Cómo podemos librarnos de los demonios?
La lucha no es carnal, sino espiritual, y si no nos fortalecemos los
demonios seguirán teniendo parte en la vida de los hijos de Cristo, así que
debemos ponernos la armadura de Cristo para alcanzar la victoria que tanto
anhelamos.
Debemos entender que se trata de una guerra espiritual donde
nosotros somos los guerreros que derrotaremos a las huestes de maldad. Por lo
cual debemos primeramente revestirnos del Espíritu santo para estar preparados
realmente.
Tenemos que solicitar al Dios Todopoderoso para que nos permita
ser bendecidos con la presencia del Espíritu Santo, de esta manera estaremos
protegidos de los demonios que quieren amedrentar a los hijos de Dios.
Así que cuando permitimos que Cristo permanezca en nosotros,
estamos creando un hombre nuevo, destruyendo al viejo hombre donde este demonio
habitaba y construyendo al nuevo hombre en Cristo Jesús para que no pueda
entrar otra vez esta hueste maligna.
Como hemos señalado con anterioridad, todos podemos ser atacados
por los demonios y pueden estar asechándonos sin darnos cuenta. Por esta razón
es muy importante saber cómo liberarnos de estos demonios, y recordad que no
estamos solos y que Jesucristo ya venció esta batalla por nosotros, por lo
cual, cuando comenzamos la batalla de echar fuera demonios ya estamos en
victoria.
De esta manera, el sacrificio que Jesús hizo en la Cruz del
Calvario es más que suficiente para tener todo el derecho de reclamar ser
liberado de los demonios que asechan a las personas y que también pueden atacar
a los hijos de Dios, especialmente porque el plan del diablo es destruir la
obra de Dios aquí en la tierra, pero tal como lo dice la palabra ya Satanás
están vencido:
“Así que, por cuanto los
hijos participan de carne y sangre, El igualmente participó también de lo mismo,
para anular mediante la muerte el poder de aquel que tenía el poder de la
muerte, es decir, el diablo, y librar a los que, por el temor a la muerte,
estaban sujetos a esclavitud durante toda la vida” (Hebreos 2:14-15)
De esta manera que para echar fuera demonios debemos mantener la comunión diaria con Dios, vestirnos con la armadura de Cristo y fortalecernos mediante su palabra. Los primeros pasos que debemos llevar a cabo son los siguientes:
1.- Reconocer la presencia
de demonios
No podemos echar fuera demonios si negamos su existencia o si
pensamos que todo marcha bien, debemos estar claros de que existe un mundo
espiritual de las tinieblas que asecha y que anda como león rugiente buscando a
quien devorar. Eso lo debemos tener claro y para ello debemos pedirle
discernimiento a Dios mediante su palabra.
2.- Reafirmar la fe en Cristo
Sin fe es imposible agradar a Dios, por lo cual esto es fundamental en la vida de un creyente, ya que nuestra fe debe ser inquebrantable. Debemos acercarnos cada día más a Cristo y pedirle su protección y su resguardo, y debemos arrepentirnos de corazón para que él pueda limpiarnos y renovarnos cada día, ya que estamos rodeados de cosas malas, propias de este mundo y podemos fácilmente contaminarnos.
3.- Creer en un solo y verdadero
Dios
No se pueden servir a dos señores, no se puede estar en la luz y en la oscuridad al mismo tiempo. Por lo cual debemos honrar, glorificar y creer fielmente en un solo Dios, el creador del cielo y de la tierra, Jehová de los ejércitos, el Todopoderosos, el Gran Yo Soy. No hay nadie que pueda sustituir su poder y majestad. Si tenemos esto presente en nuestro corazón, ningún espíritu maligno puede obrar contra nosotros porque estamos revestidos con la sangre del cordero.
4.- Leer las Sagradas
Escrituras
Como creyentes debemos tener conocimientos de Dios, su
propósito, sus mandamientos, sus promesas, sus milagros y prodigios. Y para
ello es necesario alimentarnos de la palabra del Señor que nos proporciona
sabiduría de lo Alto y nos da las herramientas para combatir el mal, y tener
palabras de autoridad frente al enemigo que pretende amedrentarnos.
Al respecto la palabra nos muestra que Satanás vino a engañarnos junto con su hueste maligna, tal como se puede apreciar en el siguiente pasaje: “Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él” (Apocalipsis 12:9)
En este sentido,
no debemos poner en duda nunca la existencia de los demonios, ya que ellos
fueron echados del cielo y están en la tierra, así que Satanás no está solo, ya
que hay ángeles caídos que fueron echados junto con él. Por lo cual debemos
saber distinguirlos para echarlos definitivamente.
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