¿Tu Objetivo Es Tener Autoridad o Liderazgo?


 Una vez escuché a alguien decir sabiamente: «El problema con que algunas personas sean nombradas presidente de su compañía es que de repente piensan que necesitan comenzar a actuar como presidenciales». ¿Lo has notado? Las personas de repente sienten que tienen que estar a la altura de su título flexionando su músculo ejecutivo.

El consultor Tim Kight dice: «Su organización puede ponerlo en una posición de autoridad, pero solo usted puede ponerse en una posición de liderazgo». El hecho de que se le otorgue un título y la autoridad que lo acompaña no convierte a alguien en un líder genuino más de lo que entrar en una cochera hace que alguien sea un automóvil. El verdadero liderazgo se gana, no se otorga.

Se ha dicho que la única forma de determinar si usted es un líder es darse la vuelta para ver si alguien lo está siguiendo. Entonces, ¿cuáles son algunos de los rasgos de un verdadero líder, alguien que merece ser seguido? Aquí hay algunos principios, firmemente basados en las Escrituras, que ayudan a formar un liderazgo efectivo:

1. Visión de lanzamiento. Independientemente de si están en una empresa con fines de lucro, una organización no lucrativa, una iglesia o un equipo atlético, a las personas les gusta saber a dónde van, cuáles son sus objetivos. Un líder efectivo proyecta visión, muestra el camino. «Donde no hay visión, el pueblo se extravía; ¡dichosos los que son obedientes a la ley!» [Proverbios 29:18 NVI].

Después de tres años de guiar a sus discípulos, Jesucristo, el líder más grande de todos los tiempos, les echó una visión clara y ambiciosa antes de ascender al cielo. Él dijo: «Por tanto, vayan y hagan discípulos en todas las naciones, y bautícenlos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Enséñenles a cumplir todas las cosas que les he mandado» [Mateo 28:19-20 RVC].

2. Sirviendo a otros. He trabajado para jefes que esperaban que les sirviera, y he trabajado para jefes que estaban ansiosos por servir a todos los que tenían bajo su responsabilidad. ¿Quiénes crees que fueron los más fáciles de servir a cambio de una lealtad incuestionable? Nuevamente, Jesús demostró tal liderazgo, sirviendo a los demás de varias maneras, incluyendo lavar los pies sucios… ¡después de un largo día de viaje! «Pues ni aun el Hijo del Hombre vino para que le sirvan, sino para servir a otros y para dar su vida en rescate por muchos» [Marcos 10:45 NTV]. Si es necesario, ¿estarías dispuesto a dar tu propia vida por los que te siguen? Esto es exactamente lo que hizo Jesús. «Nadie muestra más amor que quien da la vida por sus amigos» [Juan 15:13 TLA].

3. Desarrollando a las personas. Es una impresionante y evidente verdad, de que la prueba más importante de un líder, su legado perdurable, es lo que le sucede a la empresa, organización o misión después de que se van. Ninguno de nosotros vivirá para siempre, por lo que el líder sabio se esfuerza por capacitar y desarrollar a otros para que puedan continuar el trabajo una vez que se hayan ido debido a la jubilación, tomar otro puesto o incluso la muerte. El apóstol Pablo entendió esto bien, exhortando a su protegido Timoteo: «Lo que has oído de mí ante muchos testigos, encárgaselo a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros» [2 Timoteo 2:2 RVC].

4. Compartiendo el crédito de los logros. En su libro clásico sobre gestión, Good to Great, Jim Collins escribe sobre un líder que «se negó rotundamente a tomar el crédito por el éxito de su empresa, atribuyendo su buena fortuna a tener grandes colegas, sucesores y predecesores». La mayoría de los trabajadores no dudarán en dar lo mejor de sí cuando sepan que compartirán el crédito por el trabajo. El sabio rey Salomón, así lo expresó: «Que te alabe otro y no tu propia boca; que lo haga un desconocido, no tus propios labios». [Proverbios 27:2 NTV].


Robert J. Tamasy - MANÁ DEL LUNES es una edición semanal de CBMC INTERNATIONAL

Comentarios