Reconstruyendo Vidas Destruidas por el Terrorismo
Las madres israelíes que viven en la frontera con
Gaza están gimiendo. Durante más de un año, disturbios violentos, disparos de
francotiradores, dispositivos explosivos, cometas incendiarios y cohetes de
Hamás han mantenido a los israelíes corriendo por su seguridad a refugios
contra bombas. Maayan Hendler, una madre de Sderot, derramó su corazón en un
video publicado por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel, diciendo:
“No es natural explicarle a un niño que es saludable…y bueno el tener miedo. [Pero]
cuando suenan las sirenas a todo volumen corremos hacia un lugar protegido
en…pánico y luego tratamos de convencer a nuestros hijos de que no hay
necesidad de estar asustados.” Karen Halperin, otra madre que vive cerca de la
frontera con Gaza, agregó con lágrimas: “Estamos tratando de criar a una
generación que no odie. Pero, ¿cómo puedes amar a alguien que te está haciendo
daño?”
Las familias en la frontera con Gaza tienen sólo 15
segundos para buscar refugio antes de que caigan los cohetes de Hamás. Viven en
tensión constante, preguntándose cuándo vendrá el próximo ataque. Un enorme 40%
de los niños sufre de trastorno de estrés postraumático (TEPT), una condición
que generalmente se encuentra entre los soldados que han experimentado fuerte
combate. Se requieren técnicas especializadas para tratar a estos niños y
enseñarles a manejar el estrés y la adrenalina que recorre sus diminutos
cuerpos durante tales ataques.
En los pasados meses, Israel ha experimentado un
nivel de odio incesante por parte de los palestinos, incluyendo el asesinato
violento de una mujer joven en un bosque de Jerusalén, bombardeos de cohete,
atropellamientos por auto, puñaladas y disparos. El terrorismo, con su
resultante temor, dolor y tragedia, son parte de la dura vida cotidiana.
Mientras los terroristas palestinos intentan convertir los caminos, las
esquinas y las paradas de autobús de Israel en campos de batalla, los israelíes
en ciertas áreas piensan dos veces antes de salir al supermercado o dejar a sus
niños en la escuela. Los padres acuestan a sus hijos por la noche preguntándose
si serán despertados por el silbido de cohetes entrantes.
Recientemente, Hamás reanudó el lanzamiento de
cohetes de largo alcance contra Israel en la periferia de la Franja de Gaza.
Hacía unos meses, habían llegado hasta Tel Aviv, una ciudad de más de 400,000
habitantes. El sistema de defensa de misiles Cúpula de Hierro evitó que hubiese
víctimas, pero no es posible detener a cada uno, ya que son decenas a la vez.
Hace unos meses, un cohete impactó directamente la casa de la familia Wolf,
hiriendo a los siete miembros de la familia que se encontraban acurrucados en
el interior y matando a dos mascotas queridas. El proyectil atravesó el techo y
detonó contra el suelo, arrojando metralla por todas partes e incendiando la
casa. Según vecinos y trabajadores de rescate que investigaban las ruinas
humeantes, todos estaban de acuerdo: la supervivencia de la familia no fue nada
menos que un milagro.
En escasos minutos, toda la existencia de la
familia Wolf fue reducida a escombros. Aun así, pudo haber sido mucho peor.
Imágenes de la casa evidenciaron el efecto devastador de la metralla que
atravesó la cuna del bebé. Ese bebé de cinco meses sufrió metralla incrustada
en su cabeza, pero se espera que recupere por completo. “Lo más importante es
que estamos bien,” dijo el padre Daniel, desde su cama de hospital. “Vimos
muchos milagros.”
No todas las víctimas de ataques terroristas
terminan tan ilesos. Poco después de las 10:00 a.m. en un día típico, un
terrorista palestino armado con cuchillo se arremetió contra el Sargento Gal
Keidan, de 19 años, que vigilaba una estación de autobuses. El terrorista lo
apuñaló repetidamente, le arrebató su arma y le disparó a quemarropa antes de
dirigir el arma contra el tráfico. El Rabino Ahiad Ettinger, de 47 años,
conducía a su casa cuando quedó atrapado en medio del ataque. Sin pensar en su
seguridad, el valiente rabino ya herido enfrentó al atacante con su propia arma
y disparó al terrorista, lo que provocó que huyera en lugar de que siguiera
matando a otros. El Rabino Ahiad pagó un alto precio por su heroísmo. Una de
las balas del terrorista había atravesado su parabrisas y se alojó en su
cabeza. Permaneció con vida casi 24 horas, pero finalmente sucumbió ante sus
heridas. Su esposa recién viuda ahora tiene la responsabilidad de criar sola a
sus 12 hijos.
Los hijos del Rabino Ahiad tomaron turnos hablando
sobre su padre durante su funeral. “¿Cómo es que tú, que traías tanta vida al
mundo, ya no estés aquí para vivir con nosotros?” se lamentó su hija mayor.
“Todos los días, cuando regresabas del trabajo, te asegurabas de tener una
conversación con cada uno de nosotros o de darnos una lección de la Torá,”
recordó otro. “Estabas de camino a casa y regresaste para salvar vidas,”
compartió un tercero. “Te extrañaremos mucho.”
Recogiendo los Pedazos
A lo largo de las Escrituras, vemos la tierna
compasión de Dios por los afligidos, los enlutados y los adoloridos. Él se
identifica como el Dios que “sana a los quebrantados de corazón y venda
sus heridas” (Sal. 147:3). Se compromete a “consolar a todos
los que lloran” (Isa. 61:2b; Mat. 5:4). Él también nos llama a
colaborar con Él en esta tarea tan crucial. “‘Consuelen, consuelen a Mi
pueblo,’ dice su Dios. ‘Hablen al corazón de Jerusalén y díganle a voces que su
lucha ha terminado…” (Isa. 40:1-2a).
Hemos tomado Su llamado en serio. Cuando el
terrorismo desgarra la vida cotidiana en Israel, Puentes para la Paz ayuda a
recoger los pedazos y ofrece apoyo físico y consuelo emocional para reconstruir
las vidas destrozadas. A través de nuestro programa Víctimas de Terrorismo, nos
acercamos a los heridos con asistencia financiera para suavizar el doloroso y
costoso camino de sanidad y rehabilitación. Nos acercamos a las viudas y los
huérfanos con regalos de aliento para que sepan que no están solos. Ayudamos a
patrocinar un retiro anual para niños que han perdido un ser querido durante un
ataque terrorista, creando un ambiente seguro para procesar su trauma y dolor
persistente junto con otros compañeros. Ayudamos a construir refugios contra
bombas para que las comunidades en la línea de fuego tengan lugares seguros a
donde llegar en 15 segundos cuando comienzan a caer los cohetes.
Podemos hacer esto y mucho más sólo por el generoso
apoyo de cristianos que responden al llamado de Dios para los de corazón
quebrantado. Él nos ha pedido que sirvamos como Sus manos y Sus pies, brindando
consuelo a Su pueblo en su momento de dolor y luto. ¿Responderá a Su llamado?
¿Dará generosamente hacia el fondo de Víctimas de Terrorismo para que podamos
ayudar a Israel a reconstruir lo que el terrorismo ha destruido?
Blessings from Israel,
Rebecca J. Brimmer
International President and CEO
Puentes para la Paz
Traducido por Teri S. Riddering,
Coordinadora Centro de Recursos Hispanos
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