Cuando Golpea la Adversidad, ¿Qué Tan Resiliente Eres?

 

Hay un refrán que dice: «En toda vida, debe caer un poco de lluvia». ¡Qué ironía! A veces, esa «pequeña lluvia» se convierte en una tormenta en forma, una que deja sus estragos por un tiempo. Sin duda, todos tenemos que enfrentarnos a la adversidad de vez en cuando, a veces es tan solo una molestia, pero otras una gran crisis. Las únicas preguntas valederas son: ¿cuándo llegará y cómo se abordará?

El comunicador, autor y entrenador de líderes Tim Kight manifiesta que las personas responden ante la adversidad de diferentes maneras. «Algunos aprenden a ser resilientes antes de que golpee la adversidad», dice. «Otros aprenden resiliencia por la adversidad, y otros no logran aprender resiliencia, incluso en medio de la adversidad. La conclusión es: la adversidad es inevitable, la resiliencia es opcional».

Kight tiene un buen punto. Sabemos que algunos días va a llover, así que compramos un paraguas. Del mismo modo, la adversidad vendrá en nuestro camino. Podemos prepararnos para ello de antemano, tratar de hacer frente a la adversidad cuando llegue, o podemos reaccionar con terquedad e ira, como si de alguna manera fuésemos inmunes a ella.

Durante mi vida y mi carrera, lo ‘inesperado’ ha sido un visitante frecuente; desafíos y cambios laborales, obstáculos financieros, problemas familiares, problemas de salud, incluso los momentos inoportunos cuando el coche se avería. Y mi respuesta a estas circunstancias no siempre ha sido la misma.

Al principio, pensé ingenuamente que la vida sería como una carretera fácil de manejar, así que cuando llegó la adversidad, no estaba preparado para los atascos, los baches y los desvíos. Una vez que me di cuenta de que, como todos los demás, enfrentaría tiempos de adversidad, me volví más adaptable, aprendiendo a cómo lidiar con nuevos problemas por las experiencias de los fracasos del pasado. Años de experiencia me han enseñado la sabiduría de anticiparme y prepararme para la adversidad. No tengo que buscarla, simplemente reconozco que inevitablemente vendrá. Así que será mejor que esté listo y, como dice Kight, resiliente.

La Biblia tiene mucho que decir sobre la adversidad y la resiliencia, verdades que sería prudente tener para usarlas en el futuro. Aquí hay unos ejemplos:

1.     La adversidad puede servir para un buen propósito. El crecimiento personal y la fuerza interior se desarrollan con el tiempo, a través del proceso de lucha, dolor y determinación. El apóstol Pablo nos enseña: «También nos alegramos al enfrentar pruebas y dificultades porque sabemos que nos ayudan a desarrollar resistencia. Y la resistencia desarrolla firmeza de carácter, y el carácter fortalece nuestra esperanza segura de salvación. Y esa esperanza no acabará en desilusión. Pues sabemos con cuánta ternura nos ama Dios, porque nos ha dado el Espíritu Santo para llenar nuestro corazón con su amor» [Romanos 5:3-5 NTV]. 

2.     La adversidad nos enseña a perseverar y a no darnos por vencidos. Las dificultades de la vida pueden desanimarnos e incluso tentarnos a rendirnos. Pero a medida que lidiamos con las tormentas, descubrimos el valor de cumplir con nuestros compromisos y las recompensas que siguen. La Biblia dice: «Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando estén pasando por diversas pruebas. Bien saben que, cuando su fe es puesta a prueba, produce paciencia. Pero procuren que la paciencia complete su obra, para que sean perfectos y cabales, sin que les falta nada» [Santiago 1:2-4 RVC].

3.     La adversidad genera confianza. Cuando llegan tiempos difíciles que no comprendemos, puede hacer que nos volvamos con fe a Aquel que sí comprende. «Confía en el Señor con todo tu corazón; no dependas de tu propio entendimiento. Busca su voluntad en todo lo que hagas, y él te mostrará cuál camino tomar» [Proverbios 3:5-6 NTV].

Robert J. Tamasy – MANÁ DEL LUNES es una edición semanal de CBMC INTERNATIONAL

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