El poder de vivir una vida feliz
Ah, contentamiento. Una vida libre de
preocupaciones, miedos, ansiedades… esos enemigos de la existencia piadosa. Un
buen auto, una linda casa, seguridad financiera, el cónyuge perfecto, los hijos
perfectos, la iglesia perfecta… de eso se trata el contentamiento, ¿verdad?
Incorrecto, pero desafortunadamente, muchas personas aceptan esa definición en
la actualidad.
Y en lugar de ayudarnos a encontrar
el camino hacia la satisfacción, poner nuestra esperanza en esta visión falsa
es una receta segura para la infelicidad. La vida se convierte en un ejercicio
constante de comparación y parece que nunca estamos a la altura. Mi casa no es
lo suficientemente grande, mi auto lo suficientemente nuevo, mi ropa lo
suficientemente elegante. Impulsadas por las redes sociales, nuestras vidas se
convierten en una carrera, apresurándonos a adquirir lo próximo que podría
traernos felicidad. Somos bombardeados por imágenes y propaganda,
convenciéndonos de que necesitamos más y merecemos algo mejor.
Sin embargo, las redes sociales no
son las únicas culpables. Internet, la televisión, los juegos e incluso los
espectaculares son parte del problema. Hoy en día, la persona promedio puede
encontrar la asombrosa cantidad de 6,000 a 10,000 mensajes por día que generan
descontento al decirnos que nuestras vidas simplemente no son correctas a menos
que tengamos lo que sea que estén promoviendo. Y en nuestros días de
información instantánea, parece que la sociedad vive en un constante estado de
infelicidad.
Una vida feliz
La Biblia nos dice que “la piedad
es gran ganancia cuando va acompañada de contentamiento” (1Tim
6:6). Pero cuando observamos el mundo que nos rodea, ¿sabemos siquiera cómo
sería una vida feliz? E incluso si lo hiciéramos, ¿es realmente un objetivo
alcanzable? Hay docenas de versículos bíblicos que nos animan a llevar una vida
de contentamiento y a alejarnos de las cosas que causan descontento.
Obviamente, esto es fundamental para la vida de piedad que Dios desea que
vivamos; es un llamado a la vida de cada creyente. Además, podemos estar
seguros de que cualquier cosa que Dios nos llame a hacer, Él nos da poder para
lograrlo.
El contentamiento significa estar
satisfecho con lo que tienes, quién eres y dónde estás. Es respetar la realidad
del presente confiando tu futuro en manos del Dios que te ama apasionadamente.
La Biblia nos llama a enfocarnos en nuestras convicciones, no en nuestras
circunstancias, creyendo que el poder, el propósito y la provisión de Dios son
siempre suficientes. Es aprender a caminar a través de la adversidad
descansando en las promesas de Dios a pesar de lo que sucede a nuestro
alrededor.
Innumerables fuentes nos dicen que la
satisfacción solo se puede encontrar si “nos esforzamos” por lograr obtenerla.
Por supuesto, resistir la tentación de caer en el descontento requiere coraje y
compromiso. A veces, podemos sentir como si estuviéramos atrapados en un
combate cuerpo a cuerpo con un enemigo muy real que está decidido a hundir
nuestros esfuerzos. Sin embargo, creo que la verdadera satisfacción se
encuentra cuando equilibramos el “esfuerzo” con otros tres principios fundamentales:
confianza, descanso y gratitud.
Confianza
Es imposible vivir una vida feliz, a
salvo en los brazos del Señor, si no confiamos en Él; y por más que nos
esforcemos, no lograremos que esa confianza se vuelva una realidad. La
confianza nace de una relación, caminando de la mano con Él, estudiando Su
Palabra y creyendo no sólo en quién Él es, sino quiénes somos nosotros en Él.
Muchos de nosotros estamos cautivos por una identidad falsa basada en nuestras
experiencias de vida, nuestros fracasos y decepciones, y las opiniones
negativas de los demás. Podemos creer que somos inútiles, indignos e incluso
imperdonables. Nos sentimos impotentes, derrotados, destinados a caminar sin la
victoria. Mientras nos permitamos creer que eso es lo que somos, entonces eso es
lo que seremos. La felicidad permanecerá lejos de nuestro alcance.
Pero si creemos que Dios es quien Él
dice que es: el Dios amoroso y misericordioso para quien nada es imposible, el
Dios que dice que nunca nos dejará ni nos abandonará, que nos ama con amor
eterno, que perdona nuestros pecados y los aleja tanto como está alejado el
este del oeste; entonces también tenemos que creer que somos quienes Él dice
que somos. Los Escritos de los Apóstoles (NT) nos dicen esto:
1. Eres una
nueva creación (2 Cor 5:17).
2. Eres más que
vencedor (Ro 8:37).
3. Nada te puede
separar de Su amor (Ro 8:38-39).
4. Estás
completamente justificado delante de Él (Ro 8:30).
5. Estás muerto
en Yeshúa (Jesús) (Ro 6:6).
6. Estás vivo
en Yeshúa (Ro 6:8, Ef 2:5).
7. Eres libre de
condenación (Ro 8:1).
8. Eres
santificado, santo y apartado (1 Cor 6:11).
9. Eres la
justicia de Dios (2 Cor 5:21).
10. Eres escogido
y sin mancha (Ef 1:4).
11. Estás sentado
en lugares celestiales (Ef 2:6).
12. Eres obra de
Dios, hecho a mano por Él para buenas obras (Ef 2:10).
13. Eres un
hacedor de la Palabra (St 1:22).
Él dice que somos Sus hijos e hijas,
y en Su Palabra, deja bastante claro que todo lo que es Suyo también es
nuestro. Todas nuestras necesidades serán suplidas, cada oración será
respondida. Él será nuestro escudo y nuestro defensor. Él nos dará poder para
manejar cualquier cosa que se cruce en nuestro camino, y es Su voluntad que
caminemos en el poder y la autoridad del Espíritu Santo. Una vez que eso se ha
asentado en nuestros corazones, es difícil estar descontentos.
Descanso
Vivimos en un mundo loco en el que
cuanto más ocupados estamos, más nos admiran nuestros compañeros. Descansar ni
siquiera está realmente en nuestro vocabulario. ¡Somos fuertes, somos
independientes y estar “sumamente ocupados” es una insignia de honor! Pero esto
es lo opuesto a la vida que Dios desea que tengamos. “Descansa en el Señor y
espéralo con paciencia” (Sal 37:7a NKJV).
Nuestro constante apresuramiento
entre una cosa y otra, el nunca parar para tomar un respiro; no solo es poco
saludable para nuestro cuerpo, sino que también nos debilita espiritualmente.
Vivir una vida así nos mantiene enfocados en nuestras circunstancias y abre la
puerta para que el enemigo nos tiente con el descontento. Pero el Señor dice
que Él quiere que descansemos en perfecta paz, en esa tranquila calma que Él da
a aquellos que confían en Él, lo aman y lo obedecen sin importar sus
circunstancias.
Confiar en Él también significa creer
en Su soberanía, comprender que, en última instancia, Él tiene el control.
Nuestras vidas son Suyas, le pertenecemos a Él y podemos creer que Él siempre
desea nuestro bien, incluso cuando nuestras circunstancias nos hagan creer lo
contrario. “Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan
para bien, esto es, para los que son llamados conforme a Su propósito” (Ro
8:28).
La frase griega “llamados conforme a
Su propósito” también podría traducirse como “elegidos divinamente para ser
presentados a la vista del público”. Una vez que nos convertimos en creyentes,
hemos respondido a la invitación de Dios de ser exhibidos, amarlo y vivir de
tal manera que constantemente revelemos a quienes nos rodean quién es Dios y la
gloria y la maravilla de tener una relación con Él.
Pero en nuestras agobiadas vidas del
siglo XXI, hace falta otra palabra en nuestro vocabulario: rendición. Hemos
sido condicionados para luchar por la independencia, resolver nuestros propios
problemas y cuidar de nosotros mismos y de quienes nos rodean. En contraste,
Dios dice que debemos apoyarnos en Él, dejar de luchar y descansar
completamente dependientes de Él. El mundo quiere hacernos creer que debemos
ser fuertes, pero el apóstol Pablo nos dice que él era más fuerte cuando estaba
en su punto más débil (2 Cor 12:10). Cuando soltamos nuestras cargas y con gozo
entregamos nuestra voluntad a la Suya, realmente podemos “descansar”. Y
mientras pasamos tiempo con Él, disfrutándolo y sumergiéndonos en Su Palabra,
nos damos cuenta de que lo que ofrece el mundo es distracción y tentación. Pero
Dios se ofrece a Sí mismo… y con Él vienen el descanso y la alegría. El autor
puritano del siglo XVII Jeremiah Burroughs, escribió: «El contentamiento es
ese marco de espíritu: dulce, íntimo, tranquilo y lleno de gracia, que se
entrega libremente y se deleita en la disposición [autoridad] sabia
y paternal de Dios, en todas las condiciones». Véase también Éxodo 33:14.
Gratitud
La gratitud se define como la
cualidad de estar agradecido; disposición a mostrar aprecio por la bondad. Como
personas que confiamos en la fidelidad de Dios y descansamos en el conocimiento
de Su amorosa soberanía, nuestras reacciones pueden apartarnos de aquellos que
viven sin esta esperanza. Tener pensamientos de gratitud en realidad aumenta la
producción de dopamina en nuestro cerebro, inundándonos de sensaciones
agradables. Cuanta más dopamina producen nuestros cerebros, más desean.
Entonces, estar agradecido es una especie de estado que se perpetúa a sí mismo.
Vivir una vida feliz es imposible sin gratitud. Los expertos nos dicen que
también nos hará experimentar algunos beneficios para la salud. Aquellos que
han cultivado la gratitud experimentan un sistema inmunológico más fuerte,
menos dolor en las articulaciones, menor presión arterial, mejor sueño, más
compasión y menos soledad. Esto puede ser una novedad para nosotros, pero el
salmista lo entendió hace más de 2000 años (ver Salmo 103:2-5).
La gratitud es como una armadura que
nos protege de la tentación del descontento. Si llenamos nuestras mentes con
pensamientos de la grandeza de Dios en todo lo que Él es y ha hecho por
nosotros, incluso con pensamientos del crecimiento que experimentamos en los
tiempos difíciles; no quedará lugar para la trampa negativa que el enemigo ha
tendido.
Una lección de
Pablo
En los escritos de Pablo se
encuentran muchas referencias sobre el contentamiento. A pesar de que él había
vivido una vida extremadamente difícil: golpeado, azotado, encarcelado y
náufrago, nadie ha sido un defensor más elocuente de la importancia del contentamiento.
“No que hable porque tenga
escasez, pues he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación. Sé
vivir en pobreza, y sé vivir en prosperidad. En todo y por todo he aprendido el
secreto tanto de estar saciado como de tener hambre, de tener abundancia como
de sufrir necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Fil
4:11-13).
Cuando Pablo escribió estas palabras,
se encontraba en una prisión romana esperando la sentencia que significaría su
muerte. A diferencia de su primer arresto romano, cuando se le permitió vivir
en una casa alquilada con libertad de movimiento y el apoyo de otros creyentes,
esta prisión era infame por sus horrores. Antes de su sentencia, los presos
vivían amontonados en una gran sala de piedra sin ventilación y con muy poca
comida. Una vez sentenciados, eran bajados con cadenas a través de un hoyo en
el piso de su celda hasta un calabozo subterráneo: infestado de ratas, sucio,
húmedo y oscuro; aquí los prisioneros esperaban su ejecución. Fue bajo estas
circunstancias que Pablo animó a los creyentes de Filipos a estar contentos en
todas las situaciones.
Como Pablo, tenemos el poder de vivir
una vida feliz porque no estamos esclavizados a nuestras circunstancias.
Nuestras vidas están escondidas con Yeshúa (Jesús) en Dios y
tienen sus raíces en nuestra dependencia de Él, no en nuestra independencia.
Sabemos quién es nuestro Dios y podemos confiar en que Su abrumadora fidelidad
y su extravagante amor siempre se manifestarán a favor de nosotros. Nuestros
corazones rebosan de gratitud por todo lo que Él ha hecho, está haciendo y hará
en nuestras vidas, sin importar cómo puedan parecer las cosas. Creo que Pablo
estaría de acuerdo con Burroughs cuando dijo: «No hay obra que Dios haya
hecho —el sol, la luna, las estrellas y todo el mundo— en la que se muestre
tanta gloria de Dios como en el hombre que vive feliz en medio de todas sus
circunstancias».
Por: PUENTES PARA
LA PAZ - Rvda. Cheryl L. Hauer, Vicepresidenta Internacional
Traducido por Raquel González – Coordinadora Centro de Recursos Hispanos
Revisado
por Robin Orack – Voluntaria en Puentes para la Paz
Bibliografía
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Jeter, Derrick, G. “Historical Background of Paul’s
Final Imprisonment.” The Bible-Teaching Ministry of Pastor Chuck
Swindoll. https://www.insight.org/resources/article-library/individual/historical-background-of-paul-s-final-imprisonment
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Vine, W.E., Unger, F. Merrill and White,
William. Vine’s Complete Expository Dictionary of Old and New Testament
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