918. El objetivo de Lenin
no era promover el cristianismo y confiar en la Biblia, pero incluso él
reconoció la validez de este precepto económico.
Como líderes empresariales y profesionales,
debemos ser sensibles y considerados con las necesidades de las personas que
trabajan para nosotros y con nosotros. Pero les hacemos una injusticia al
permitirles hacer un trabajo menos que aceptable. Como observa Proverbios 16:26
«Es bueno que los trabajadores tengan hambre; el estómago vacío los motiva a
seguir su labor» [NTV].
Por Ken Korkow - MANÁ DEL
LUNES es una edición semanal de CBMC INTERNATIONAL
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