Saber Cómo y Cuándo Hacer lo Correcto

En la película «Sully» exhibida hace poco, se recrean los acontecimientos que rodearon al vuelo 1549 de U. S. Airways, que se vio obligado a acuatizar en el río Hudson de Nueva York después de que el avión impactara con una bandada y se descompusieran sus dos motores. En esta película se muestra la investigación posterior que, de muchas maneras, no fue para elogiar al valeroso piloto de la aerolínea, Chesley «Sully» Sullenberger, sino que los funcionarios del Consejo Nacional de Transporte y Seguridad lo involucraron en intensos interrogatorios para determinar las causas del incidente.

Sullenberger, quien finalmente fue exonerado de cualquier culpa, dejó claro a través de las respuestas a las preguntas que le hicieron durante la investigación, que a veces, para lograr el éxito, es imposible seguir los pasos prescritos en los manuales. Él atribuyó que el haber sido capaz de ejecutar con éxito el acuatizaje sin víctimas, fue gracias a las lecciones que había ap rendido a través de muchos años de experiencia, incluyendo pasos que no se encuentran en el procedimiento estándar.

La mayoría de nosotros nunca estaremos ante el desafío de pilotar un jet comercial. Sin embargo, tarde o temprano, cada uno de nosotros nos enfrentamos a una «primera vez» —es decir, circunstancias en las que no nos hemos encontrado nunca antes. Para manejar adecuadamente estas situaciones, debemos mantener la calma para poder analizar rápidamente la situación, las probabilidades existentes y l as posibilidades de éxito. En mi profesión como cirujano, muchas veces se deben tomar decisiones clave, al estar en juego la vida de un paciente.

Es decisivo entender cómo tomar decisiones cruciales de manera efectiva y rápida. Este principio es válido también para nuestras vidas. Las consecuencias de nuestras elecciones impactarán a todos los involucrados, físicamente y espiritualmente. Debemos recordar que la vida cotidiana a menudo nos da muchas opciones, pero en términos de eternidad , tenemos sólo dos.

Siendo empresarios o profesionales, servimos como embajadores de Jesucristo en el mercado. En este papel debemos estar dispuestos a defender nuestra fe ante personas que no le conocen y necesitamos estar preparados para cumplir la Gran Comisión de Jesús, presentada en el evangelio de Mateo, que implica hacer discípulos, y ayudarles a crecer en su fe y madurar como seguidores de Cristo. Él dijo: «Por tan to, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo» (Mateo 28:19-20 NVI).

A veces las personas que no conocen a Cristo desafiarán nuestras creencias. Acerca de esto el apóstol Pedro escribió: «Más bien, honren en su corazón a Cristo como Señor. Estén siempre preparados para responder a todo el que les pida razón de la esperanza que hay en ustedes» (1 Pedro 3:15 NVI).

A veces, las decisiones que debemos tomar no siempre seguirán un protocolo prescrito. Podemos tener que omitir pasos establecidos, como mostró la película, para tener el acuatizaje seguro de un aeroplano. Siempre es bueno tener un plan en mente, con alternativas razonables. Pero a veces todo lo que podemos hacer es confiar en la dirección del Espíritu de Dios —nuestra respuesta es estar siempre aler ta y obediente a Su dirección.

Aquí presentamos unos pasos útiles para responder espiritualmente ante emergencias y eventos imprevistos:

A. Conocimiento: Esto nos da la base para poder actuar correctamente «— ¿Acaso no andan ustedes equivocados? —les replicó Jesús—. ¡Es que desconocen las Escrituras y el poder de Dios!»  (Marco s 12:24 NVI).

B. Confianza en Dios: El Señor nos guía de la mejor manera cuando confiamos en Él: «Pon toda tu confianza en Dios y no en lo mucho que sabes» (Proverbios 3:5 TLA).

C. Decisión: Preparase para actuar en el momento oportuno, sabiendo que estamos bien fundamentados en los dos primeros conceptos: «Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el SEÑOR tu Dios te acompañará dondequiera que vayas» (Josué 1:9 NVI).

 Por Luís Cervino

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