La misericordia de Dios


Mucha gente habla de la misericordia de Dios muy a la ligera, lo que pasa es que a veces no entendemos muy bien a profundidad lo que significa realmente, sabemos por lo que dice la biblia que tenemos un Dios tardo para la ira, pero muy grande en misericordia. Quizás sea porque en el fondo mucha gente piensa de sí mismo como que somos muy buenos y si tenemos un Dios misericordioso, Él nos salvará de la ira venidera o de la condenación eterna.

Es verdad que Dios no quiere que nadie se pierda, pero no seremos salvos porque creemos que somo buenos, somos salvos por gracia, por su misericordia, es un regalo inmerecido, nunca lo mereceremos porque siempre hemos andado de espaldas a nuestro creador, y Jesús en su inmensa bondad nos regala la salvación, sin hacer sacrificios, solo tenemos que aceptarlo como nuestro Señor y Salvador para que su Espíritu Santo more en nosotros y así haremos su voluntad y le seguiremos.

Que quiero decir con todo esto, que hay gente que solo espera la misericordia de Dios en sus vidas, y dicen en sus corazones que Dios no es tan malo como para mandarme al infierno, y no hacen nada más, no hay oración en sus vidas, no lo buscan, no comparten su palabra con otras personas; una vida de religiosidad tradicional.

Que es lo que Jesús quiere que hagamos. Hagamos su voluntad en nuestra vida, hablemos de Jesús con nuestros hijos, hermanos, padres, amigos, no perdamos el tiempo con cosas que no edifican, algunos hasta pueden tener familiares enfermos en sus casas y no les hablan de Jesús y su sacrificio en la cruz, algunos esperarán quizás hasta el último momento de sus vidas o esperar atravesar por circunstancias muy malas para recién buscar a Jesús, o recién empezar a hablarles a sus seres queridos de la salvación.

La misericordia de Dios es confesar nuestros pecados y apartarnos de ellos, así alcanzaremos misericordia de parte de Dios. Proverbios 28:13

La misericordia de Dios es confiar en Él, para regocijarnos en su salvación. Salmos 13:5

Jesús nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino conforme a su misericordia, por medio del lavamiento de la regeneración y la renovación por el Espíritu Santo. Tito 3:5

La misericordia de Dios está frente a nosotros, no la desechemos, no perdamos la oportunidad, Jesús está tocando a la puerta de nuestro corazón, invitémoslo a ingresar a nuestra vida.

Si usted quiere recibir a Jesús como su Señor y Salvador, haga la siguiente oración:

“Jesús, te necesito. Me arrepiento de todos mis pecados y de la vida que he llevado alejado de ti. Te doy gracias porque moriste por mí en la cruz para cargar con el castigo de mis pecados. Confieso que tú eres el Hijo de Dios y creo en mi corazón que Dios te resucitó entre los muertos, ahora te recibo como mi Señor y Salvador, entra en mi corazón y a partir de ahora consagro mi vida a seguirte y obedecerte todos los días de mi vida” AMEN.

Por: Fernando Vidal – Lima/Perú

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