Recordar Ser Agradecidos - En Todo Momento



¿De qué está agradecido: su carrera, su familia, su salud, su prosperidad financiera? ¿Con qué frecuencia se detiene para reflexionar sobre los aspectos positivos de su vida, por los cuales está realmente agradecido? Y cuando da gracias, ¿a quién, o a qué, le expresa su gratitud?
Para muchas personas en los Estados Unidos, esta semana marca dos eventos importantes: el inicio oficial de la temporada navideña (aunque para muchos vendedores al detalle comenzó a mediados de agosto), y la celebración del Día de Acción de Gracias, una fiesta en la que los hombres, mujeres y los niños ofrecen gracias por sus bendiciones en la vida. Para algunos, es un momento para dirigir la atención al Dios que otorga esas bendiciones. Otros centran su agradecimiento en otra parte, tal vez para la buena fortuna, sus propios esfuerzos o en circunstancias aleatorias.
Personalmente, doy gracias a Dios, a quien la Biblia describe como el Creador, proveedor y sustentador de todo lo que siempre ha sido y será. Reconozco que poseo ciertos dones y habilidades, pero también entiendo que no hice nada para ganarlos. Ciertamente no podría comprarlos en ningún lado. Creo que el Señor me los dio para que los desarrolle y los use para darle gloria. Y por eso, y muchas otras cosas, le agradezco.
Al mismo tiempo, no creo que la acción de gracias deba limitarse a un día o estación en particular. Uno de los primeros versículos de la Biblia que aprendí advierte: «Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús» [1 Tesalonicenses 5:18 RVR]. Según tengo entendido, «en todo» significa: en todas las circunstancias.
Por lo tanto, esto significa que debemos dar gracias no solo al vivir cosas buenas, lo que generalmente definimos como nuestras «bendiciones», sino también en medio de circunstancias difíciles e incluso dolorosas. Otro pasaje lo presenta de esta manera: «No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho» [Filipenses 4:6 NTV].
Es sencillo sentir gratitud en esos momentos en que todo parece ir bien. Todas las facturas están pagadas; tenemos ropa más que suficiente para usar; tenemos un techo sobre nuestras cabezas y comida en el refrigerador; no hemos tenido contratiempos de salud; encontramos nuestro trabajo agradable y gratificante. Como algunos podrían decir: «¡Todo está bien!».
Sin embargo, todos hemos aprendido que en la vida ocurren dificultades y adversidades. Las emergencias ocurren, perturbando nuestros presupuestos. Nosotros —o alguien a quien amamos— recibimos un diagnóstico médico desafortunado. Nuestros trabajos se vuelven tediosos, frustrantes e incluso agonizantes, pero no tenemos mejores opciones. ¿Cómo nos mantenemos agradecidos en momentos como este? Creo que encontramos la respuesta en las Escrituras. Nuestro enfoque debe estar en Dios, quien promete estar siempre con nosotros y satisfacer nuestras necesidades, independientemente de las circunstancias, por más difíciles que sean.
En un conocido salmo, el autor describe numerosos contratiempos y admite: «Desde mi angustia clamé al Señor…». Pero luego agrega: «y él respondió dándome libertad. El Señor está conmigo, y no tengo miedo; ¿qué me puede hacer un simple mortal?» [Salmo 118:5-6 NVI]. Teniendo esta seguridad, tanto al principio como al final del salmo, al autor exhorta a sus lectores: «Den gracias al Señor, porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre» [Salmo 118:1,29 NVI].
Cuando confiamos en que Dios tiene el control, podemos agradecerle en los buenos y malos momentos. Podemos, como otro salmo nos dice: «Entren por sus puertas con acción de gracias; vayan a sus atrios con alabanza. Denle gracias y alaben su nombre» [Salmo 100:4 NTV].

Robert J. Tamasy - MANÁ DEL LUNES es una edición semanal de CBMC INTERNATIONAL

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