Fe, Esperanza y Amor desde Génesis hasta Pablo
Uno
de los más bellos pasajes bíblicos se encuentra en 1 Corintios 13.
Frecuentemente conocido como el capítulo del amor, ha sido citado en
innumerables bodas cristianas. El apóstol Pablo concluye el capítulo con estas
palabras: “Y ahora permanecen la fe, la esperanza, el amor: estos tres;
pero el mayor de ellos es el amor” (1 Cor. 13:13).
¿Qué
significado tuvieron esos conceptos de fe, esperanza y amor para Pablo en el
primer siglo? Aunque a menudo pensamos de Pablo como un cristiano, él mismo se
sorprendería, considerando la manera en que se describió a sí mismo en
Filipenses 3:5, diciendo “…circuncidado a los ocho días de nacer, del
linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, Hebreo de Hebreos; en cuanto a la
Ley, Fariseo.” También sabemos por las Escrituras que estudió bajo uno
de los grandes sabios judíos de su tiempo: Gamaliel, nieto de uno de los
rabinos más famosos, Hillel (Hech. 5:34, 22:3). En la historia judía, Gamaliel
era conocido como un sabio, experto en la Ley y miembro destacado del Sanedrín
(jueces judíos que constituían la corte suprema y el cuerpo legislativo del
antiguo Israel). Pablo, como erudito judío de su tiempo, habría tenido un
profundo conocimiento de las Escrituras hebreas, especialmente de la Torá (Gen.-Deut.).
A veces tengo la oportunidad de estudiar la Biblia con rabinos y eruditos
hebreos. Una cosa que hacen cuando estudian un concepto es buscar su primera
mención en las Escrituras. Luego proceden a buscar otras instancias donde se
usa la misma fraseología. No es difícil imaginar a Pablo haciendo lo mismo.
Echemos un vistazo a la Biblia que Pablo hubiese leído para considerar la fe,
la esperanza y el amor.
La Fe
La
palabra hebrea para fe es emuná. Proviene de la raíz hebrea amun o emun (אמון).
La encontramos usada por primera vez en la Biblia en la historia de
Abraham. “Y Abram creyó [amun] en el SEÑOR, y El se lo
reconoció por justicia” (Gén. 15: 6). A menudo traducido como
seguridad, creencia o fe, la palabra significa mucho más que una afirmación
mental. Incluye también “construir o apoyar; criar como padre o nodriza; ser
firme o fiel, confiar o creer, ser verdadero o cierto.” Incluye la idea de
firmeza y fidelidad.
Abraham
dejó su hogar para ir al lugar a donde Dios lo llamaba, no sólo por una
creencia teológica. Había tenido un encuentro con Dios, lo cual le impactó
profundamente. Hace casi 40 años, mi esposo y yo recibimos un llamado similar
por parte de Dios. Sabíamos que nos estaba llamando a la tierra de Israel. No
lo podríamos haber hecho sin esa profunda convicción en nuestra alma de que
Dios es absolutamente confiable, fiel y verdadero. Él es nuestro apoyo y
nuestro sustento. Yo creo que Abraham tuvo una experiencia parecida. Dejó su
hogar, su familia, sus costumbres y todo lo que conocía, poniendo su confianza,
fe y seguridad en el único y verdadero Dios, quien nunca le fallaría. Nosotros,
como Abraham, también le dimos nuestra lealtad al Rey, Creador, Redentor y
único Dios. Aunque Abraham no siempre entendía, y algunas veces se
impacientaba, nunca dejó de tener amun (fe, fidelidad y
confianza) en Dios. Hebreos 11: 6 dice: “Por la fe Abraham, al ser
llamado, obedeció, saliendo para un lugar que había de recibir como herencia; y
salió sin saber adónde iba…porque esperaba la ciudad que tiene cimientos, cuyo
arquitecto y constructor es Dios” (Heb. 11: 8,10).
Según
la forma natural de las cosas, Tom y yo tomamos una decisión audaz, tal vez
insensata, cuando dejamos todo para seguir el llamado de Dios. Hoy, más de 30
años después, puedo decir con absoluta confianza que fue lo mejor que hicimos.
No hay mayor vida que la que uno invierte en lealtad, confianza y fe en Dios.
El
agradar a Dios con nuestra fe es mucho más que estar de acuerdo con una
doctrina o un credo. Significa que confiamos en Él totalmente. Dependemos de Él
en todas las circunstancias. Nuestra creencia en Él y en Su carácter es
absoluta. Esa es la fe que transforma la vida.
La Esperanza
La
palabra hebrea para esperanza es tikvah (תקווה). A menudo
cantamos una canción llamada “HaTikvah” (La Esperanza) que
habla del anhelo de las almas judías por vivir como personas libres dentro de
su propia tierra. La letra viene de un poema escrito en 1877 por Naftali Herz
Imber, un poeta judío. Mucho más tarde fue adoptado como el himno nacional de
Israel. Mi corazón siempre se conmueve cuando canto esas palabras de esperanza.
En
1878 se estableció una ciudad llamada Petah Tikvah (Puerta de
Esperanza). El nombre proviene de Oseas 2:15 como parte de una profecía sobre
la restauración de Israel. Setenta años de esperanza luego, nació el Estado de
Israel.
En
Puentes para la Paz tenemos un programa llamado Proyecto Tikvah,
que ayuda a ancianos judíos en Ucrania quienes no pueden venir a Israel debido
a problemas de salud o falta de apoyo. Les proporcionamos alimentos,
calentadores y medicinas para brindar esperanza a sus vidas sombrías.
En
el libro de Proverbios leemos: “La esperanza que se demora enferma el
corazón, pero el deseo cumplido es árbol de vida” (Prov. 13:12). Y el
salmista habla sobre su esperanza en Dios, diciendo: “Alma mía, espera
en silencio solamente en Dios, pues de Él viene mi esperanza” (Sal.
62:5-6). Por casi 2,000 años, el pueblo judío fue exiliado de su hogar. Todos
los años durante la Pascua decían con anhelo: “El año que viene en Jerusalén,”
pero su esperanza fue demorada muchos siglos. Sufrieron muchas tragedias,
incluyendo el Holocausto, cuando seis millones de judíos fueron asesinados por
los nazis. Aun así, continuaron esperando en regresar a su patria. ¡En 1948
hubo fiesta en las calles cuando su esperanza fue hecha realidad! De repente,
el mundo se dio cuenta que el Dios de la Biblia estaba cumpliendo Sus antiguas
promesas hechas al pueblo judío.
En
nuestras Biblias traducidas a otros idiomas, la primera mención directa de
esperanza se encuentra en el libro de Rut. Pero la palabra hebrea tikvah aparece
previamente en Josué 2:21 como parte de la historia de Rahab. En hebreo
bíblico, la palabra significa literalmente una cuerda o línea, aunque
figurativamente una expectativa o esperanza. En la historia de Rahab, el cordón
que colgaba de su ventana se llamaba tikvah. Qué hermosa imagen de
la esperanza en una redención prometida. Su vida y la de su familia dependían
de la promesa hecha por los espías israelíes en salvarles las vidas. Tal cordón
era símbolo de esa esperanza.
Cuando
tengamos fe absoluta (seguridad, confianza o amun) en Dios,
podremos continuar esperando, incluso cuando no veamos la respuesta que
esperamos de inmediato. ¿Extenderá su línea y su esperanza como Rahab, y
confiará en que Dios le salvará?
El Amor
La
palabra hebrea para amor es ahavá (אהבה). Cuando Pablo habla
del amor en 1 Corintios 13, la palabra griega que usa es ágape.
Verifiqué con la Septuaginta (traducción griega del texto hebreo completada en
132 a. C.), y los 70 rabinos que hicieron esa traducción usaron casi
exclusivamente ágape por la palabra hebrea ahavá.
Cuando
la Torá (Gen.-Deut.) dice: “Amarás al SEÑOR tu Dios
con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza” (Deut.
6:5), el verbo para “amar” es ahav (el sustantivo es ahavá).
Cuando Jesús (Yeshúa) cita ese mismo texto en Marcos 12:30, la palabra
griega usada es agapao (palabra que proviene de ágape).
El
primer uso de la palabra “amar” en la Biblia se encuentra en Génesis 22:2. Esta
es la historia impactante y difícil de Dios pidiéndole a Abraham que sacrifique
a su hijo, Isaac: “Y Dios dijo: ‘Toma ahora a tu hijo, tu único, a
quien amas, a Isaac, y ve a la tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto
sobre uno de los montes que Yo te diré.’” ¿Cómo puede ser eso? ¿Cómo
puede un buen Dios pedirle a un hombre que sacrifique a su hijo?
Mientras
yo me encontraba en un retiro espiritual en los montes del norte de Israel, el
año antes de convertirme en Directora Ejecutiva (yo era antes Directora de
Operaciones), estaba leyendo ese pasaje, y de repente no era sólo otra historia
bíblica. Lloré al darme cuenta de la magnitud de la decisión que tomó Abraham.
Cuánto debió amar a Dios para estar dispuesto a quitarle la vida a su amado
hijo. El Señor me mostró el profundo dolor y la angustia de Abraham, y lloré
por Abraham e Isaac. De repente, me mostró el dolor devastador del Padre cuando
Jesús fue crucificado por nuestros pecados. Fue una revelación poderosa de
cuánto nos ama el Padre.
Abraham
se sometió a la voluntad de Dios, y cuando Dios vio que su corazón estaba
comprometido el 100% en seguirle, ofreció a Abraham otra opción. Entonces el
Señor me preguntó si yo estaba dispuesta a abandonar a Puentes para la Paz, el
ministerio que tanto yo amaba. Luché durante un par de horas antes de decir que
“sí.” Cuando evidencié que yo estaba dispuesta a dejarlo todo por Él, me lo
devolvió. Luego me di cuenta que esa fue una preparación importante para el
nuevo papel de liderato que pronto me sería confiado. No podría amar más a este
ministerio que al Dios que me llamó a dicho ministerio. Este es el tipo de amor
que Dios desea de Sus seguidores, que estemos dispuestos a presentar todo lo
que es importante para nosotros, todo lo que amamos, para seguir obedientemente
Su dirección.
Cuando
Pablo habló sobre el amor en 1 Corintios 13, esa es una descripción de
sacrificio: “…no busca lo suyo…” (v. 5). Pablo no describió un
sentimiento emocional; describió cómo debemos amar.
Cuando
la Biblia dice en la Torá y en las palabras de Jesús: “Amarás
al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza” (Deut.
6:5), ¿qué significa eso para usted y para mí?
Ese
sencillo verso escrito por el apóstol Pablo tiene gran significado: “Y
ahora permanecen la fe, la esperanza, el amor: estos tres; pero el mayor de
ellos es el amor” (1 Cor. 13:13).
Creo
que Pablo nos estaba diciendo: tengan fe, seguridad absoluta y confianza en un
Dios totalmente confiable; tengan esperanza, incluso cuando la situación
parezca desesperanzadora o cuando la respuesta a sus oraciones se demore; y
amen sacrificialmente tanto a Dios como a los demás. Para caminar verdaderamente
en fe, esperanza y amor, debemos involucrar toda nuestra vida, nuestra esencia,
nuestras acciones, todo lo que somos. ¿Está usted listo para dar su lealtad
total a nuestro Padre celestial? Eso es lo que Él anhela de nosotros.
por:
Rebecca J. Brimmer, Presidenta Ejecutiva Internacional
Traducido por Teri S. Riddering,
Coordinadora Centro de Recursos Hispanos
Bibliografía
“Ahava.” Blue
Letter Bible. https://www.blueletterbible.org/lang/lexicon/lexicon.cfm?t
=kjv&strongs=h163
“Emunah.” Blue Letter Bible. https://www.blueletterbible.org/lang/lexicon/lexicon.cfm?t
=kjv&strongs=h530
“Gamaliel.” Wikipedia. https://en.wikipedia.org/wiki/Gamaliel
“Hatikvah.” Wikipedia. https://en.wikipedia.org/wiki/Hatikvah
“Tikvah.” Blue Letter Bible. https://www.blueletterbible.org/lang/lexicon/lexicon.cfm?t
=kjv&strongs=h8616
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