¿Guardar la Fe en Contenedores?

Los contenedores pueden ser útiles. De hecho, tenemos un «compartimiento para guantes» en nuestros vehículos, aunque casi nadie lo usa para poner ahí guantes, guardamos linternas, mapas, notas de mantenimiento y otras cosas allí. Las cajas de herramientas y cajas de artesanías tienen divisiones para mantener las cosas separadas para un fácil acceso. Pero, ¿debe mantenerse la espiritualidad, la fe, en un compartimento, para ser  sacada sólo en ocasiones especiales?
Hace poco, un amigo que busca alentar y retar a las empresas y a los profesionales para que reflexionen en Jesucristo, consistente y eficazmente, en el lugar de trabajo, me hizo este comentario:
«Trato de ayudar a mis grupos a integrar su fe en sus negocios y dentro de su esfera de influencia en el mercado. Desafortunadamente, tienen sus ideas dentro de compartimentos y sólo son ‘santos’ los domingos y ‘terribles’ el resto de la semana».
Esta idea es fuerte, pero también triste. Parece que estos empresarios, hombres y mujeres, no han logrado captar la conexión entre la verdad bíblica que se les enseña y su correcta aplicación para el trabajo que realizan a lo largo de la semana. Desde su creación, esta ha sido una meta del «Maná del Lunes» —mostrar la importancia práctica de lo que la Biblia enseña para quienes nos desempeñamos en el trabajo todos los días.
Sin embargo, cuando se trata de la fe en Jesucristo, la Biblia dice que Su presencia e influencia en nuestras vidas deben ser evidentes donde quiera que vayamos y en todo lo que hacemos. Consideremos lo siguiente:
¿A quiénes estamos llamados a servir? Normalmente, vamos a trabajar creyendo que estamos allí para servir a nuestra empresa, organización o superior inmediato. En cierto sentido, eso es cierto. Pero la Biblia dice que tenemos un llamado más alto que eso. «Y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús... Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo, conscientes de que el Señor los recompensará con la herencia. Ustedes sirven a Cristo el Señor»(Colosenses 3:17,23-24 NVI).
Compartimos una asociación única. A veces es tentador cuestionar el valor de nuestro trabajo, la importancia de lo que hacemos cada día. Pero según las Escrituras, debemos entender que trabajamos en concierto con Dios y sus planes. «…somos servidores de Dios, […] como un campo de trigo, como un edificio construido por Dios, del cual Dios es el dueño» (1 Corintios 3:9 NTV).
La realización del trabajo proviene en última instancia de Dios. A menudo nos fijamos en nuestro trabajo por el significado y el cumplimiento, pero puede ser aún más significativo cuando se hace como servicio a Dios y a los demás. «Entonces llegué a la conclusión de que no hay nada mejor que disfrutar de la comida y la bebida, y encontrar satisfacción en el trabajo. Luego me di cuenta de que esos placeres provienen de la mano de Dios. Pues, ¿quién puede comer o disfrutar de algo separado de él» (Eclesiastés 2:24-25 NTV).
Representamos a Jesús a través de nuestro trabajo. Muchos fuera de la familia de Dios nunca se aventurarán en una iglesia por su cuenta. Nuestro trabajo proporciona una red integrada a través de la cual podemos representarlo ante los demás. «Así que somos embajadores de Cristo, como si Dios los exhortara a ustedes por medio de nosotros: "En nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con Dios”» (2 Corintios 5:20 RVR).
Por Robert J. Tamasy

© MANÁ DEL LUNES es una edición semanal de CBMC INTERNATIONAL

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