Para Ser Un Buen Líder, Sea Un Buen Aprendiz
El liderazgo nos ofrece grandes
oportunidades. Muchos líderes consideran sus roles como un gran privilegio.
Pero el liderazgo también presenta importantes desafíos, no solo al guiar
eficazmente a los demás, sino también para evitar las trampas que han acosado a
las personas en puestos de eminencia a lo largo de la historia.
Por ejemplo, las posiciones de liderazgo
pueden inflar el ego. Esta es una razón por la que leemos esta advertencia del
apóstol Pablo, siendo él mismo un líder bien establecido: "Por la gracia que se me ha dado, les digo a todos
ustedes: Nadie tenga un concepto de sí más alto que el que debe tener, sino más
bien piense de sí mismo con moderación, según la medida de fe que Dios le haya
dado." (Romanos 12: 3).
Una manera en que "pensamos más en
nosotros mismos de lo que deberíamos" es actuar suponiendo de que sabemos
todo, al menos más que todos los que dirigimos o administramos. Tememos que si
admitimos que no tenemos todas las respuestas, los subordinados pueden pensar
menos en nosotros, o incluso cuestionar nuestra autoridad.
Sin embargo, uno de los rasgos entrañables
de los buenos líderes es la voluntad de reconocer que todavía tienen mucho que
aprender. De hecho, la apertura para aprender de aquellos que dependen de ellos
puede permitirles a los líderes demostrar cuánto valoran a su personal. Un buen
líder se esfuerza por seguir siendo un buen aprendiz. Muchas de mis mejores
lecciones en el lugar de trabajo provienen de personas que contraté y dirigí.
Encontramos que los buenos líderes son
buenos aprendices, un principio ejemplificado por Jesucristo, a quien la
Biblia describe como completamente Dios y completamente hombre. Como Dios en la
carne, no le faltó conocimiento. Sin embargo, mostró a sus seguidores la
voluntad de aprender de ellos. Por ejemplo, Jesús preguntó a Sus discípulos:
"¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre?" (Mateo 16:13).
No necesitaba hacer esta pregunta, pero
estaba ansioso por escuchar lo que sus seguidores tenían que decir.
Previsiblemente, ofrecieron una variedad de respuestas. Entonces Jesús hizo una
segunda pregunta, "¿Pero qué hay de ustedes? ¿Quién dicen que
soy?" Uno de ellos, Pedro, pronto respondió: "Tú eres el
Mesías, el Hijo del Dios viviente" (Mateo 16: 15- 16). Jesús no solo
quería saber sus respuestas, sino también quería animarles a pensar sobre la
cuestión más importante de todos los tiempos.
Lo mismo se aplica al ámbito del lugar de
trabajo. Independientemente de la empresa en la que participemos, la verdad de
que los buenos líderes son buenos aprendices, líderes / aprendices,
nunca falla. De hecho, es atemporal. La Biblia da mucha información sobre esto,
incluido el libro de Proverbios. Aquí hay solo dos ejemplos:
Mantener
una actitud abierta para aprender cosas nuevas. Se ha dicho: "Ninguno de nosotros es
tan inteligente como todos nosotros". Puede requerir humildad para
reconocerlo, pero cada uno puede aprender de personas incluso en los niveles
profesionales más bajos. Pueden dar perspectivas y enfoques que quizás no
hayamos considerado. "Aplica tu corazón a la instrucción y tus oídos a
las palabras de conocimiento" (Proverbios 23:12).
Ir en pos
de la verdad y la comprensión.
Los seguidores de Jesucristo oran por sabiduría y guía de Dios. A menudo Él lo
proporciona a través de otras personas. Somos sabios al considerar lo que están
pensando antes de tomar decisiones clave. "Compra la verdad y no la
vendas, obteniendo así sabiduría, disciplina y entendimiento"
(Proverbios 23:23).
© 2018. Robert J. Tamasy - MANÁ
DEL LUNES
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