Justicia, justicia perseguirás
¿Cómo definirías la
justicia social? Lo escuchamos a menudo en los medios de comunicación, pero
¿sabemos realmente lo que significa? ¿Cuál es la visión bíblica de la justicia
social? Una de las palabras hebreas para justicia es tzedek (צֶדֶק).
También puede significar rectitud. Exploremos el concepto más profundamente.
La palabra
`justicia´ aparece 129 veces en la Biblia, 54 de las cuales están en los
profetas. Tzedek se deriva de la palabra zakah,
que significa `claro´ o `puro´. Desde esa raíz, significa entonces `correcto´ o
`justo´. Dos palabras estrechamente relacionadas son tzedaká (caridad)
y tzadik (una persona justa).
La justicia trae vida
¿Estás comenzando a
tener una imagen compuesta de todo lo que significa esta importante palabra
bíblica? Desde la perspectiva de Dios, la justicia es de vital importancia: un
asunto de vida o muerte según Su Torá (Gn-Dt). Deuteronomio
16:20 dice: “La justicia, y solo la justicia perseguirás, para que vivas y
poseas la tierra que el Señor tu Dios te da” (NASB, énfasis añadido). La
implicación es que la búsqueda de la justicia (rectitud) trae vida,
individualmente y para la sociedad. Lo contrario es igualmente cierto.
Bíblicamente, la
justicia indica rectitud, juicio y acatamiento de la ley. La mayoría de las
sociedades tienen pautas para lograr la equidad y la obediencia al sistema
legal. Sin embargo, desde una perspectiva bíblica/judía, existen conexiones más
profundas.
Una de los más
importantes es cómo se relaciona el concepto de justicia con `pacto´. Cuando
Dios hizo Su pacto eterno con el pueblo judío en el monte Sinaí, incluyó
obligaciones tanto para con Dios como con otras personas. Como pueblo de Dios,
Él esperaba que mostraran su carácter a través de la sociedad justa que
construirían. Como explica el Rabino Toba Spitzer, «El pacto incluía
disposiciones específicas para establecer tribunales justos, proteger a los
vulnerables (los no israelitas, las viudas, los huérfanos y los pobres),
prestar a los necesitados sin intereses, tratar a los trabajadores asalariados
de manera justa y mucho más».
Deuteronomio 24:17
es un claro ejemplo: “No pervertirás la justicia debida al extranjero ni al
huérfano, ni tomarás en prenda la ropa de la viuda”. El sabio Rey Salomón
añadió: “El hacer justicia y derecho es más deseado por el Señor que el
sacrificio” (Prov 21:3).
La justicia en el judaísmo
El Rabino Steven S.
Schwarzschild explica que este enfoque judío o bíblico de la justicia difiere
notablemente de las definiciones occidentales dominantes, que son
principalmente sistemas de justicia retributiva o distributiva. La atención se
centra en la retribución si se rompe el código moral o la distribución
equitativa de recursos.
En contraste, la
justicia judía es una visión sustantiva para mostrarle al mundo cómo debería
ser la vida humana. «La visión sustantiva de la justicia se ocupa de la
mejora total de la vida humana y, sobre todo, social. Por lo tanto, impregna
todas las relaciones humanas e instituciones sociales», escribe
Schwarzschild.
El Rabino Toba
Spitzer agrega: «Este es el impulso mesiánico en el judaísmo: el anhelo de
un momento en que la sociedad se ordenará de acuerdo con principios basados en
el cuidado del prójimo y del extraño. Es la visión de una sociedad en la que
`los que tienen´ comprenden sus obligaciones, tanto con los que `no tienen´
como con la comunidad en su conjunto. Es una sociedad en la que los ciudadanos
no solo obedecen la ley, sino que comprenden la necesidad de ir más allá de la
ley para crear un verdadero orden social de pacto».
Se suponía que los
israelitas debían observar [guardar] las reglas del pacto. Cuando no lo hacían,
profanaban el nombre de Dios. Cada vez que Israel y Judá fallaron en ejemplificar
este tipo de justicia sustantiva, Dios envió profetas para recordarles y
llamarlos al arrepentimiento.
La justicia según los profetas
La justicia social,
o mejor dicho, la falta de ella, fue un tema central de los profetas. El
incumplimiento de las leyes del pacto con respecto a los pobres y los
vulnerables fue a menudo el centro de las críticas de los profetas. Considera a
Amós, por ejemplo, reprendió a la gente de su época por haberse apartado del
derecho y la justicia. En Amós 5:12 acusó: “Yo sé cuántas faltas han
cometido y sé lo terrible que son sus pecados. Ustedes oprimen a los justos y aceptan
sobornos. No dejan que en los tribunales haya justicia para los pobres”
(PDT).
En tiempos
bíblicos, la puerta de la ciudad servía como tribunal para los procedimientos
legales. El nombre del profeta Amós significa «carga o portador de cargas».
Dios le dio una carga por los oprimidos dentro de la sociedad. El libro de Amós
contiene algunos de los llamados más fuertes a la justicia social en toda la
Biblia y, de hecho, en toda la historia mundial. Es una reprimenda mordaz a la
clase dominante egoísta y rica de su época. Señaló cómo los ricos estaban
encubriendo con falsa piedad las injusticias sociales desenfrenadas en su
sociedad. En Amós 5:15 amonestó: “Aborrezcan el mal, amen el bien,
y establezcan la justicia en la puerta. Tal vez el Señor, Dios de los
ejércitos, sea misericordioso con el remanente de José”. Y en el versículo
24 dijo: “Pero corra la justicia como agua la rectitud como una corriente
poderosa” (NKJV).
Muchos eruditos
creen que Amós fue el primero de los profetas «escritores». Comenzó su
ministerio alrededor del 767 a.C. Los profetas bíblicos ministraron durante un
período de aproximadamente 340 años. Hablaron tanto con el reino del norte de
Israel como con el reino del sur de Judá. Malaquías fue el último profeta
registrado alrededor del 425 a.C. Durante la mayor parte de este tiempo, una
serie de reyes en su mayoría malvados gobernó tanto en el norte como en el sur.
La mayoría alejó a la gente de andar en los caminos del pacto con Dios.
Isaías,
contemporáneo de Amós, profetizó durante los reinados de cuatro reyes de Judá.
En su capítulo inicial, Isaías amonestó: “Aprendan a hacer el bien, busquen
la justicia, reprendan al opresor, defiendan al huérfano, aboguen por la
viuda” (Is 1:17, énfasis añadido).
La justicia fue un
tema común para Isaías. De hecho, lo menciona 28 veces más en el resto de su
libro. La mayoría de los libros proféticos de la Biblia contienen claros
llamamientos a una mayor justicia social. Kaitlyn Schiess señala: «No puedes
leer a los profetas honestamente y alejarte pensando que a Dios le importa más
tu relación personal con Él que la forma en que tratas a otras personas».
Dios guió a los profetas a compartir Su corazón para restaurar el mundo.
La justicia trae integridad
Como cristianos que
creemos en la Biblia, Dios espera que nos unamos a Él en este gran proyecto de
restauración. Paul Metzger dijo lo siguiente en un artículo de Christianity
Today: «Tanto la transformación individual como la transformación
comunitaria son parte de la restauración de la integridad». Necesitamos
experimentar la integridad de Dios nosotros mismos y llevarla a cabo en el
mundo que nos rodea. Metzger agrega: «Con corazones transformados, debemos
extender la justicia de Dios a los pobres, huérfanos y viudas, y no mostrar
parcialidad». Nuestro llamado es ser semejantes a Dios (justos)
individualmente y trabajar para hacer todo bien como Él lo pretendía
originalmente. En el judaísmo, este concepto se conoce como tikkun olam,
que significa reparar o mejorar el mundo.
Estamos aprendiendo
lo que implica la justicia social bíblica y entendemos nuestra responsabilidad
de participar. Pero, ¿cómo lo hacemos realmente? Como dice Leroy Barber: «¿Cuáles
son las formas prácticas de amar al prójimo? Jesús dijo (sic) amar a los demás
como a ti mismo. En otras palabras, haz por los demás lo que estás
haciendo/deseando para tu propia familia. Aquellas expectativas que tienes con
respecto al transporte, la vivienda, la educación, las suposiciones de tu
propia familia, ¿puedes trabajar para que se cumplan en otros?».
Bethany Hoang pide
a la Iglesia que lleve la justicia social un paso más allá. Ella señala que ha
habido una creciente preocupación por la justicia en la última década, y es más
evidente entre la generación más joven de la Iglesia. Ella dice que estos
jóvenes creyentes «están poniendo un énfasis extraordinario en la justicia como
parte de su testimonio cristiano”, y comenta: «los jóvenes se sienten
atraídos por las injusticias y esta es una oportunidad para el discipulado que
da forma a la vida».
Finalmente, Hoang
pregunta: «¿Continuará esta pasión por la justicia o se desvanecerá como
tantas otras tendencias? ¿Y será esta generación discipulada de modo que su
celo por la justicia no sea una moda pasajera, sino que fluya sobre todo desde
su celo por Dios mismo?».
Cuando te
involucres en asuntos prácticos de justicia social, llevando la integridad a tu
parte del mundo, lleva a una persona más joven contigo. Muéstrales que tus
esfuerzos provienen de tu pasión personal por amar a Dios y a tu prójimo. O si
necesitas motivación, únete a ellos… ya se están involucrando.
Asegúrate de
participar en este llamamiento santo con los ojos bien abiertos. Marshall
Shelley nos recuerda sabiamente: «Los esfuerzos por la justicia,
especialmente aquellos que buscan cambiar los ‘sistemas’, conducen
inevitablemente al conflicto».
Los valores de Dios
chocan con los valores y sistemas del mundo. Raramente se nos pide que elijamos
entre el bien y el mal. Por lo general, la elección es entre hacer lo que es
bueno o hacer lo que es cómodo. No pierdas las oportunidades que se te
presenten a lo largo de la vida para defender la verdadera justicia social
desde la perspectiva de Dios en las Escrituras. Y, por supuesto, nuestra
participación en los esfuerzos para ayudar a los demás y generar un cambio
positivo siempre debe realizarse de manera no violenta, honrando a Aquel a
quien representamos como Sus embajadores.
La justicia en resumen
Cuando se trata de
una comprensión bíblica de la justicia social, el mensaje es claro: necesitamos
saber qué significa, desde la perspectiva de Dios, y debemos unirnos a Él para
asegurarnos de que suceda. Uno de mis versículos favoritos en toda la Escritura
es Miqueas 6:8: “Él te ha declarado, oh hombre, lo que es bueno. ¿Y qué es
lo que demanda el Señor de ti, sino solo practicar la justicia, amar la
misericordia, y andar humildemente con tu Dios?”.
En Mateo 23:23,
Jesús (Yeshúa) dice que la justicia es uno de los tres asuntos de mayor
peso en la Ley junto con la misericordia y la fe, que nosotros, sus seguidores,
no debemos descuidar. Más adelante en el capítulo 25:31-46, enfoca nuestra
atención en los que tienen hambre, sed, están desnudos y en la cárcel. Luego,
el apóstol Santiago en su muy práctica carta nos dice: “La religión pura y
sin mancha delante de nuestro Dios y Padre es esta: visitar a los huérfanos y a
las viudas en sus aflicciones, y guardarse sin mancha del mundo” (St 1:27).
En el capítulo 2:1-13, habla inequívocamente en contra de oprimir a los pobres
y mostrar favoritismo a los ricos.
Jesús es nuestro
ejemplo. Estaba constantemente involucrado con los menos afortunados y
desafiaba regularmente los sistemas injustos de la sociedad. Haz un esfuerzo
renovado para traer integridad a tu propia vida y pídele a Dios que te ayude a
encontrar una oportunidad esta semana para trabajar hacia la restauración del
mundo que te rodea. No puedes resolver todos los problemas de la sociedad, pero
elije al menos uno y comienza. Elije la buena manera en lugar de la cómoda.
Dios quiere que Su pueblo traiga integridad al mundo. ¿Te unirás a Él?
por: Rvdo. Terry Mason, Director de Desarrollo Internacional
Traducido por Raquel González –
Coordinadora Centro de Recursos Hispanos
Revisado por Robin Orack – Voluntaria
en Puentes para la Paz
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