¿Conoces las causas de tu cansancio?
“Él da
esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los
muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que
esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas;
correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán” (Isaías 40:29-31).
“Los
muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen...”
Hoy quizá
te encuentres sin aliento y falto de energía. Para salir de este estado, te
invito a analizar claramente las causas de tu agotamiento, para aprender así a
controlarlas mejor. Ante todo, debes entender que hay muchas formas de
cansancio. Está:
- El cansancio físico
- El cansancio emocional
- El cansancio psicológico
- El burn-out o la depresión
¿Reconoces
en ti alguno de estos tipos de cansancio? David decía en un Salmo: “Ten
misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy enfermo; Sáname, oh Jehová, porque
mis huesos se estremecen” (Salmo 6:2).
Es
importante que analicemos las causas del cansancio. Este puede ser originado
por falta de sueño, por exceso de trabajo, por dificultades relacionales,
enfermedad, presión en el trabajo, una mala alimentación, falta de ejercicio
físico, falta de motivación, ...
Incluso
los adolescentes se fatigan y se cansan, dice la Biblia. ¡Qué decir entonces de
los que ya no son tan jóvenes, que tienen falta de sueño y que además no paran
de trabajar todo el día!
El Señor
conoce los motivos de tu agotamiento, y el tipo de cansancio que estás
experimentando. Jesús dijo: “Yo soy el buen pastor; y conozco mis
ovejas, y las mías me conocen” (Juan 10:14).
Dios no
se cansa nunca de llevar tu cansancio. ¡Él te conoce y te ama, amigo(a)
mío(a)! Él conoce
tus dolores, y los desafíos a los que te enfrentas.
En este
día, Él viene para librarte y darle una solución a tu agotamiento, como hizo en
su día con el pueblo de Israel: “Y he descendido para librarlos de mano
de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a
tierra que fluye leche y miel...” (Éxodo 3:8).
¡Querido(a)
amigo(a), empieza a entrar desde este día en el reposo del Señor!
Gracias
por existir
Eric
Célérier – YouVersión La Biblia
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