La Biblia – Un Libro de Conexiones
A
veces nos parece que en quienes confiábamos que nos diesen buenos informes
noticiosos no resultan tan confiables como pensábamos. Y como si las noticias
locales, mundiales, pesadas, livianas y de última hora no fueran suficientes,
ahora tenemos noticias verdaderas y ficticias, obligándonos a discernir entre
cuál es cierta y cuál es falsa. ¡No es así con las Buenas Noticias de Dios! No hay
un informe mejor y más confiable hoy día que el de nuestro Dios vivo, cuyo
poder y fuerza no tiene parangón, cuya autoridad es absoluta y cuyo amor por la
humanidad se iguala sólo por Su deseo de tener una relación íntima con aquellos
que Él creó. Para tener una descripción precisa del carácter y las actividades
de este Dios asombroso, todo lo que tenemos que hacer es leer Su Libro.
Este
año, Puentes para la Paz, a través de su iniciativa Ignite the Truth [Enciende
la Verdad], tuvo el privilegio de leer este Libro juntamente con miles de
amantes de la Biblia por todo el mundo. Al hacerlo, yo personalmente fui
alentada, animada y fortalecida, como estoy segura que muchos de ustedes
también lo han sido. Además, me han llamado la atención las notables conexiones
que Dios estableció, vínculos entre Su pueblo y Sí mismo, y entre los
integrantes de Su pueblo. Para aquellos que pensaban que el testamento original
(Tanaj o Antiguo Testamento) quedó caducado con el advenimiento del
más reciente testamento (los Escritos Apostólicos o Nuevo Testamento), sólo
hace falta ver las miles de conexiones que Dios hizo entre ambos testamentos
para que comprendamos que ninguno está destinado a tomarse individualmente.
Una Herencia Compartida
Se
ha dicho que el judaísmo no necesita al cristianismo para explicar su
existencia, pero que el cristianismo no puede explicar su existencia sin el
judaísmo. El erudito bíblico Dr. Marvin Wilson sugiere que sin el judaísmo, el
cristianismo tampoco hubiera perdurado, afirmando que las raíces del
cristianismo penetran profundamente en el suelo hebreo. Los dos sistemas de fe,
tan parecidos en muchos aspectos pero muy diferentes en otros, están
intrínsecamente unidos a través de nuestra historia y nuestras Escrituras
compartidas. Históricamente, para muchos cristianos y judíos, esa conexión ha
sido de poco interés y fácil de ignorar. Sin embargo, existen hoy día muchos en
cada comunidad que están cada vez más deseosos por aprender sobre el otro. Están
descubriendo los valores compartidos, el mismo amor por el Dios de Israel y una
herencia en común basada en el corazón de Dios, según han sido revelados en la
Biblia.
Para
muchos cristianos, a quienes se les ha dicho que el Tanaj (Antiguo
Testamento) ya no tiene validez, una exploración de los primeros dos tercios de
la Biblia añade profundidad y riqueza a su fe, además de que provee mayor
comprensión de los Escritos Apostólicos (Nuevo Testamento). Por su lado,
algunos en la comunidad judía están llegando a reconocer que esta nueva porción
bíblica es realmente muy judía, escrita por autores judíos, llena de frases
idiomáticas hebreas, y repleta de citas de las Escrituras hebreas.
Fundamento para Ambos
El Diccionario
Evangélico de Teología Bíblica Baker define un canon como el conjunto
de textos o libros considerados como Escritura autoritativa de Dios. Tanto para
el judaísmo como para el cristianismo, nuestro proceso de canonización se basa
en un consenso de que las obras bajo consideración fueron inspiradas por Dios
mismo, empapadas con Su aliento, como declaró el apóstol Pablo en 2 Timoteo
3:16. Algunas porciones del Tanaj (Antiguo Testamento) ya eran
reconocidas como autoritativas para el año 400 a.C., y cerca del tiempo de la
destrucción del Templo en el año 70 d.C. el proceso se encontró casi
concretado, con la excepción de cuatro libros: Proverbios, Cantar de los
Cantares, Eclesiastés y Ester, los cuales se agregaron más tarde antes del
cierre oficial del canon a principios del segundo siglo. La canonización de los
Escritos Apostólicos (Nuevo Testamento) también fue un proceso largo y arduo,
produciendo un cuerpo autoritativo durante los siglos cuarto y quinto.
Claramente,
el Tanaj es el fundamento sobre el cual descansan ambos
sistemas de fe. En cierto sentido, es como el originador de los Escritos
Apostólicos, dando forma a lo que llegaría ser el cristianismo. Algunos en la
Iglesia hoy día enseñan que el mensaje de la Biblia es corto y sencillo, y sólo
necesita las historias de la creación, la caída del hombre, la salvación y su
restauración. Sin embargo, opino que un examen más cuidadoso del Libro
evidencia mucho más. Los conceptos del monoteísmo, el carácter sagrado de la
vida, la resurrección de los muertos, una vida futura, la pecaminosidad del
hombre comparada con la santidad y justicia de Dios, la gracia divina, Dios
como Salvador y Libertador, una relación amorosa entre Dios y la humanidad, la
expiación, la elección, el pacto y el Reino de Dios son fundamentales para el
judaísmo y están firmemente incrustados en las Escrituras hebreas. También son
los pilares teológicos sobre los cuales se apoya el cristianismo, y se
encuentran en las páginas de los Evangelios y las Epístolas a través de las enseñanzas
de Pablo, Pedro, Santiago, Juan y Jesús (Yeshua).
Dilo de Nuevo…
La
mayoría de los estudiosos están de acuerdo en que hay literalmente miles de
referencias al Tanaj (Antiguo Testamento) en los Escritos
Apostólicos (Nuevo Testamento), incluyendo citas directas, referencias y
paralelismos. Dependiendo de la traducción utilizada, la mayoría de los
estudiosos sugieren que hay entre 350 y 500 citas directas de 29 de los 39
libros del Tanaj que se encuentran en 23 de los 27 libros de
las Escritos Apostólicos. ¡La Biblia de la Letra Azul (que destaca el lugar de
la cita original en azul) coloca el número de citas en 855! Cuando Mateo
escribió su relato del Evangelio, citó de Génesis, Éxodo, Deuteronomio, Salmos,
Isaías, Jeremías, Miqueas, Oseas y Zacarías. La narración de Lucas incluye una
lista similar, con la adición de Malaquías y Levítico. El apóstol Juan hizo 550
referencias al Tanaj en su Apocalipsis.
Quizás
la referencia más importante hecha al Tanaj se encuentra en
las propias palabras de Jesús (Yeshúa). En Juan 5:46-47, desafió a sus
oyentes con: “Porque si creyeran a Moisés, me creerían a Mí, porque de
Mí escribió él. Pero si no creen sus escritos, ¿cómo creerán Mis
palabras?”
Cuando
Jesús se unió a dos de Sus discípulos en el camino a Emaús (Luc. 24:13-35),
hizo que sus corazones ardieran dentro de ellos mientras les hablaba, y les
preguntó: “¿No era necesario que el Cristo (el Mesías) padeciera todas
estas cosas y entrara en Su gloria? Comenzando por Moisés
y continuando con todos los profetas, les explicó lo referente a Él
en todas las Escrituras” (vs. 26-27).
En
Mateo 4:1-11, leemos sobre el encuentro entre Jesús y “el tentador” (el
diablo), quien estaba decidido a inducir al Mesías para que actuara de una
manera que desagradaría a Dios. Jesús rechazó cada tentación con una
declaración de la Biblia, citando a Deuteronomio 6:13, 6:16 y 8:3. El poder de
la Palabra de Dios se vio claramente en Su respuesta: “Escrito está:
‘No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de
Dios’” (Mat. 4:4). Esas palabras por medio de las cuales Él, Sus
discípulos y la Iglesia primitiva vivían se encontraban en el Tanaj.
Referencias Implícitas
Sería
imposible en este breve artículo enumerar todos los textos en los Escritos
Apostólicos (Nuevo Testamento) que hacen referencia implícita al Tanaj (Antiguo
Testamento), aunque no son citas directas. ¿Puedo sugerirle que haga un estudio
bíblico por su cuenta utilizando la siguiente lista que pudiera alentarlo a
estudiar aún más?
Compare
Isaías 7:14 con Mateo 1:23; Miqueas 5:2 con Mateo 2:6; Oseas 11:1 con Mateo
2:15; Jeremías 31:15 con Mateo 2:18; Génesis 1:27 con Marcos 10:6; Éxodo 20:12
y 21:17 con Marcos 7:10.
Además,
hay innumerables eventos paralelos en cada testamento, los que hubiesen hecho
más relacionables y creíbles las experiencias de los apóstoles. En el Tanaj,
hay varias historias de mujeres que, según ciencia cierta, no debieron haber
quedado embarazadas pero lograron tener hijos. Ya fuesen estériles o demasiado
avanzadas en edad, esas mujeres sólo pudieron haber concebido mediante un acto
de intervención divina. Por otro lado, Elisabet, la madre de Juan el Bautista,
tuvo una experiencia similar, como también María, la joven y soltera madre de
Jesús (Yeshúa) el Mesías. Así como Sara, la madre de Isaac, esas mujeres
no debieron haber quedado embarazadas, y sin embargo así fue. Y sus embarazos
fueron anunciados de antemano por una visita divina. Dios habló a Sara, María,
Abraham, Zacarías y José, confirmando la naturaleza milagrosa de esos
embarazos.
Los
oyentes del primer siglo también habrían sentido una conexión inmediata cuando
se enteraron del decreto del rey Herodes, exigiendo que todos los infantes en
el área de Belén fuesen asesinados. No fue la primera vez en la historia de
Israel que se hizo tal decreto. Debieron haber recordado inmediatamente a
Moisés y la declaración similar hecha por el faraón para matar a los recién
nacidos. Pero Dios intervino y salvó la vida de Moisés cuando fue removido de
la comunidad de Israel, encontrando refugio entre el pueblo egipcio. Ese fue
también el caso de Jesús.
En
adición, el concepto de Dios como sanador era bien conocido por el pueblo judío
durante la época de Jesús. El Señor usó a los profetas de la antigüedad para
traer sanidad más de una vez, y aquellos que anticipaban ver al Mesías en el
Israel del primer siglo esperaban que Él viniese con “salud en sus
alas” (Mal. 4:2). Esas Escrituras hablan de ciegos cuya vista fue
devuelta y de personas resucitadas de entre los muertos, líderes que oraron
para que el sol se detuviera y otros milagros fuera del ámbito natural. Eran
historias de fe, sacrificio, esperanza, amor y victoria en Dios. Eran hechos
que vinculaban lo que Dios hizo en el pasado con lo que hacía en el presente,
ya que Dios es el mismo ayer, hoy y por siempre (Heb. 13:8).
El Libro de Conexiones
Los
autores de los Escritos Apostólicos (Nuevo Testamento) claramente no deseaban
descartar las palabras de los profetas ni las enseñanzas de la Torá (Gen.
a Deut.). Más bien, buscaban honrar las palabras de Dios y mantenerse fieles a
las enseñanzas con las que habían sido criados. Vivían en una época de gran
turbulencia y, sin embargo, también un tiempo de cumplimiento profético, una
época en que su mundo estaba a punto de ponerse al revés. El Tanaj (Antiguo
Testamento) fue su ancla.
Nosotros
también vivimos en una época de gran turbulencia. Nuestro mundo está cambiando
rápidamente, y a veces sentimos que está a punto de ponerse al revés. Pero
nosotros también vivimos en una época de cumplimiento profético. Dios aviva en
Su pueblo el deseo de leer y abrazar la totalidad de Su Palabra, y a medida que
así lo hacemos, se hace evidente la profunda importancia de los eventos del
día, al igual que para aquellos discípulos del primer siglo. Las historias de
la creación, el diluvio, el resurgimiento de la humanidad y el nacimiento de
Israel como nación nos sirven como ejemplo, según nos enseñaron los apóstoles.
En esos eventos vemos el carácter de nuestro Dios: Su misericordia, amor, poder
y fidelidad. Leemos acerca de Su increíble relación con el pueblo de Israel y
las promesas que les hizo hace milenios. Sólo entonces podremos comprender con
profunda alegría el cumplimiento de Sus promesas que percibimos por nuestros
propios ojos. Dios rescata a Su amado Israel del cautiverio, nos fortalece a
Sus hijos gentiles y permite que las naciones vean que Él es Dios. ¡Eso, mis
amigos, es una noticia que vale la pena difundir!
por: Cheryl L.
Hauer, Vice-Presidenta
Traducido por Teri S. Riddering,
Coordinadora Centro de Recursos Hispanos
Bibliografía
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Rudd, Steve. “List of 300 Old Testament Quotes in New Testament.” The
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