Comenzando un Negocio a la Manera de Dios (Parte 1)
Si no tomo en cuenta las tarjetas de felicitación, los raspados de hielo o los periódicos que vendí cuando era niño, puedo decir que mi primer negocio fue una agencia de alquiler de autos. Después de cerrar ese negocio, me prometí que no volvería a emprender por mi cuenta nunca más. Entonces, cuando comencé a aprender que, si quieres hacer reír a Dios, tienes que contarle tus planes: pues sus planes son muy diferentes a los nuestros. ¡Por ello, he formado parte de al menos siete lanzamientos de negocios!
Dado que aquellos que rastrean las tendencias del mercado informan que se han iniciado más de un millón de negocios desde que comenzó la pandemia de COVID-19, parece apropiado un Maná del lunes que analice lo que la Biblia enseña sobre «Iniciar un negocio a la manera de Dios».
El primer principio que se debe tener presente al iniciar un nuevo negocio es: sigue el llamado y la dirección de Dios en lugar de tu propio plan. Luego procede en consecuencia. Como enseña el libro de los Proverbios: «Puedes hacer todos los planes que quieras, pero el propósito del Señor prevalecerá» [Proverbios 19:21 NTV].
Cuando tenía 25 años, dejé el mundo de la contabilidad pública y luché por determinar qué quería hacer a continuación. Leí sobre un nuevo concepto de renta de autos usados y me pareció una idea innovadora, así que comencé mi propia agencia. Nunca se me ocurrió buscar la dirección de Dios, preguntándole si pensaba que era una buena idea.
Mirando hacia atrás, mi único objetivo real era ganar mucho dinero. No tenía conocimiento ni pasión por el alquiler de automóviles, y no tenía una respuesta legítima para la pregunta, del que es el segundo principio: «¿Por qué debería existir este negocio?» Proverbios 20:5 enseña: «Los pensamientos humanos son aguas profundas; el que es inteligente los capta fácilmente». Si estás considerando lanzar un negocio, respóndete: «¿Por qué debería existir ese negocio?» Si tu única respuesta es ganar dinero, busca un mejor propósito para tu carrera.
Después de que mi hijo fuera diagnosticado con autismo, un grupo de padres y yo decidimos iniciar una escuela para niños con necesidades especiales. Algunos profesionales nos aconsejaron que podríamos establecer una escuela para niños con problemas de aprendizaje o autismo, pero que no podíamos atender a ambos.
Como padres, nos resistimos a aceptar esa conclusión. Nos tomó varios meses, pero finalmente llegamos a la respuesta de que los profesionales tenían razón, que no podíamos hacer ambas cosas de manera efectiva. Descubrimos el tercer principio para iniciar un negocio: determinar a quién servirá. Entonces, desarrollamos una escuela para discapacidades de aprendizaje, aunque varios de nuestros niños nunca podrían asistir. Desde entonces, esa escuela ha ayudado a más de 1,000 niños.
Mateo 6:24 enseña: «Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro...». Tu negocio necesita un mercado bien definido. La falta de un enfoque comercial claro puede resultar en ir en demasiadas direcciones diferentes, sin poder atender adecuadamente a nadie.
En la próxima entrega de Maná del Lunes hablaremos de los tres principios restantes, basados en la Biblia, para comenzar un negocio.
Por Rick Boxx - MANÁ DEL LUNES es una edición semanal de CBMC
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