¿QUÉ REALMENTE SIGNIFICA ESA PARÁBOLA?
Mi esposo
es un guía turístico israelí, y dice que las parábolas son historias narradas a
medida que uno anda por el camino. Puedo imaginarme a Yeshúa (Jesús) contando historias mientras caminaba con Sus
discípulos por la Tierra de Israel.
Generalmente,
cuando pensamos en parábolas, recordamos cómo Yeshúa las usó. Sin embargo, Él no inventó las parábolas. Eran una
herramienta muy común usada por otros rabinos de su época. En hebreo, se llama mashal, y puede significar proverbio,
cuento ficticio, poema, fábula, acertijo o alegoría. David Stern, una autoridad
en parábolas rabínicas, dice: "Sobre todo, el mashal era el mejor medio de representar a Dios en la literatura
rabínica."
Según Brad
Young, "el Jesús de los Evangelios Sinópticos acostumbraba usar
dramatizaciones cortas para comunicar Su mensaje. El cuadro pictórico de la
parábola crea un drama que re-describe en términos claros la realidad que
intentaba ilustrar. La semejanza entre la realidad y la ilustración hace una
comparación instructiva."
Las
parábolas son historias que ilustran una verdad más profunda. A menudo son
cuadros pictóricos. Utilizan imágenes fáciles de comprender y de uso común.
Algunos han descrito las parábolas como historias terrenales con significados
celestiales. Claramente, eran un método de comunicación para instruir, iluminar
y dar a comprender un concepto más elevado usando imágenes del diario vivir.
Las parábolas de Yeshúa eran entretenidas.
Atraían la atención, y a veces tenían un elemento sorpresivo. Quizás se nos
olvide un sermón seco, pero fácilmente recordemos los giros sorprendentes en
las historias de Yeshúa. Veamos más de
cerca algunas de las parábolas de Yeshúa,
una de cada Evangelio.
Las Ovejas y los Cabritos – Mateo 25:
Esta
parábola es parte del Discurso de los Olivos. Los discípulos le habían
preguntado a Yeshúa: "Dinos, ¿cuándo sucederá esto, y cuál será la señal de Tu venida y de la
consumación de este
siglo?" (Mat. 24:3b). Yeshúa
contestó esa pregunta en el capítulo 24. Además, les dijo cómo deben actuar en
los finales tiempos. Hay seis parábolas en Mateo 24 al 25. Esas incluyen la parábola
de la higuera, del ladrón, del siervo prudente, de las vírgenes, de los
talentos, y de las ovejas y los cabritos.
Con la
excepción de la parábola de la higuera, creo que todas tienen que ver con la
manera en que nos debemos conducir durante los últimos tiempos. La parábola del
ladrón nos dice que debemos estar alertos y vigilantes. Las parábolas tanto del
siervo como la de los talentos nos exhortan a que seamos fieles con los
recursos de nuestro amo. La parábola de las diez vírgenes nos advierte que
estemos preparados. La parábola de las ovejas y los cabritos enfatiza la
importancia de cuidar a los necesitados y advierte que Dios juzgará a las
naciones según trataron a los oprimidos.
La palabra "naciones"
en Mateo 25:32 viene del griego ethnos.
Podría también significar grupos poblacionales o tribus. En 1 Pedro 2:9, Pablo
usa el término de "nación
santa" para hablar de los gentiles cristianos.
Yeshúa dice que todas las naciones serán agrupadas como
ovejas o cabritos durante el Juicio. Serán juzgadas según se portaron con los
hermanos de Yeshúa (Mat. 25:40). Los
que proveyeron agua, alimento y ropa, o visitaron a los encarcelados y
enfermos, o proveyeron hospitalidad a los extranjeros caerán dentro de la
categoría de ovejas. Esos heredarán "el
reino preparado para ustedes desde la fundación del mundo" (v. 34). Los que no
hicieron así serán identificados como cabritos. "Estos irán al castigo eterno, pero los justos a la vida
eterna" (v.46).
Consideremos
el contexto. Yeshúa, siendo maestro
judío del primer siglo, quiso contestar la pregunta hecha por Sus doce
discípulos judíos. Eso fue mucho antes de que los primeros gentiles fueran
aceptados como parte del "Camino." Hechos 10 describe cuán
difícil se le hizo a Pedro ir a hablar con Cornelio, el primer gentil en
aceptar a Yeshúa y recibir el regalo
del Espíritu Santo.
Cuando los discípulos
del Mesías, parte de la más amplia comunidad de fe judía, escucharon la mención
de Sus "hermanos," seguramente pensaron que se refería
a los necesitados entre la nación judía. Claro está, los creyentes cristianos
hoy día deben seguir los principios expuestos aquí y ministrar a cualquier
necesitado del mundo. Pero también pienso que debemos considerar que Yeshúa decía que las naciones (o grupos
poblacionales) serían juzgadas por la manera en que trataron al pueblo judío
(los hermanos naturales de nuestro Salvador, nacido como judío). El profeta
Joel también habló acerca de un juicio de las naciones (denominadas como goyim en hebreo), y claramente lo
relaciona con su trato de "Mi pueblo y Mi heredad, Israel" (Joel
3:2).
Esta
parábola también exhibe unas características sobresalientes de Dios, que son la
misericordia y la compasión. A medida que sigamos los caminos de Dios en estos
últimos tiempos, no olvidemos de demostrar Su misericordia y compasión hacia
los necesitados.
Los Malvados Labradores – Marcos 12:
La parábola
de los malvados labradores se encuentra en los tres Evangelios Sinópticos
(Mateo 21:33-46; Marcos 12:1-12 y Lucas 20:9-19). El argumento común de que Dios ha rechazado al pueblo
judío para favorecer a los cristianos ha sido defendido durante toda la
historia eclesiástica en base a esta parábola.
En esta
parábola, Yeshúa contó acerca de un
terrateniente que tenía una viña. Este la arrendó a unos labradores y se fue de
viaje a un país lejano. Luego de un tiempo, envió a un siervo para recoger su
parte de la ganancia de los frutos. Los labradores golpearon al siervo y lo
echaron de la propiedad. Luego el amo envió a otro siervo, quien fue tratado
igual. Al fin, el terrateniente envió a su amado hijo, a quien los malvados
labradores mataron. En respuesta, el dueño destruyó a los labradores y arrendó
la viña a otros.
La
tradición cristiana trata esta parábola como una alegoría. David Wenham
describe su significado: "…la idea general de la parábola está
clara. Es una historia acerca de Dios, quien primero envía Sus profetas y luego
Yeshúa al pueblo de Israel, y les
pide pacientemente que 'lleven fruto.' Es la historia del violento rechazo a
ese llamado, culminando con el asesinato de Yeshúa;
y es la historia de Dios castigando a Israel y entregando la viña a otros."
Esta típica interpretación explica que los "otros" son los
cristianos, quienes ya han reemplazado al pueblo judío.
Pero yo
quisiera estudiar esta parábola según su contexto histórico y cultural en vez
de mirarlo por el lente de una posterior doctrina eclesiástica, definida
usualmente por líderes con actitudes antisemitas.
En el
tiempo de Yeshúa, el pueblo judío
vivía bajo la opresión romana. Herodes era el rey en representación de Roma, y este
controlaba el sacerdocio. Mandó matar al sumo sacerdote e instaló a quien quiso
(Simeón); subsiguientemente, el oficio era comprado con favores políticos y
monetarios. La secta saducea judía era quien controlaba todos los aspectos del
Templo, pero eran vasallos de Roma. Los piadosos judíos del tiempo, incluyendo Yeshúa y Sus discípulos, aborrecían la
corrupción en torno al sagrado Templo. Según el Dr. David Flusser, el resto del
pueblo de Israel se oponía al sacerdocio corrupto, y Yeshúa mismo estaba en solidaridad con el pueblo en Su rechazo de
los líderes de esa generación. Podemos ver la intensidad de Su ira por la
manera en que echó los mercaderes del Templo poco antes de pronunciar esta
parábola.
Yeshúa pronunció la referida parábola en Jerusalén
durante Su última semana antes de la crucifixión. Un comentario en la Biblia de
Estudio Nelson dice: "Cuando Yeshúa
enseñó en Jerusalén durante Su última semana, Sus parábolas se referían a la
aceptación o el rechazo de Su persona. En esas ocasiones, los sacerdotes y los
fariseos sabían que hablaba de ellos. Se sentían ofendidos por las parábolas de
Yeshúa, y lo despreciaban tanto a Él
como a Su mensaje." De hecho, los tres evangelios dicen que los sumos
sacerdotes y los escribas respondieron airadamente porque reconocieron que se refería
a ellos. Los autores de los Evangelios no niegan ese hecho.
Pero la
interpretación tradicional ignora que los seguidores de Yeshúa eran judíos. De hecho, fueron Su seguidores quienes llevaron
el Evangelio al mundo conocido de su tiempo. Por lo tanto, todos los que tienen
fe en Yeshúa hoy día recibimos ese
gran regalo por mano de los creyentes judíos del primer siglo.
Así que,
¿qué significado tenía esta parábola para la audiencia original? Pienso que la
viña era una referencia a Israel. Yeshúa
no hablaba en contra de la viña. Hablaba contra los malvados labradores, los
que gobernaban la viña, o sea, el sacerdocio corrupto y la corte religiosa de
ese tiempo. Yeshúa también profetizó
que el sumo sacerdote y el Sanedrín, junto con los gobernantes romanos, lo
arrestarían y lo matarían. Rechazarían al Hijo de Dios. Pero Yeshúa no condenó al pueblo de Israel en
general, muchos de los cuales sí le seguían. A manera interesante, no hubo
remanente de la secta saducea luego del año 70 d.C.
La
prevalente enseñanza eclesiástica de que Dios ha rechazado al pueblo judío no
es apoyada por esta parábola. Jeremías dijo que mientras el sol, la luna y las
estrellas estuviesen en su lugar, Dios nunca olvidaría Su pacto con ellos (Jer.
31:33-35). El Apóstol Pablo dijo que, respecto al Israel natural, "los dones y el llamamiento de Dios son
irrevocables" (Rom. 11:29).
Asientos en el Banquete – Lucas 14:7-14:
En esta
parábola muy práctica, Yeshúa
advierte sobre cómo debemos actuar en un banquete de bodas y a quién debemos invitar.
En la primera mitad del pasaje, Yeshúa
advierte que no debemos sentarnos en los lugares de honor, sino que debemos
tomar una posición más humilde. La segunda mitad advierte que debemos invitar a
los menos distinguidos de la sociedad. Como es común en Sus parábolas, ambos
consejos tienen un elemento sorpresivo para que las personas se detengan a
pensar. No tan sólo dice que los que esperan ser honrados no procuren esa honra,
sino que debemos honrar a los menos merecedores y a los que no puedan devolver el
favor.
Esta
parábola se pronunció en el hogar de un prominente fariseo. Lucas 14:1 dice: "Y aconteció que un día de reposo, Jesús
entró para comer en casa de uno de los principales de los Fariseos, y ellos Lo
estaban observando cuidadosamente." El hogar de este
destacado fariseo probablemente era espacioso y de clase social alta. No
sabemos si Yeshúa era un huésped de
honor o no, pero sabemos que se destacó porque todos lo estaban mirando. Él
también miraba a los demás invitados.
Es posible
que una vivienda de clase alta tendría una mesa especial de banquete llamada
triclinio. Esa era una mesa romana formal compuesta por tres lados en forma de "U."
Los participantes se reclinaban en divanes o almohadas en la parte exterior de
la mesa, dejando libre el interior para que los sirvientes pudiesen servir
cómodamente. Y había un orden definido en el acomodo de los invitados. El
anfitrión se sentaba entre las dos personas más importantes en el ala izquierda
de la "U": el huésped principal se sentaba al lado izquierdo del
anfitrión, y su amigo de más
confianza a su mano derecha. Los demás se sentaban a la mesa por orden
descendiente de importancia hasta el final de la "U". Puedo imaginar a Yeshúa observando a los invitados mientras peleaban por los lugares
más cercanos al anfitrión. ¿Cuál fue Su consejo? Que tomasen los asientos más inferiores,
porque era mejor ser movido hacia arriba que ser avergonzado al ser movido a un
asiento de menos importancia. Entonces dijo: "Porque todo el que se engrandece, será humillado; y el que se
humille será engrandecido" (Lucas 14:11).
En nuestro
mundo moderno, la humildad es una virtud casi olvidada. Nos enseñan que debemos
tratar de ser importantes y sobresalir, y muchos contratan a especialistas para
que los promocionen públicamente. Pero en el judaísmo, la humildad siempre ha
sido algo admirable. De hecho, Moisés es descrito como "un hombre muy humilde, más que cualquier
otro hombre sobre la superficie de la tierra" (Núm. 12:3).
El rabino
Jonathan Sacks, anterior Principal Rabino de Gran Bretaña, una vez escribió
sobre la humildad. Dijo: "La humildad, la verdadera humildad, es una
de las virtudes que más alcance y valor tiene en la vida. No significa que uno
se rebaja, sino que uno estima a las demás personas. Refleja cierta disposición
a ver la grandeza de la vida, a ser sorprendido y elevado por la bondad que uno
encuentra en todo lugar. Yo aprendí el significado de la humildad de mi
fallecido padre. Él había llegado a este país a la edad de cinco años, huyendo
la persecución en Polonia. Su familia era pobre y tuvo que abandonar la escuela
a los catorce años para mantenerla. Su educación fue por aprendizaje propio.
Pero amaba la excelencia en cualquiera de las áreas o formas. Tenía una pasión
por la música y el arte, y su gusto literario era impecable, mucho mejor que el
mío. Era entusiasta de la vida. Tenía la capacidad de admirar, y eso era lo que
yo más admiraba de él."
Continuó escribiendo Sacks: "Creo que en eso
consiste la humildad, en la capacidad de abrirse a algo superior a uno. Una
falsa humildad es la pretensión de ser pequeño. Verdadera humildad es la
consciencia de estar ante la presencia de algo grande, por lo cual es virtud de
los profetas, quienes sentían más intensamente la cercanía de D-os."
En la
segunda parte de la parábola, Yeshúa
dijo: "Antes bien,
cuando ofrezcas un banquete, llama a pobres, mancos, cojos, ciegos" (Luc. 14:13). ¡Me pregunto cómo se
sentiría Su anfitrión cuando dijo eso! Probablemente los invitados eran
personas prominentes (quienes esperaban buenos asientos a la mesa). Quizás lo
dijo como crítica de su anfitrión. Quizás nunca lo sabremos.
Sin
embargo, no creo que Yeshúa decía que
nunca debemos invitar a nuestros amigos y familiares a nuestros banquetes, pero
no existe una recompensa especial por hacerlo. Recibiremos nuestra recompensa
cuando seamos invitados a cambio. Pero cuando invitamos a los necesitados,
pobres y enfermos, nuestra recompensa será "en la resurrección de los justos" (v. 14). Eso me
recuerda el texto en Mateo 25 cuando Yeshúa
dijo que seremos juzgados por la manera en que tratemos al más pequeño de Sus
hermanos. Parece que es muy importante para Dios que demostremos compasión y
amor hacia los menos destacados. Santiago 1:27 dice: "La religión pura y sin mancha delante de nuestro Dios y Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las
viudas en sus aflicciones, y
guardarse sin mancha del mundo."
Santiago
nos advierte contra demostrar preferencia por los adinerados: "Porque si en su congregación entra un
hombre con anillo de oro y vestido de ropa lujosa, y también entra un pobre con
ropa sucia, y dan atención especial al que lleva la ropa lujosa, y dicen: 'Siéntese aquí, en un buen lugar;' y al pobre dicen: 'Tú estate allí de pie, o siéntate
junto a mi estrado;' ¿acaso no han hecho distinciones entre ustedes mismos, y han venido a
ser jueces con malos pensamientos? Hermanos míos amados, escuchen: ¿No escogió
Dios a los pobres de este mundo para
ser ricos en fe y herederos del reino que El prometió a los que Lo
aman?" (Sant.
2:2-5).
Cada
historia tiene su moraleja, ¿cierto? Recuerde lo que dijo el rabino Sacks
cuando dijo que la verdadera humildad es que valoremos a los demás. Y en
paráfrasis de lo que dijo Yeshúa,
debemos permitir que otros nos estimen mientras nosotros estimamos a los demás,
aun a los que el mundo dicen ser de poco valor.
El Buen Pastor – Juan 10:1-18:
La Biblia
está llena de ricas ilustraciones para que sus lectores comprendan mejor las
profundas verdades bíblicas. Una de las imágenes frecuentemente usadas es la
del pastor y sus ovejas. Los profetas compararon a los pastores buenos con los
corruptos, y presentaron a Dios como nuestro Buen Pastor. Uno de los salmos
preferidos para los cristianos y también los judíos es el Salmo 23. Este comunica
el gran cuidado que Dios tiene por Su pueblo.
Por otro
lado, la Biblia describe a los líderes del pueblo como pastores, quienes eran
responsables por el bienestar de las ovejas, cuidándolas y proveyendo por
ellas. El uso de esa imagen comunicaba mucho más que unas simples palabras. Los
que leían la Palabra en seguida pensaban en todo lo que un pastor hacía para
cuidar a su rebaño. Y en realidad, el pastor actuaba como un líder, conduciendo
su rebaño a pastos verdes y al agua. Los protegía de animales salvajes, de las
inclemencias del tiempo y de individuos inescrupulosos.
En Juan 10,
Yeshúa se refirió a Sí mismo como el
Buen Pastor. Usa la metáfora sobre las
ovejas y su pastor para comunicar verdades sobre Su persona. Es imposible dar
una explicación completa de cada aspecto aquí, así que enfatizaré sólo algunos
puntos.
Primero, consideremos el contexto. Según la Biblia de
Estudio Nelson, Yeshúa estaba en
Jerusalén cuando pronunció esas palabras. "En Juan 7, Jesús viajó a
Jerusalén para la Fiesta de los Tabernáculos (7:2,10). Todos los eventos
ocurridos entre 7:10 y 10:39 se llevaron a cabo durante esa visita en
Jerusalén."
Los discípulos de Yeshúa eran hombres judíos devotos cuando
se trata de la Fiesta de los Tabernáculos. Subían a Jerusalén y dormían en
casetas o tiendas temporeras. Quizás podían ver al Templo desde allí, ya que
esa estructura imponente se encontraba en un lugar alto y visible a todos.
En Juan 10, Yeshúa habló acerca del buen pastor, y
lo contrastó con los asalariados. Sabemos que los judíos devotos se afligían por
la corrupción en el Templo. Probablemente hubiesen relacionado de inmediato la
mención de los asalariados con el liderato del Templo que Herodes
"contrató" en lugar de un liderato legítimo. Quizás recordaron el
pasaje en Ezequiel 34.
"Hijo de hombre, profetiza contra los pastores
de Israel; profetiza y di a los pastores: 'Así dice el Señor DIOS: "¡Ay de
los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! ¿No deben los pastores
apacentar el rebaño? Comen la grasa, se han vestido con la lana, degüellan la oveja engordada, pero no apacientan el rebaño…"
Porque así dice el Señor DIOS: "Yo mismo buscaré Mis ovejas y velaré por
ellas. Como un pastor vela por su rebaño el día que está en mediode sus ovejas
dispersas, así Yo velaré por Mis ovejas y las libraré de todos los lugares adonde
fueron dispersadas un día nublado y sombrío. Las sacaré de los pueblos y las
juntaré de las tierras; las traeré a su propia tierra, y las apacentaré en los
montes de Israel, por las barrancas y por todos los lugares habitados del
país'" (Ezeq.
34:2-3, 11-13). Este mensaje profético continúa diciendo que el rebaño será
dispersado, pero luego sería reunido y alimentado por el siervo de Dios, "David," quien es una clara referencia al Mesías.
Cuando Yeshúa dijo: "Yo soy el buen pastor," no simplemente les aseguraba
sobre Su profundo amor y cuidado de ellos, sino que declaraba sin dudas que Él
era el Mesías. Dijo: "Yo soy el buen pastor, y conozco Mis ovejas y
ellas Me conocen" (Juan 10:14). Dijo que las ovejas conocen la
voz del pastor, y que el pastor los llama por su nombre (v. 3). Seguramente, el
público recordaría el Salmo 23, donde dice que "el Señor es mi pastor."
Luego Yeshúa profetizó acerca de Su muerte: "Yo soy el buen pastor; el buen pastor
da Su vida por las ovejas" (Juan 10:11). Continuó diciendo: "Por eso el Padre Me ama, porque Yo doy Mi vida para tomarla de nuevo. Nadie Me la quita, sino que Yo la doy de Mi propia voluntad. Tengo
autoridad para darla, y tengo autoridad para tomarla de nuevo. Este mandamiento recibí de Mi Padre" (vs. 17-18). Este verso es muy
importante. Por siglos, el pueblo judío ha sido culpado por la muerte de Jesús.
Pero aquí Yeshúa dice que Él mismo
entregó Su vida por las ovejas. A la sombra del Templo y su corrupción,
reconociendo que los asalariados conspirarían con los romanos para matarle, Yeshúa dijo claramente que Su muerte
sería parte del plan de Dios.
Les quiero
compartir un último pensamiento. Lo anterior ocurrió durante la fiesta de Sucot, cuando Israel habitaba en débiles
cabañas para enfatizar su dependencia total de Dios. Muchos años después, el
Apóstol Juan escribiría: "Entonces
oí una gran voz que decía desde el trono: 'El tabernáculo de Dios está entre
los hombres, y Él habitará entre ellos y ellos serán Su pueblo, y Dios mismo
estará entre ellos'" (Apoc. 21:3).
¡Cuánta riqueza podemos encontrar en la Palabra de
Dios! Hemos meramente raspado la superficie de estas cuatro parábolas. Mi
oración es que tengamos hambre para comprender las verdades de la Palabra de
Dios por medio del lente del contexto histórico de la Biblia.
Por Rvda.
Rebecca J. Brimmer,
Presidenta
Ejecutiva Internacional
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