VERDAD O CONSECUENCIAS
Recuerdo un
juego en televisión que se llamaba "Verdad o Consecuencias." A los
concursantes se les hacía preguntas difíciles de contestar. Si no las podían
contestar correctamente, tenían que hacer algo tonto y embarazoso.
Irónicamente, la mayoría parecía creer que aceptar la consecuencia era más
divertido que responder de manera correcta. ¡La verdad era trivializada!
Hoy vivimos días cuando la verdad parece elástica. Nos
enseñan a ser tolerantes y aceptar la idea de que cada cual puede determinar su
propio camino, su propia verdad. Con esta filosofía, existen muy pocos
absolutos. De hecho, he llegado a la conclusión de que la sociedad moderna adora
el trono de la tolerancia y el relativismo. Según el sitio de Internet
vocabulary.com, "el relativismo es la creencia de que no existe la verdad
absoluta, sino las verdades que un individuo o una cultura particular escoja
creer. Si uno cree en el relativismo, entonces uno cree que personas pueden
tener diferentes perspectivas sobre lo que es moral e inmoral."
Nuestra sociedad, cada vez más secular, opina que los
cristianos con estándares morales, o que creen que la Biblia tiene autoridad
sobre nuestras vidas y que Dios espera que Sus hijos se comporten según Sus
estándares, son intolerantes y críticos de los demás. Es más y más común ver
que cristianos son ridiculizados en la esfera pública.
Por haberme criado en un hogar cristiano, me enseñaron
a respetar la verdad que se encontraba en la Palabra de Dios, y que el ignorar
la verdad de Dios tendría unas serias consecuencias. Nos animaban a buscar en
nuestros corazones, arrepentirnos frecuentemente, y saldar nuestras cuentas con
Dios y con los que nos rodeaban. Teníamos una clara comprensión sobre lo que
estaba bien y lo que estaba mal. No parecía haber muchas áreas de tono gris.
Actualmente en este siglo 21, el mantra del mundo es que "todo está
bien." Lo blanco y lo negro han dejado de ser relevantes, porque todo ya es
gris.
Mi padre acostumbraba decir: "No debemos esperar
que los inconversos actúen como conversos." Tristemente, hoy vemos
conducta inconversa en nuestras iglesias y en las vidas de los que profesan ser
creyentes. Por ejemplo, conozco de pastores que aconsejan a las parejas para que
vivan juntos antes de casarse y asegurarse de que sean compatibles. Otros
enseñan una teología de "súper-gracia," diciendo que porque la obra
de Yeshúa (Jesús) en la cruz nos
salva de todo pecado (pasado, presente y futuro), no hay necesidad de que los
creyentes se arrepientan, sólo los no-creyentes.
Steve Hill, en su libro Spiritual Avalanche [Avalancha Espiritual], habla sobre una
conversación que tuvo con un líder espiritual, quien le dijo: "Ustedes
están anticuados en su 'santidad.' Nosotros estamos modernizados en la
'gracia.' Ustedes viven en esclavitud, mientras que nosotros podemos hacer todo
lo que queramos." Hill continuó escribiendo: "Pastores y maestros
alrededor del mundo han sucumbido a enseñanzas heréticas, incluyendo la
reconciliación universal y la deificación del hombre, retan la validez de la
Palabra de Dios, incluso de Sus juicios, y también eliminan los controles de
conducta, alegando que la gracia asombrosa es realmente 'libertad asombrosa.'
Alegan que están libres para vivir según sus propios deseos. ¿Suena eso
familiar? "Cada uno hacía lo que le
parecía bien ante sus propios ojos" (Jueces 17:6)."
¿Qué Haremos?
¿Los proponentes de la "gracia" tienen
razón? ¿Habrá necesidad de que los creyentes se arrepientan una vez que crean?
Hill dice: "Debemos recordar que Jesús vino en gracia y verdad, no en
gracia y gracia." Dice en Juan 1:14 y 17 que "…la gracia y la verdad fueron hechas realidad por medio de
Jesucristo."
El asalto contra la verdad presenta un verdadero reto
para la Iglesia hoy día. Sabemos que la verdad es buena. Sabemos que la verdad
viene de Dios. La Biblia dice: "…conocerán
la verdad, y la verdad los hará libres" (Juan 8:32). ¿Qué significa
eso? ¡Significa que hemos sido librados del poder del pecado y ahora estamos
libres para vivir según Dios! ¡No estamos libres para festejar o pecar!
En este Estudio, quiero intentar contestar algunas
preguntas. ¿Qué es la verdad? ¿Existen consecuencias por ignorar o desobedecer
la verdad? ¿Cómo se espera que nosotros, los creyentes, vivamos en medio de una
sociedad secular que no acepta el concepto de la verdad? Esas son preguntas con
las que muchos en el mundo cristiano se encuentran batallando, produciendo una
variedad de respuestas.
¿Qué es la Verdad?
Esta sección será un poco complicada, pero por favor
intente quedarse conmigo. Hay una serie de verdades fundamentales que debemos
comprender al analizar el significado de dicha palabra.
El Diccionario Merriam-Webster
define "verdad" (truth)
en inglés como sigue:
1. Los hechos reales de algo: las cosas que son
verídicas
2. La cualidad o el estado de ser verdadero
3. Una declaración o idea que es verdadera o que se
acepta como verdadera.
En la Biblia, la principal palabra hebrea que es traducida
como "verdad" es emet (אמת). La Concordancia
Strong dice que emet puede
traducirse como verdad, verdadero, cierto y ciertamente, según la gran mayoría
de las referencias. Pero también puede traducirse como correcto, fielmente,
fiel, seguramente, seguro, establecido, por cierto y verídico.
A manera interesante, proviene de la raíz amán (אמן), que significa respaldar, confirmar y ser fiel. La palabra
"amén" también viene de esa misma raíz, y tiene la connotación de
afirmar la verdad. Todas esas palabras hebreas como emet, amán y emuná, son
palabras relacionadas que se usan para describir el carácter verdadero de Dios.
Marvin Wilson dice: "Cuando emuná se refiere a Dios, usualmente señala a Su plena confiabilidad
e inmutable fidelidad." Wilson describe más sobre el aspecto de emet diciendo: "Los rabinos
atribuyen especial significado a emet.
El Talmud [comentario rabínico]
declara que 'el sello del Santo Ser, bendecido sea, es emet (verdad)' (Sanhedrin 64a). Los rabinos formularon varias
explicaciones para ese divino sello… Rabino Simeon ben Lakish dijo [respecto a
los tres símbolos que deletrean emet]:
'Alef (א) es la primera letra del abecedario, Mem (מ) es la letra central, y Tav (ת) es la última, lo que puede indicar: "Yo, el Señor, soy el primero" porque no
tomé el poderío de otro; y "aparte de mí no hay otro Dios" porque no
tengo colaborador; "y soy el último" porque no entregaré el poder a
otro."
El sitio de internet de la Unión Ortodoxa (ou.org)
ofrece una explicación sobre emet.
"Verdad: una de la cualidades centrales de Hashem [literalmente "el Nombre," y usado para referirse
al tetragrámaton o las cuatro letras del nombre de Dios YHVH (יהוה), el nombre personal de Dios traducido en
muchas Biblias con las letras mayúsculas de SEÑOR], y característica
fuertemente enfatizada y recomendada en la Torá
para la conducta humana; como decimos en la Oración de Shemá Israel: 'Atiende, O Israel, Hashem Eloheijem Emet, el S-ñor tu D-os es Verdad.'" [El
pueblo judío nunca dice el nombre de YHVH porque lo consideran demasiado
sagrado para pronunciar, y lo sustituyen con Adonai (mi Señor) o Hashem
(el Nombre), y también obvian algunas vocales, en reverencia a Dios.]
Dios es identificado en muchos pasajes bíblicos como
la verdad. El salmista escribió: "En
Tu mano encomiendo mi espíritu; Tú me has redimido, oh SEÑOR, Dios de verdad"
(Sal. 31:5).
Los cristianos recordamos las palabras de Yeshúa cuando dijo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino
por Mí" (Juan 14:6).
Las Consecuencias de
no Atender a la Verdad de Dios:
En
Deuteronomio 27-28, Moisés exhorta a los hijos de Israel para que escojan el
camino de la bendición y no el camino de la maldición. "Entonces Moisés y los sacerdotes Levitas dijeron a todo Israel:
"Guarda silencio y escucha, oh Israel. Hoy te has convertido en pueblo del
SEÑOR tu Dios. Por tanto, obedecerás al SEÑOR tu Dios, y cumplirás Sus
mandamientos y Sus estatutos que hoy te ordeno" (Deut. 27:9-10). Luego
vemos el asombroso pasaje sobre las bendiciones que han de resultar por la
obediencia a los mandamientos de Dios, y las consecuencias que resultarán por
la desobediencia a Dios.
Todos
sabemos y reconocemos, aunque renuentemente, que nuestras decisiones y acciones
tienen consecuencias. Por ejemplo, si me alimento bien y hago ejercicio,
disfrutaré de una mejor salud. Si decido comer cosas poco beneficiosas y no
hago ejercicio, sufriré las consecuencias. Probablemente me faltará el aire
cuando suba una montaña, o incluso las escaleras. Si me aplico a mis estudios,
tendré más probabilidad de obtener un buen empleo. Si me salgo de la escuela, eso
probablemente limite mis ingresos financieros. Si me mantengo sexualmente pura,
no adquiriré enfermedades sexualmente transmisibles. Si soy sexualmente
promiscua, quizás adquiera una enfermedad venérea o resulte embarazada fuera
del matrimonio. Si hago trampa en la planilla de impuestos, probablemente
enfrente penalidades, multas y hasta encarcelamiento.
Moisés aconsejó
al pueblo que comprenda la verdad sobre lo que Dios espera de Su pueblo, sobre
los beneficios de seguir Su camino y las consecuencias de no seguir los
mandamientos de Dios.
El pueblo
judío ha identificado a 613 mandamientos en la Torá, tanto los positivos como los negativos.
Los
cristianos a menudo dicen: "Yo no estoy bajo la Ley." De esa
manera dicen que no tienen que guardar las leyes de la Torá. ¿Pero sabía usted que hay sobre 1,000 mandamientos en el Nuevo
Testamento (o los Escritos de los Apóstoles), tanto positivos como negativos?
(Vea www.cai.org/bible-studies/1050-new-testament-commands)
Yeshúa dijo: "Si ustedes Me aman, guardarán Mis mandamientos" (Juan
14:15). El apóstol Juan también dice algo muy fuerte: "Y en esto sabemos que Lo hemos llegado a conocer: si guardamos
Sus mandamientos. El que dice: 'Yo Lo he llegado a conocer,' y no guarda Sus
mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él" (1 Juan
2:3-4).
¿Cuáles son
Sus mandamientos? La mayoría de los cristianos dirán: "amar a Dios" y
"amar a nuestro prójimo," porque Yeshúa
dijo que esos eran los mandamientos más importantes (Marcos 12:29-31). Eso
también se encuentra en Mateo 22:36-40, pero en ese pasaje, Yeshúa termina con las palabras: "De estos dos mandamientos dependen toda la
Ley y los Profetas." Ciertamente, ¡la referencia a Sus mandamientos
también incluye a los sobre mil mandamientos en los Escritos de los Apóstoles!
Pablo
enseñó al joven Timoteo: "Toda
Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para
corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea
perfecto, equipado para toda buena obra" (2 Tim. 3:16-17). Hay varias
cosas que me parece debemos reconocer en este pasaje. Primero, cuando Pablo
habla de toda Escritura, hablaba del Tanaj
(el Antiguo Testamento), ya que los Escritos de los Apóstoles (el Nuevo Testamento)
no habían sido canonizados, lo que ocurrió entre 325 y 385 d.C.
En segundo
lugar, fíjese en las palabras "para
reprender, para corregir, para instruir en justicia." Pablo escribe a
un creyente, y le dice que la Palabra de Dios lo disciplinará. En el próximo
capítulo de 2 Timoteo, leemos estas palabras: "Porque vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino
que teniendo comezón de oídos, conforme a sus propios deseos, acumularán para
sí maestros, y apartarán sus oídos de la verdad,
y se volverán a los mitos" (2 Tim. 4:3-4, énfasis añadido).
Amado
creyente, le exhorto a que busque la verdad, no permitiendo que sus prejuicios
hagan que ignore partes de las Escrituras que a usted no le agraden. Hay
personas en la Iglesia que hacen precisamente eso. Dios nos perdone por no
tomar en serio Sus mandamientos.
El apóstol
Pablo dijo: "¿Qué diremos, entonces?
¿Continuaremos en pecado para que la gracia abunde? ¡De ningún modo! Nosotros,
que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?...Así también ustedes,
considérense muertos para el pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús…Por
tanto, no reine el pecado en su cuerpo mortal para que ustedes no obedezcan a sus lujurias; ni
presenten los miembros de su cuerpo al pecado como instrumentos de iniquidad, sino preséntense ustedes mismos
a Dios como vivos de entre los muertos, y sus miembros a Dios como instrumentos de justicia"
(Rom. 6:1-2, 11-13). La gracia, ese maravilloso regalo de Dios, no es una
excusa para continuar en el pecado. De hecho, la gracia se menciona a través de
todo el Tanaj. La palabra hebrea es jen (חן), y
aparece 69 veces en el antiguo texto hebreo.
En
Malaquías 3:6, dice: "Porque
Yo, el SEÑOR, no cambio…" ¿Qué significa eso? Mi esposo y yo hablábamos
el otro día sobre las palabras hebreas más importantes en la Biblia, y pronto
producimos una corta lista: emet
(verdad), jen (gracia, favor), jésed (bondad amorosa, misericordia), tzedek (rectitud, justicia), emuná (fe, fidelidad), mishpat (justicia), ahavá (amor), shalom
(paz, plenitud) y kódesh (santidad).
Seguramente podemos añadir otras palabras a la lista. Cada una describe a Dios,
¡el Dios que dice que nunca cambia! Él es un Dios de misericordia, gracia y
amor, además de rectitud, justicia y verdad. Si enfatizamos solamente los
primeros tres y obviamos los siguientes tres, caemos en una doctrina errónea.
Él es el Padre y Él es el Juez. Tales conceptos se encuentran en toda la
Escritura, tanto en el Tanaj como en
los Escritos de los Apóstoles.
La Ley de Primera
Instancia:
Los
teólogos cristianos y judíos prestan cuidadosa atención a la primera vez en que
un concepto aparece en la Escritura. La palabra emet (verdad) aparece por primera vez en la historia de Eliezer, el
siervo de Abraham, quien procuraba una esposa para Isaac. Luego de encontrar a
Rivka (Rebeca), se regocija en Dios y dice: "Bendito sea el SEÑOR, Dios de mi señor Abraham, que no apartó Su
misericordia [jésed] y Su verdad
[emet] de mi señor, guiándome el
SEÑOR en el camino a la casa de los hermanos de mi amo" (Gén. 24:27,
SSE).
Eliezer se
regocija en dos características de Dios: Su jésed
(una rica palabra hebrea que usualmente se traduce como misericordia o bondad
amorosa) y emet (verdad o fidelidad).
Luego de
notar eso, emprendí una nueva investigación. Me preguntaba cuántas veces
aparecían esas dos palabras juntas. Encontré muchos pasajes que combinaba jésed con emet, la bondad amorosa y la verdad.
En Éxodo
34:6-7, Dios se describe a Sí mismo ante Moisés, ¡y dos de esos términos son jésed y emet! "El SEÑOR, el
SEÑOR, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en misericordia y verdad [jésed y
emet]; que guarda misericordia a
millares, el que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado, y que no
tendrá por inocente al culpable;
que castiga la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los
hijos hasta la tercera y cuarta generación" (énfasis añadido).
En ese pasaje vemos la misericordia, gracia y bondad
de Dios, y vemos Su relación con la verdad, además de las consecuencias del
pecado.
Es el gran deseo de Dios que aceptemos Su oferta de
gracia y misericordia, y el resultado será un encuentro con la verdad y
justicia. Considere el siguiente pasaje:
"La misericordia [jésed] y la verdad [emet] se han encontrado, la justicia [tzédek] y la paz [shalom] se han besado. La verdad [emet] brota
de la tierra, y la justicia [tzédek] mira
desde los cielos. Ciertamente el SEÑOR dará lo que es bueno [tov], y nuestra tierra dará su fruto. La
justicia irá delante de Él y pondrá por camino Sus pasos" (Sal. 85:10-13).
Vemos esa
misma combinación de conceptos en el libro de Efesios, donde dice: "Más bien, al hablar la verdad en amor, creceremos en todos los aspectos en Aquél que es la
cabeza, es decir, Cristo, de
quien todo el cuerpo, estando bien ajustado y unido por la cohesión que las
coyunturas proveen, conforme al funcionamiento adecuado de cada miembro,
produce el crecimiento del cuerpo para su propia edificación en amor" (Efe. 4:15-16,
énfasis añadido).
Todo el Propósito de Dios:
En Hechos
20:27, Pablo dice que les ha declarado "todo el propósito de Dios" (NBLH). ¿Los nuevos
líderes cristianos pueden declarar lo mismo?
El Dr.
Billy Graham en Things that God Hates
[Cosas que Dios Odia], dice: "Nosotros en la iglesia hemos fallado al no
hacer recordar a esta generación que mientras Dios es amor, también tiene la
capacidad de odiar. Él odia el pecado, y lo juzgará con toda la fiereza de Su
ira. Esta generación ha sido enseñada sobre un indulgente y blando Dios, cuyos
juicios son inciertos y quien mima a los que quebrantan Sus mandamientos. Esta
generación no puede percibir que Dios odie el pecado… Pero Él odia cualquier
cosa que estorba nuestra reconciliación con Él en santo aborrecimiento."
Recientemente,
un joven adulto cristiano rogó a un grupo de creyentes más maduros: "No
me juzguen. Escúchenme. Ámenme." Estoy de acuerdo que no debemos ser
jueces de nadie, pero eso no significa que no existe un Juez. Cada uno de
nosotros seremos juzgados según lo que hemos hecho con la verdad de Dios y Sus
mandamientos.
¡Qué bendición que Dios haya descrito Su carácter
usando las palabras jésed
(misericordia, bondad amorosa) y verdad! A menudo escucho que debemos amar al
pecador y odiar el pecado. Estoy totalmente de acuerdo. No debemos negar que
existe tal cosa como verdad o pecado, pero también podemos amar al que ha sido
atrapado en las consecuencias de su conducta. Dios los ama y los desea
libertar.
Cuando Yeshúa
enfrentó a la mujer sorprendida en adulterio, dijo: "Yo tampoco te condeno. Vete; y desde ahora no peques más"
(Jn. 8:11). En otro momento, Yeshúa sanó
a un hombre, y luego le dijo: "Mira,
has sido sanado; no peques más, para que no te suceda algo peor" (Jn.
5:14). Eso no implica que el pecado es la raíz de todas las enfermedades,
porque cuando Yeshúa sanó a un hombre
ciego, Sus discípulos le preguntaron quién había pecado para que resultase
ciego, y Yeshúa respondió: "Ni éste pecó, ni sus padres; sino que está ciego para que las obras de
Dios se manifiesten en él" (Jn. 9:3).
En un
artículo escrito por John Stonestreet sobre la respuesta apropiada de
cristianos luego de los terribles asesinatos en un club de homosexuales en
Florida, dijo: "…en tiempos como estos…cualquier alegación sobre
la verdad moral se determina a priori como culpabilidad por asociación. En este
momento cultural, nuestra apologética más efectiva será una vida de amor junto con la verdad de
quién es Cristo (énfasis añadido)."
Añadió: "Nos podrán decir que la verdad y el amor
no pueden existir juntos, que tenemos que escoger uno a expensas del otro. No
permitamos ese pensamiento en nuestras mentes y corazones. Jesucristo, el
centro de la historia, es verdad y amor en Sí mismo. La tensión entre ambos se
resuelve en Él."
En el
Sermón del Monte, Yeshúa dio
instrucciones sobre nuestro estilo de vida como cristianos: "Ustedes son la sal de la tierra; pero
si la sal se ha vuelto insípida, ¿con qué se hará salada otra vez? Ya no sirve para nada, sino
para ser echada fuera y pisoteada por los hombres. Ustedes son la luz del
mundo. Una ciudad situada sobre un monte no se puede ocultar; ni se enciende
una lámpara y se pone debajo de una vasija, sino sobre el candelero, y alumbra
a todos los que están en la casa. Así brille la luz de ustedes delante de los
hombres, para que vean sus buenas acciones y glorifiquen a su Padre que está en
los cielos" (Mat. 5:13-16).
¿Dónde
alumbra más una luz? ¡Pues en lugares oscuros! Debemos ser lumbreras de la
bondad, la gracia y la verdad de Dios en medio de un mundo lleno de pecado.
Debemos modelar la vida de Yeshúa
quien, cuando enfrentaba el pecado, amaba al pecador y libremente lo perdonaba.
Pero también le decía: "No
peques más."
Algunos
creyentes enfatizan la verdad (emet)
y otros enfatizan la bondad amorosa (jésed),
pero lo que es realmente necesario es vivir una vida que valore la verdad y
exprese el amor a la misma vez.
Rvda.
Rebecca J. Brimmer,
Presidenta
Ejecutiva Internacional
Comentarios
Publicar un comentario