Ante las dificultades

¿El cristianismo es un seguro contra las dificultades de la vida? ¡De ninguna manera! Pero los cristianos están seguros de que Dios utiliza todas las circunstancias de su vida para el bien de todos los que lo aman (Romanos 8:28). Incluso las que nos parecen demasiado duras son útiles en los planes de Dios para formarnos o fortalecer nuestra fe.
Un estudiante que se conforma con hacer ejercicios fáciles progresa mucho más lentamente que el que trabajaba con temas más arduos. Sucede lo mismo en el plano espiritual, y nuestro Señor es el mejor pedagogo. Él sabe cuál es la mejor manera de formarnos, instruirnos y fortalecer nuestra fe, por ello nos envía pruebas perfectamente adaptadas a cada uno. ¡Podemos, pues, confiar en él!
Pensemos en el ejemplo de los apóstoles Pedro y Pablo (Hechos 12 y 16). El primero, encadenado, sería ejecutado al día siguiente. El otro había recibido latigazos públicamente y lo habían echado en el calabozo con los pies atados. Pero ni el uno ni el otro estaban angustiados: uno dormía tranquilamente y el otro cantaba himnos. Estaban convencidos de que Dios era el Señor de todo, y sentían su presencia que los fortalecía (2 Timoteo 4:17).
Cuando surja una dificultad, aceptémosla sin indiferencia ni resignación, sino con la seguridad de que nuestro Padre celestial está con nosotros y tiene todo en sus manos. ¡Su objetivo es hacernos bien al final! (Deuteronomio 8:16).

Tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo.  Santiago 5:11

Les irá bien a los que a Dios temen. Eclesiastés 8:12

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