Tomar Decisiones Éticas en un Mundo Gris

Algunas personas ven todo en blanco y negro, correcto e incorrecto, bueno y malo. Otros ven un océano gris, sin nada firmemente plantado de un lado o del otro. La vida podría ser más fácil si las Escrituras tuvieran una respuesta clara para cada posible dilema ético. Pero ese simplemente no es el caso. De hecho, la Biblia ni siquiera da una respuesta definitiva a todas las preguntas éticas discutidas en sus páginas. Entonces, ¿cómo se supone que el seguidor de Jesucristo debe tomar las decisiones correctas cuando viaja a través de esas difíciles áreas grises de la vida?

Todos estamos sujetos al mismo estándar de ética cuando se trata de mandamientos bíblicos. Por ejemplo: «No robarás» no se aplica solo al cajero de una tienda. Se aplica a todos: ricos o pobres, jóvenes o viejos. Sin embargo, más allá de los mandatos bíblicos obvios, existe un mundo de preferencias, opciones y opiniones en el que lo que es correcto para una persona puede no ser aceptable para otra.

Lo que se necesita, entonces, es un filtro que ayude a tomar decisiones éticas sobre temas que no se abordan directamente en ningún pasaje específico de las Escrituras. No podemos simplemente mirar lo que dicen las leyes, porque a veces la ley dice lo que está permitido, pero no si siempre debemos hacerlo. Como dijo el ex juez de la Corte Suprema de los EE. UU., Potter Stewart: «La ética es saber la diferencia entre lo que tienes derecho a hacer y lo que es correcto hacer».

¿Qué filtro debemos usar? Hay muchos recursos, pero aprecio las verdades incrustadas en las Escrituras que se pueden aplicar a diversas situaciones. Mi filtro personal para navegar el panorama ético diario proviene de dos pasajes del Nuevo Testamento, Romanos 14 y 1 Corintios 10:23-33.

Ambos se refieren a si los seguidores de Cristo deben comer carne ofrecida a los ídolos. Esta no es una preocupación apremiante en el mercado actual, pero los principios y las preguntas que guiaron la discusión del apóstol Pablo sobre ese tema también se pueden aplicar a varias áreas grises de la actualidad:

1. ¿Está permitido? (Si hay un mandato bíblico claro en contra, entonces no está permitido).

2. ¿Conducirá a la paz y al mejoramiento mutuo?

3. ¿Es beneficioso, rentable o constructivo?

4. ¿Tienes en el corazón el bien hacia los demás?

5. ¿Honra el nombre y la reputación de Dios?

Un «no» a cualquiera de estas preguntas debería significar un «no» a la decisión. De esa manera, estas preguntas sirven como una especie de ancla. Sin embargo, el desafío no es hacer esto solo una vez, sino una y otra vez, fortaleciendo el musculo de la ética. El comportamiento ético no puede ser una decisión de última hora. Como dijo el filósofo griego Aristóteles: «Somos lo que hacemos repetidamente».

Nuestra ventaja ética debe permanecer nítida. Nuestro celo por lo verdadero, lo bueno y lo bello debe permanecer fuerte.

El erudito británico del Nuevo Testamento N.T. Wright lo dijo de esta manera: «La ética cristiana no es una cuestión de descubrir lo que está pasando en el mundo y ponerse en sintonía con ello. No se trata de hacer las cosas para ganar el favor de Dios. No se trata de tratar de obedecer libros de reglas polvorientos de hace mucho tiempo o de muy lejos. Se trata de practicar, en el presente, las canciones que cantaremos en el nuevo mundo de Dios».

Por Stephen R. Graves - MANÁ DEL LUNES es una edición semanal de CBMC INTERNATIONAL

 

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