¿Haciendo la Pregunta Equivocada?
Dan,
un empresario en ciernes estaba ansioso por comenzar su carrera como empresario
independiente, hace poco llamó pidiéndome consejo y un poco de ayuda. Me
preguntó de forma muy directa: "¿Puedes ayudarme a solicitar en préstamo,
todo el dinero que necesito para iniciar un nuevo negocio?"
Esta
pregunta no me sorprendió. Muchos empresarios asumen que pedir prestado tanto
dinero como sea posible será la solución para sus problemas de financiación.
Razonan que si hay suficiente capital financiero disponible para ellos, ¿cómo
sería posible no tener éxito? Sin embargo, tras muchos años de experiencia -
tanto como un hombre de negocios y como consultor de negocios y
profesionales - me han enseñado que si estamos dispuestos a orar y a buscar la
sabiduría de Dios, Él lo general tiene un plan mejor que tan sólo tratar de
reunir los suficientes recursos financieros como para alcanzar nuestras metas
de negocios.
En
mi opinión, Dan me estaba haciendo la pregunta equivocada. En su lugar, debería
haber buscado respuestas a dos preguntas diferentes. En primer lugar,
tenía que preguntarse, "¿Quiere Dios que empiece este negocio?"
Proverbios 16: 9 dice: "El corazón del hombre piensa su camino,
pero el Señor endereza sus pasos."
Entonces,
si Dan era capaz de discernir que de hecho Dios está a favor de sus planes para
un negocio, la segunda pregunta que debería haber estado haciendo era:
"Dios, ¿cómo quieres Tú que financiemos este nuevo
negocio?" Al iniciar una empresa, se suele mirar a las instituciones de
crédito, inversionistas o socios comerciales para obtener los recursos
financieros necesarios. Sin embargo, la Biblia nos advierte en contra de
colocar nuestra confianza sólo en esas áreas. El Salmo 20: 7 nos enseña: "Estos
confían en carros, y aquéllos en caballos, pero nosotros confiamos en el nombre
del Señor nuestro Dios."
Muchas
veces los préstamos comerciales son necesarios, pero no consultar en primer
lugar con Dios, para ver si hay una mejor opción, puede conducir al desastre.
En Jeremías 33: 3 Él promete "Llámame y yo te responderé, y te
mostraré cosas grandes y ocultas que tú no conoces" En otras
palabras, el Señor puede tener disponibles mucho mejores opciones, pero si no
nos preguntamos , nunca sabremos cuáles son.
Normalmente
se evalúan situaciones - Relanzamientos de negocios, un gran revés, o una
presionante fecha límite - basados solamente en lo que sabemos y podemos
ver. Se nos amonesta a reconocer los peligros de ser miope, y a confiar en Dios
como nuestro proveedor. "Y a aquel que es capaz de hacer mucho más
abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en
nosotros" (Efesios 3:20).
También
estamos seguros de que el Señor está al tanto de nuestras necesidades y las
conoce, si confiamos en Él para hacerlo. "Y mi Dios proveerá a todas
nuestras necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús" (Filipenses
4:19). Muchos de nosotros hemos leído este pasaje, quizás varias veces. Pero,
¿realmente lo creemos? Si lo hacemos, debemos actuar en consecuencia.
El
principio es simple: Si estamos empezando o ampliando nuestros negocios, lo
primero que debemos hacer es confiar en Dios; no debería ser la última cosa que
hagamos, después de haber explorado y agotado todas las demás posibilidades.
Como he visto y experimentado muchas veces, el plan preferido de Dios
probablemente es salvarnos de los peligros y las cargas opresivas de una deuda
excesiva.
Rick Boxx - MANÁ DEL LUNES es una edición semanal de CBMC INTERNATIONAL.
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