Tomar Decisiones con la Cabeza - Y el Corazón

Aquellos de nosotros que estamos en el mundo de los negocios sabemos que la vida está llena de decisiones tras decisiones. Varía la manera en cómo tomamos las decisiones, pero he notado que la mayor parte de las decisiones de negocios se toman sin pensar mucho. Desafortunadamente, las decisiones apresuradas pueden tener un impacto perjudicial en las empresas y en la vida de las personas involucradas.
Considere algunas de las malas decisiones de negocios que haya tomado. ¿Qué salió mal? Algunas de mis decisiones fueron muy impulsivas, consideración muy poco los efectos que tendrían en los que me rodean. No me quedo detenido por mis malas decisiones, pero me he determinado que debo aprender de mis pasados errores tácticos. He llegado a entender que las decisiones tienen ramificaciones que van más allá de mis intereses. Ahora mi principal preocupación es cómo verá Dios mis acciones - y cómo éstas afectarán la vida de los demás.
Esto no quiere decir que debemos sopesar cada decisión por los resultados potenciales, pero sería prudente llevar nuestros corazones - y nuestras cabezas - al proceso de toma de decisiones. La Biblia tiene mucho que decir sobre esto. Por ejemplo, en el Salmo 90, descrito como una oración de "Moisés, el hombre de Dios", versículos 11 y 12 declaran: “¿Quién puede comprender el poder de tu enojo? Tu ira es tan imponente como el temor que mereces. Enséñanos a entender la brevedad de la vida, para que crezcamos en sabiduría.” Moisés conoció a Dios íntimamente y aprendió de las malas decisiones que había tomado como líder de Israel.
En 1 Samuel 13:14, el profeta nos relata que el rey de Israel Saúl tomó una decisión imprudente lo que puso fin a su reinado “No obedeciste al mandato que te dio el SEÑOR tu Dios. Si lo hubieras obedecido, el SEÑOR habría establecido tu reinado sobre Israel para siempre. Pero ahora tu reino tiene que terminar, porque el SEÑOR ha buscado a un hombre conforme a su propio corazón. El SEÑOR ya lo ha nombrado para ser líder de su pueblo, porque tú no obedeciste el mandato del SEÑOR”. En Gilgal, Saúl tomó las cosas en sus manos, resolviendo no esperando los siete días completos que le tomó llegar a Samuel y así poder llevar a cabo el sacrificio prescrito. Aparentemente, Saúl estaba muy preocupado porque sus tropas estaban perdiendo el corazón ante los filisteos que estaban preparándose para atacar.
El rey Salomón enseña en Proverbios 23: 15-18, "Hijo mío, si tu corazón es sabio, ¡mi propio corazón saltará de alegría! Todo mi ser celebrará cuando hables con rectitud. No envidies a los pecadores, en cambio, teme siempre al SEÑOR. Si lo haces, serás recompensado; tu esperanza no se frustrará." Esta es una lección importante que debemos dominar. Temer (tener reverencia por) al Señor es crítico para enfrentar las decisiones comerciales con el corazón.
En Santiago 4: 13-16 se les recuerda a las personas de negocios y a los profesionales que dicen seguir a Jesucristo como Salvador y Señor:"Ahora escuchen esto, ustedes que dicen: "Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad, pasaremos allí un año, haremos negocios y ganaremos dinero." ¡Y eso que ni siquiera saben qué sucederá mañana! ¿Qué es su vida? Ustedes son como la niebla, que aparece por un momento y luego se desvanece. Más bien, debieran decir: "Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello." Pero ahora se jactan en sus fanfarronerías. Toda esta jactancia es mala”. Esta ver dad es muy seria y útil para servir a Dios en los negocios.
Hay mucho que ganar al tomar decisiones empresariales con el corazón, en lugar de actuar impulsivamente. El Señor desea que tengamos una experiencia que nos cambie la vida durante nuestro tiempo en la tierra. Confiar en las Escrituras y seguirlas en nuestra vida profesional hará que sea mucho más significativa.
Los profetas Jeremías y Ezequiel profetizaron un nuevo pacto que estaba por venir. Todos podemos tener un "corazón nuevo" que nos permita ver a Dios ya los demás en una luz totalmente nueva. Este nuevo corazón viene de una relación correcta con Jesús. Debemos orar, buscando que Él esté íntimamente involucrado en todos los aspectos del negocio y nuestras vidas personales.

Por Jim Langley - © MANÁ DEL LUNES es una edición semanal de CBMC INTERNATIONAL

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