Cuando lo Bueno se Encuentra en el Camino de lo Mejor
¿Alguna vez has considerado que, a
veces, hacer cosas buenas puede ser incorrecto? Cuando el Titanic se hundía, es
posible que algunos de los empleados del barco se estuvieran preparando para
limpiar el suelo o servir la cena, por ejemplo. Ambas cosas eran buenas, pero
no se necesitaban en ese momento.
La vida nos presenta muchas «cosas
buenas» que podemos hacer para usar nuestro tiempo, energía y talentos.
Podríamos decir que no hay nada de malo en hacer cosas buenas, a menos que nos
impidan hacer cosas mejores. En su libro devocional: My Utmost for His
Highest (Mi Máximo para Su Grandeza), Oswald Chambers observa en varias de
sus meditaciones que «lo bueno es enemigo de lo mejor». El tiempo y la
experiencia me han enseñado que tenía razón.
En el mundo empresarial y profesional,
encontramos cosas buenas que hacer todo el tiempo. Pero si queremos que
nuestras vidas —y nuestro trabajo— realmente importen, que marquen una
diferencia en las vidas de las personas con las que conectamos todos los días,
sería prudente aprender a distinguir las cosas meramente «buenas» de las
«mejores». Esto es especialmente cierto para aquellos que deseamos seguir y
servir a Jesucristo a través de nuestras búsquedas vocacionales.
El autor Ray Comfort habla de un anciano
que temblaba mientras hablaba durante un servicio religioso: «¡Cuando era
joven, me entregué a los deportes!», contaba. En retrospectiva, se dio cuenta
de que su preocupación, a expensas de muchas cosas importantes, era una pérdida
de tiempo. El hombre suplicó a los que estaban escuchando, especialmente a los
jóvenes, que dedicaran sus vidas a lo mejor: servir a Dios en cada área.
En las Escrituras encontramos este
consejo: «Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al
corazón sabiduría» [Salmo 90:12 RVR]. Y San Pablo nos desafía, diciendo: «Saquen
el mayor provecho de cada oportunidad en estos días malos» [Efesios 5:16
NTV]. Esto no significa que el tiempo en sí sea malo, pero no podemos ahorrar
tiempo para usarlo otro día. El tiempo pasará lo queramos o no, por lo que
debemos usarlo de la mejor manera posible.
Alguien dijo: «Si Satanás no puede hacer
que hagas 'mal', él es perfectamente feliz cuando simplemente dedicas tu vida
para hacer lo ‘bueno'”. En otras palabras, nos lleva a abandonar las 'mejores'
cosas que pudieras estar haciendo.
Paul Tripp, otro autor y orador notable,
nos da esta idea sobre no confundir las cosas buenas con las mejores: «Todas
las glorias del mundo físico creado sirven a este único propósito: recordarnos
y señalarnos la gloria de Dios…. El mundo físico es maravillosamente glorioso,
pero nunca tuvo la intención de ser nuestro punto de destino, como tampoco es
una señal que apunta hacia algo debe ser el final del viaje…. La señal no es la
cosa; el letrero te señala la cosa».
»Lo mismo puede decirse de la creación
física. No es (para lo que) fuiste hecho para vivir. Fuiste hecho para señalar
esa cosa para la que fuiste creado para vivir, y esa cosa es Dios y solo Dios.
Qué triste es cuando una persona busca lo que no se encuentra en algo que no
puede entregar (lo que busca). Pero mucha, mucha gente hace esto todos los
días. Buscan la gloria creada para encontrar lo que no se puede encontrar
allí».
Entonces, ¿cuáles son esas «mejores
cosas» en las que debemos centrarnos? Crecer en intimidad con Dios y en
obediencia a Él, para que Su carácter se desborde en la vida de los demás es
uno de ellos. Como dice el apóstol Pablo: «Así que somos embajadores de
Cristo; Dios hace su llamado por medio de nosotros. Hablamos en nombre de
Cristo cuando les rogamos: "¡Vuelvan a Dios!"» [2 Corintios 5:20
NTV]. ¿Qué podría ser mejor que servir y representar al Señor a través
de nuestra vida profesional y personal, y ayudar a otros a llegar a conocerlo
también?
Por Ken Korkow - MANÁ DEL
LUNES es una edición semanal de CBMC INTERNATIONAL
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