Cuando el Talento No Es Suficiente
Lo vemos en el mundo del deporte todo el
tiempo. El equipo aparentemente más talentoso pierde, a veces incluso totalmente
dominado por un oponente menos capaz. Este es un tema común en las películas de
drama sobre deportes, una especie de recuento de la historia de David y Goliat,
donde el desvalido prevalece sobre el gran favorito, pero con balones de
fútbol, béisbol, baloncesto y discos de hockey en lugar de piedras, espadas y
lanzas.
Pero este fenómeno no es exclusivo de
las competencias deportivas. También lo vemos en otras áreas de la vida,
incluso en el mundo empresarial y profesional. Un vendedor, que tiene todas las
habilidades naturales que cualquiera podría pedir, ve cómo un rival menos
talentoso e incluso menos experimentado le gana una cuenta importante. O ante
un negocio donde parecía tener todas las ventajas, terminamos superados por un
competidor más pequeño, pero ferozmente determinado. ¿Cómo es que sucede eso?
El orador y consultor motivacional Tim
Kight podría tener la respuesta, aunque es simple: «La disciplina vence al
talento, cuando el talento carece de disciplina».
Mucha gente posee la «materia prima»,
elementos como inteligencia, habilidad y talento innatos, educación y
entrenamiento formal. Sin embargo, frecuentemente no son suficientes para
garantizar el éxito. Ahí es donde la disciplina entra en juego. En el mundo
deportivo, esto incluye largos períodos de práctica, entrenamiento con pesas,
innumerables horas estudiando el libro de jugadas, viendo películas de la
propia actuación y de los próximos oponentes, invirtiendo el esfuerzo adicional
necesario para sobresalir.
El aspecto de la disciplina en el
mercado depende del campo específico del que hablemos, siempre se ve igual:
trabajo duro, dedicar todo el tiempo que sea necesario, llevar una preparación
minuciosa y tener disposición para recibir y dar la bienvenida a críticas
constructivas. No todo el mundo está dispuesto a hacer estas cosas y por eso,
como dice Kight, la disciplina vence al talento cuando el talento carece de
disciplina.
La disciplina es un ingrediente clave
para el crecimiento espiritual, para convertirnos en la persona que Dios quiere
que cada uno de nosotros se convierta, incluso en el lugar de trabajo.
Considera lo siguiente:
1. La disciplina no suele ser divertida. ¿Cuándo fue la última vez que viste a alguien entrenando para un
maratón o un evento de triatlón que siempre estuviese sonriendo? Rara vez,
porque, aunque es necesario, un entrenamiento riguroso no está exento de
dificultades. «Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa
de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que
en ella han sido ejercitados» [Hebreos 12:11 RVR].
2. La disciplina nos enfila en la
dirección correcta. Los líderes más efectivos son aquellos
que demuestran disciplina en su propia conducta y hábitos de trabajo, dando
ejemplos sólidos y positivos para quienes los siguen. «Los que aceptan la
disciplina van por el camino que lleva a la vida, pero los que no hacen caso a
la corrección se descarriarán» [Proverbios 10:17 NTV].
3. La disciplina en forma de corrección
mejora el rendimiento. «Ninguno de nosotros es tan inteligente
como todos nosotros juntos», dice un dicho popular. La disciplina de recibir
corrección voluntariamente puede ayudar a convertir a un buen actor en un actor
estrella. «Despreciar la disciplina es no apreciarse uno mismo; obedecer la
corrección es poseer entendimiento» [Proverbios 15:32 RVC].
Robert J. Tamasy - MANÁ DEL
LUNES es una edición semanal de CBMC INTERNATIONAL
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