Enfrentando el Miedo con Fe
¿Has notado lo fácil que es concentrarse
en las pruebas y tribulaciones que nos rodean en estos días? Muchos han perdido
el contacto con la realidad ya que lamentablemente se enfrentan a oportunidades
limitadas para socializar y llevar un estilo de vida bastante normal. Lo que
sugiero es que todos enfrentemos el miedo con fe.
Eso puede parecer un paso drástico para
muchos, pero sé que funciona para mí. Estos tiempos difíciles requieren medidas
drásticas si esperamos sobrevivir a esta nueva realidad. Hay tantas cosas que
parecen estar fuera de control y podemos quedar atrapados fácilmente en las
olas de incertidumbre.
Como propietario de lo que se
consideraba un negocio esencial, ha sido bueno no solo pasar tiempo en la
oficina seis días a la semana, sino también continuar en contacto con los
clientes por teléfono, correo electrónico y vídeo llamadas. Mis clientes me
necesitan y yo los necesito; he podido alentar a muchos mientras todos lidiamos
con esta crisis en curso.
Esto me ha recordado un relato bíblico
muy conocido, cuando Jesús envió a sus discípulos al otro lado del lago
mientras él subía solo a la ladera de una montaña para orar. Esta fue la noche
después de haber alimentado a 5,000 personas con solo cinco panes y dos
pescados. Temprano a la mañana siguiente, Jesús fue a sus discípulos de una
manera muy inusual: caminando sobre el agua. Cuando lo vieron por primera vez,
sus seguidores se asustaron y gritaron de miedo, pensando que estaban viendo un
fantasma.
«Pero
Jesús les habló de inmediato: “No tengan miedo”, dijo. “¡Tengan ánimo! ¡Yo
estoy aquí!”. Entonces Pedro lo llamó: “Señor, si realmente eres tú, ordéname
que vaya hacia ti caminando sobre el agua”. “Sí, ven”, dijo Jesús.
Entonces Pedro se bajó por el costado de la barca y caminó sobre el agua hacia
Jesús, pero cuando vio el fuerte viento y las olas, se aterrorizó y comenzó a
hundirse. “¡Sálvame, Señor!”, gritó. De inmediato, Jesús extendió la mano y lo
agarró. “Tienes tan poca fe”, le dijo Jesús. “¿Por qué dudaste de mí?” Cuando
subieron de nuevo a la barca, el viento se detuvo» [Mateo 14: 27-32 NTV].
Tal como le ocurrió al apóstol Pedro, si
nos enfocamos en las turbulencias que nos rodean, también podemos hundirnos en
la depresión y la desesperación. Pero mira la respuesta de Pedro cuando comenzó
a hundirse. Rápidamente gritó: «¡Sálvame, Señor!». Y eso es exactamente
lo que hizo Jesús. Extendió Su mano y lo rescató de las olas. Pedro sabía que
necesitaba urgentemente ayuda o se ahogaría. Hoy en día, Jesús también está
allí esperando nuestras llamadas pidiendo Su ayuda.
El Salmo 46 comienza diciendo: «Dios
es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por
tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes
al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes
a causa de su braveza [Salmo 46:1-3 RVR].
Los Salmos están llenos de garantías de
que el Señor estará allí en nuestros tiempos de angustia. Escuche estas
palabras del apóstol Pedro: Por
lo tanto, muestren humildad bajo la poderosa mano de Dios, para que él los
exalte a su debido tiempo. Descarguen en él todas sus angustias, porque él
tiene cuidado de ustedes [1 Pedro 5:6-7 RVC]
Pedro sabía —de primera mano— que su
Señor lo levantaría en momentos de necesidad. Jesús está disponible para todos
los que depositan su confianza en él. Si tú no estás convencido del poder de
Dios, y no tienes la fe de la que hemos estado hablando, considera dar un paso
de fe; lanzándote a los brazos de Dios durante estos tiempos difíciles.
Simplemente debes admitir tu naturaleza pecaminosa, estar dispuesto a dejar tus
caminos equivocados y pedirle que te acepte en Su familia de creyentes. Una vez
que hayas hecho este simple acto, ¡puedes comenzar a enfrentar el miedo con fe!
Jim Langley - MANÁ DEL LUNES es una edición semanal de CBMC INTERNATIONAL
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