EL Amor en la Oficina Que No Puede Desalentarse


Cuando escuchas el término «amor en la oficina», ¿qué te viene a la mente? ¿Una relación romántica entre compañeros de trabajo o colegas, tal vez? Algunos lugares de trabajo prohíben tal «fraternización», mientras que otros simplemente la desalientan o insisten en que tales relaciones se mantengan discretas. Pero, ¿qué pasa con un tipo de amor en la oficina que no puede ni debe desanimarse, que no tiene ningún motivo para ser discretos?
A lo que me refiero es al tipo de amor que a menudo vemos descrito en la Biblia. Por ejemplo, Jesús en numerosas ocasiones les dijo a sus seguidores: «Ama a tu prójimo como a ti mismo…» [Mateo 19:19; 22:39; Marcos 12:31; Lucas 10:27]. Esto fue precedido por lo que llamó el «primero y más grande mandamiento»: «Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente» [Mateo 22:37 NTV].
Bueno, eso suena bien y encaja fácilmente en entornos religiosos o espirituales. Pero, ¿qué pasa en el altamente competitivo mundo empresarial y profesional? En realidad, cuando miramos más de cerca, vemos que el amor puede —y debe— tener mucho que ver con cómo nos comportamos y nos relacionamos con los demás en el mercado.
Mirando en retrospectiva, lo que Jesús dijo acerca de amar a Dios y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, no se refiere a los sentimientos emocionales, cálidos y confusos que tenemos cuando estamos cerca de personas que nos importan. Se trata de reverenciar y honrar a Dios en todo lo que hacemos, y en el proceso, demostrar un sincero interés y cuidado por los demás, incluidos colegas, compañeros de trabajo, jefes, clientes y proveedores.
Piensa, por ejemplo, en el dicho más grande sobre el amor en las Escrituras: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna» [Juan 3:16 RVR]. Esto definitivamente no era una clase de amor de abrazos y besos. Era una expresión de amor divino, y de sacrificio, que la mente humana no puede comprender completamente. Sin embargo, todos los días de nuestras vidas, podemos beneficiarnos de esto.
No hay forma en que podamos hablar en la que podamos replicar esta forma insondable de amor, pero al mismo tiempo, como seguidores de Jesús, estamos llamados a demostrar ese amor sincero, incluso sacrificado, ante quienes nos rodean; ya sea donde trabajamos, en nuestros hogares, o nuestras comunidades. Jesús dijo: «No hay un amor más grande que el dar la vida por los amigos» [Juan 15:13 NTV].
El enfoque de esto ante una situación de la vida real diferirá de una persona a otra, en parte dependiendo de las circunstancias en que nos encontremos. Pero aquí hay un par de principios:
Vive poniendo a los demás primero. A menudo, en el mundo de los negocios, la premisa es: «Cuida solo de ti». Esta no es la advertencia que recibimos de las Escrituras. «No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos. Cada uno debe velar no solo por sus propios intereses, sino también por los intereses de los demás» [Filipenses 2:3-4 NVI].
Busca dar en lugar de recibir. La tendencia natural es buscar todo lo que podamos sacar de una situación, pero el mandato bíblico es —en cambio— buscar cuánto podemos dar: «...Deben recordar las palabras del Señor Jesús: “Hay más bendición en dar que en recibir”» [Hechos 20:35 NTV].

Robert J. Tamasy - MANÁ DEL LUNES es una edición semanal de CBMC INTERNATIONAL

#Puentes #Esperanza #Oración

Comentarios