Ir a la Corte Que Sea el Último Recurso


La población en los Estados Unidos tiene una distinción peculiar: son la nación que pone el mayor número de demandas en el mundo. Esto es evidente por los numerosos anuncios en televisión, radio y vallas publicitarias que promocionan a los bufetes de abogados que buscan nuevos clientes de manera agresiva. Algunas personas dicen que el problema es que hay demasiados abogados, todos ansiosos por entablar un litigio. Sin embargo, el número de abogados no es el problema central. El problema subyacente es que demasiadas personas no están dispuestas a esforzarse un poco como para lograr un acuerdo o una resolución extrajudicial. En cambio, insisten en salirse con la suya y optan por demandar si no obtienen lo que creen que se merecen.

Jesucristo abordó esto en un pasaje comúnmente llamado «el Sermón del Monte». Jesús explicó lo que significa ser Su discípulo, Su alumno y seguidor. En un lenguaje claro y conciso, nos dice cómo vivir una vida que lo honre y dependa del poder que recibimos al depositar nuestra confianza en Él.

Jesús nos comenta primero los beneficios de la generosidad y los peligros de la codicia. Habla de asesinato y adulterio; el poder del perdón y no buscar venganza; y no estar ansioso o preocupado. Hace declaraciones radicales sobre amar, en lugar de odiar a nuestros enemigos.

Sobre la tendencia a acudir a los tribunales para resolver disputas, dijo: «Cuando vayas camino al juicio con tu adversario, resuelvan rápidamente las diferencias. De no ser así, el que te acusa podría entregarte al juez, quien te entregará a un oficial y te meterán en la cárcel» [Mateo 5:25 NTV]. En otras palabras, debemos buscar resolver disputas con otros sin tener que depender de agencias gubernamentales para que nos prescriban recursos legales.

Esto explica por qué Jesús incluyó este tema en Su Sermón del Monte. Está dentro del contexto del perdón, la humildad y no buscar venganza por los males percibidos. A menudo nos sentimos inclinados a exigir ir por nuestro propio camino, no estamos dispuestos a escuchar a los demás ni a negociar un acuerdo que sea aceptable para todos.

Otra razón para no ir a la corte es para evitar que la sentencia vaya en tu contra. Como lo expresó el sabio Salomón: «No vayas corriendo a los tribunales. Pues, ¿qué harás si a fin de cuentas tu prójimo te desmiente y te hace pasar vergüenza?» [Proverbios 25:8 NTV].

Cuando entré al mundo de los negocios hace casi 50 años, tenía algunos objetivos destacados. Uno era ser totalmente honesto y nunca hacer nada ilegal o poco ético. Otro objetivo era tratar de resolver todas las disputas sin tener que demandar a nadie y también evitar ser demandado. Hasta ahora todo va bien.

Es cierto que el perdón genuino puede implicar una pérdida financiera temporal en nuestro balance. He experimentado esto varias veces. Sin embargo, perdonar a otros por los errores que han cometido también puede brindarnos libertad de la ira y de la amargura que podrían atormentarnos durante mucho tiempo.

Esto no significa que no debamos buscar una solución adecuada a los conflictos. Jesús propuso un enfoque alternativo: «Si uno de mis seguidores te hace algo malo, habla con él a solas para que reconozca su falta. Si te hace caso, lo habrás ganado de nuevo. Si no te hace caso, llama a uno o dos seguidores míos, para que te sirvan de testigos. La Biblia enseña que toda acusación debe hacerse frente a dos o más testigos» [Mateo 18:15-16 TLA]. Seguir estos pasos puede ayudarnos a ahorrar mucho tiempo y dinero, y también a sanar las relaciones rotas.

Jim Mathis – MANÁ DEL LUNES es una edición semanal de CBMC INTERNATIONAL

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