Dejando su Huella A Través de la Tutoría, Parte 1
«Quiero
hacer la diferencia». ¿Alguna vez ha dicho esto? Es un pensamiento que muchos
de nosotros hemos expresado, ya sea en público o al menos a nosotros mismos. Si
usted es un miembro de la generación Baby Boom ya al final de su carrera, o un
Millenial que acaba de empezar en su trabajo, ese es un deseo que muchos
compartimos.
La
pregunta es, ¿cómo hacemos esa diferencia? ¿Cómo podemos tener éxito en dejar
una marca que perdure mucho después de que hayan terminado nuestros días de
laborales?
Hay
muchas sugerencias posibles, pero hay una que recomendaría altamente: el
discipulado. Sé que podría tener una objeción, diciendo algo como: «Tuve un
mentor una vez, ¡y fue una experiencia terrible!». Ese no es el tipo de tutela
de la que estoy hablando. Muchos de nosotros hemos tenido alguna mala
experiencia cuando se nos asignó un mentor que no tuvo un interés genuino en
nosotros y consideramos que ser un mentor es una tarea impuesta.
No,
el tipo de mentoría al que me refiero implica una relación de beneficio mutuo,
dos personas en un viaje juntas que buscan crecer y construirse en la vida del
otro. Cuando David A. Stoddard y yo fuimos coautores del libro The
Heart of Mentoring: Ten Proven Principles for Developing People to Their
Fullest Potential [El Corazón del Mentor: Diez principios comprobados
para desarrollar en todo su Potencial a las Personas], aprovechamos la
experiencia de Dave al contar con dos mentores maravillosos que invirtieron
mucho de sí mismos en él, escuchando, enseñando y modelando, lo que significó
tener éxito en los negocios y en la vida.
Dave
continuó reproduciendo ese proceso de tutoría en las vidas de docenas de otros
hombres durante más de 30 años. Falleció hace cinco años, pero su impacto, la
marca que dejó a través de la mentoría de otros, continúa hasta hoy a través de
muchas de esas personas.
¿Cómo
es ese tipo de tutoría? Aquí hay algunos de los principios que citamos en
nuestro libro, junto con los preceptos bíblicos que los respaldan:
Vivir
es sobre dar. Con demasiada frecuencia, la tutoría se ve a través
de una lente de «qué hay para mí». La mentoría más efectiva se realiza enfocada
en los mejores intereses de la persona a la que se está asesorando, a la que
denominamos el «socio mentor». Queremos ayudarla a convertirse en todo lo que
pueda ser... recordando las palabras del Señor Jesús: «…Más bienaventurado
es dar que recibir» [Hechos 20:35 RVR].
La
tutoría es un proceso que requiere perseverancia.
Pasar tiempo con alguien que necesita nuestra ayuda a veces puede ser
frustrante o desalentador, especialmente cuando no vemos el progreso que
esperábamos. Es por eso que la perseverancia es necesaria, seguir adelante y
permanecer comprometido con el mentor, incluso cuando no se cumplen las
expectativas. «Así que no nos cansemos de hacer el bien. A su debido tiempo,
cosecharemos numerosas bendiciones si no nos damos por vencidos» [Gálatas
6:9 NTV].
Los
mentores efectivos abren su mundo a sus socios mentores.
Nada construye confianza más que ser transparente, incluso totalmente
vulnerable, a la otra persona. Como estamos abiertos a los demás, honestos con
nuestras propias luchas, eso les da confianza para abrirse con nosotros. «Tanto
los amamos y queremos que no sólo les habríamos anunciado la buena noticia de
Dios sino que, de haber sido necesario, hasta habríamos dado nuestra vida por
ustedes» [1 Tesalonicenses 2:8 TLA].
2018. Robert
J. Tamasy - © MANÁ DEL LUNES es una edición semanal de CBMC INTERNATIONAL
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