Carácter, Una Calidad Profesional Superada


 Los Currículums, o la Hoja de Vida, son documentos muy interesantes. Pueden representar educación, experiencia laboral, habilidades profesionales, logros y certificaciones. Ayudan a evaluar la competencia y las credenciales de un candidato de trabajo: es decir, sus calificaciones para realizar un trabajo específico.

Pero, hay un elemento clave que rara vez se muestra en un Curriculum Vitae o en una Hoja de Vida, es el carácter. Y sin embargo, quizás como cualquier cualidad única, ese aspecto puede tener un gran impacto de muchas maneras: en el desempeño laboral de una persona, en cómo el individuo se relaciona y trabaja con otros miembros del equipo, y también en cómo la persona encaja en la cultura de una empresa u organización, tanto en términos de filosofía como de valores.

El legendario entrenador de baloncesto universitario John Wooden, cuyos equipos de la UCLA ganaron 10 campeonatos nacionales entre 1964 y 1975, dijo que entre la opción de tener una buena reputación o cultivar un carácter fuerte, siempre hay que elegir esto lo último. Él así lo expresaba: «Preocúpate más por tu carácter que por tu reputación, porque tu carácter es lo que realmente eres, mientras que tu reputación es simplemente lo que otros piensan que eres».

El fallecido Dr. Martin Luther King, Jr., que dedicó su vida a la búsqueda de la justicia social, dijo durante su más famoso discurso: «Yo, tengo un sueño… Tengo el sueño de que mis cuatro hijos pequeños algún día vivirán en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel, sino por la calidad de su carácter».

En un mundo en el que las apariencias externas reciben tanta atención, el carácter interno determina cómo nos comportamos, cómo interactuamos con los demás, qué valores adoptamos y las creencias que apreciamos. En un dilema ético, el carácter permite a alguien elegir lo que es correcto sobre lo que es conveniente.

La importancia del carácter se subraya en toda la Biblia. Jesucristo no mordió sus palabras cuando denunció a los líderes religiosos que se especializaron en presentar una fachada exterior que desmentía sus motivos malvados. «¡Qué aflicción les espera, maestros de la ley religiosa y fariseos! ¡Hipócritas! Pues son como tumbas blanqueadas: hermosas por fuera, pero llenas de huesos de muertos y de toda clase de impurezas por dentro» [Mateo 23:27 NTV]. Momentos después, declaró: «Por fuera parecen personas rectas, pero por dentro, el corazón está lleno de hipocresía y desenfreno» [Mateo 23:28 NTV].

En el Antiguo Testamento encontramos una observación similar. El rey Salomón expresó: «Las palabras suaves pueden ocultar un corazón perverso, así como un barniz atractivo cubre una olla de barro» [Proverbios 26:23 NTV]. Para traer la metáfora a nuestro siglo, esto sería como cubrir un juguete de plástico barato con una fina capa de oro. Exteriormente puede parecer un objeto invaluable, pero por dentro sigue siendo algo de muy poco valor.

Quizás la revelación más significativa sobre el carácter, a lo largo de toda la Biblia, ocurrió cuando el profeta Samuel buscaba un sucesor para el rey Saúl de Israel. Después de que el profeta había evaluado a casi todos los hijos de un hombre llamado Jesé, Dios le dijo a Samuel que a pesar de las apariencias, ninguno de los que había visto, hasta ese momento, era adecuado. Le insistió: “…No te dejes impresionar por su apariencia ni por su estatura… La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón. [1 Samuel 16:7 NVI]. Dios llevó a Samuel a encontrar a David, un pastorcillo, que logró mucho para Dios.

En cierto sentido, un currículum puede contarles a otros sobre nuestra reputación. Pero ¿qué queremos que sepan sobre nuestro carácter?

Robert J. Tamasy - MANÁ DEL LUNES es una edición semanal de CBMC INTERNATIONAL

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