El Llamado En Los Negocios (Parte I)

Descubrir nuestras habilidades y talentos, y realizar nuestros deseos profesionales, son críticos para nuestra realización personal. Dios usará nuestra educación, vocación, cultura, lenguaje, dones y habilidades, para servir y bendecir a la sociedad en la que vivimos. No tenemos que buscar medios extraordinarios para encontrar y obedecer el mandato de Dios. Os Guinness, en su libro, El Llamado, escribe que tan sólo necesitamos ser lo que somos y convertirnos en quienes somos en respuesta a la graciosa invitación de Dios. Comprender la vocación —nuestro llamado— nos cambiará y servirá para prosperar socialmente.

En 1989, Letonia todavía era parte de la Unión Soviética, y me presentaron dos opciones dignas para trabajar y de servir allí. Opción 1: Hacer el viaje a Letonia con un barco misionero patrocinado por la denominación para ayudar a distribuir ayuda humanitaria. Opción 2: Unirme a un equipo de 12 carpinteros y voluntarios para reconstruir una iglesia. Esta segunda opción fue organizada por el Ministerio de Cultura, una organización secular, para reconstruir el edificio en ruinas de una iglesia. Siendo un arquitecto, experimentado carpintero y trabajador de la construcción, elegí la segunda propuesta. Esta oportunidad se adaptaba mejor a mis dones, educación, experiencia y habilidades.

A principios de los años noventa, Letonia estaba madura para comunicar principios éticos sólidos e introducir prácticas comerciales justas. El reto de operar un negocio ético en un ambiente post-soviético fue enfrentado por cada empresario y profesional que quería hacer una diferencia. Esta invitación era única y no llevaba la intención de que el clero de la iglesia lo resolviera, sino que fue confiado a negociantes ordinarios que sirven en el mercado.

No había nadie mejor situado para  «ser» y mejor equipado para «convertirse» que los empresarios y los profesionales ansiosos por marcar una diferencia al vivir, mostrar y enseñar los principios de Dios en el trabajo. No era suficiente conocer y comprender quiénes somos. Debíamos preguntarnos: ¿qué vamos a hacer al respecto?

Hace casi 2,000 años, Jesús dijo: «Sígueme». Es probable que estas palabras lleven la declaración más provocadora, desconcertante y cambiante de la historia que la humanidad ha escuchado, intentado entender y obedecer. Este mandamiento entra en la oscuridad como una luz brillante, obligando al cambio. «La luz alumbra en la oscuridad, &ie xcl;y nada puede destruirla!» (Juan 1:5 TLA). Si se obedece esta invitación, afectará vidas, reordenará a las familias, a la sociedad, a la educación y transformará al mercado, ya sea en Letonia o en cualquier otro lugar del mundo. En respuesta al extraordinario llamado de Cristo, nuestras vidas ordinarias no seguirán siendo las mismas. Tampoco serán inútiles.

Descubrir nuestra vocación nos hace libres para «ser» y «convertirnos» en lo que somos. El trabajo es complicado, con problemas diarios y personas que necesitan ayuda. No hay nadie mejor que el empresario o el profesional, en el lugar de trabajo, para cumplir este llamado. Nadie más ordinario y menos perfecto; nadie que necesita más formación debido a la responsabilidad y el impacto potencial en la sociedad para el bien. Si entendemos nuestra vocación y propósito único, podemos administrar, servir y glorificar a Dios en nuestro trabajo. El mandato de Dios a la humanidad es tomar dominio: «¡Reprodúzcanse, multiplíquense, y llenen la tierra! ¡Domínenla!, todo esto para bien, expresa Génesis 1:28.

La comprensión de nuestra vocación transforma nuestro trabajo y da lugar a la visión y el propósito para nuestro ministerio de servicio.Os Guinness escribió: «Los grandes movimientos cristianos se elevarán y caerán. Se montarán grandes campañas y se reunirán grandes coaliciones. Pero todos estos esfuerzos coordinados nunca conseguirán la influencia que un número incalculable de seguidores de Cristo pueden lograr viviendo sus vocaciones fielmente a través de la vasta y compleja sociedad moderna. Como el Rey Salomón comentó acerca de los beneficios de practicar sus talentos: «El don del hombre le ensancha el camino, y le lleva delante de los grandes» (Proverbios 18:16 Biblia del Jubileo 2000).

Por Rudolfs Dainis Smits
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