LLAMADO AL ARREPENTIMIENTO
Mientras
escribo este estudio, mi corazón está muy apesadumbrado. Por todos lados, vemos
evidencia de cuán distantes estamos de los planes perfectos de Dios para el
mundo. La moralidad en nuestra cultura occidental parece ir de picada. Financieramente,
el mundo también está desequilibrado, y naciones como Grecia están al borde del
colapso económico. Líderes mundiales fortalecen su posición, como el Presidente
Putin, mientras intenta restaurar la gloria de Rusia, a la consternación de la
Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Naciones corruptas como
Irán y Corea del Norte continúan desarrollando armas de destrucción masiva. Ocurren
ataques islámicos a diario en todas partes, asesinando a personas que ellos
consideran ser infieles. En Israel, el peligro de que seamos bombardeados desde
tres diferentes fronteras, además de ser atacados desde adentro, mantiene a
todos en alta tensión.
Muchos
anticipan con curiosidad o temor la llegada de Sucot (Fiesta de Tabernáculos) este otoño, cuando se observará la
cuarta luna roja en un mismo ciclo anual. Otros hablan del año shmitá, el séptimo año en el ciclo
bíblico cuando la tierra debe descansar, que también termina en septiembre.
Algunos dicen que todo apunta a un juicio de Dios, mientras que otros lo ven
como señal de bendición para Israel. Muchos tienen la esperanza de que el
Mesías venga pronto. Aunque existe mucha especulación al respecto, una cosa
está bien clara: estos no son días ordinarios.
El profeta
Joel profetizó sobre las señales en los cielos. "El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en
sangre, antes que venga el día del SEÑOR, grande y terrible. Y todo aquél que
invoque el nombre del SEÑOR será salvo; porque en el Monte Sion y en Jerusalén
habrá salvación, como ha dicho el SEÑOR, y entre los sobrevivientes estarán los que el SEÑOR llame" (Joel 2:31-32).
En Mateo
24, Yeshúa (Jesús) dijo a Sus
discípulos que velaran por Su retorno, diciendo que habría señales en los
cielos antes de Su venida. El pasaje continúa diciendo que no sabremos el
momento de Su venida, pero debemos velar y estar listos. "Por eso, también ustedes estén preparados,
porque a la hora que no piensan vendrá el Hijo del Hombre" (Mat.
24:44).
En Mateo 25, vemos la parábola de las diez vírgenes
que esperaban la llegada del novio para tomar a su novia. El pasaje nos dice
que cuando venga el novio, cinco vírgenes estarán listas y cinco no lo estarán.
Ese es un llamado claro para que nos encontremos preparados. ¿Cómo? Debemos
estar arrepentidos y mantenernos en un constante estado de alerta respecto a lo
que hace el Señor.
Recuerdo cuando, de niña, yo hacía mis oraciones antes
de acostarme a dormir. Mi madre me preguntaba si necesitaba arrepentirme de
algo. Teníamos la costumbre de arrepentirnos por cualquier ofensa, porque
queríamos asegurar que nuestra relación con Dios siempre estuviese bien.
Hace algunos días, mientras hablaba con un líder
cristiano, me dijo que había programado 40 días de arrepentimiento y ayuno
congregacional. Él no es el único. Pastores en todas partes de Estados Unidos
convocan un tiempo de arrepentimiento en respuesta a la reciente decisión de la
Corte Suprema legalizando los matrimonios homosexuales. Hice una búsqueda por
Google, entrando las palabras "arrepentimiento 2015," y en medio
segundo aparecieron 2,940,000 resultados. ¡Muchos líderes de Dios llaman a su
congregación al arrepentimiento!
También hay un énfasis al arrepentimiento entre el
mundo judío. Uno de los beneficios de vivir en Israel es la oportunidad de ver
la Biblia por diferentes ojos. Luego de vivir muchos años entre el pueblo
judío, de estudiar el Tanaj (Génesis
a Malaquías) con maestros judíos y de experimentar el ciclo anual de fiestas
judías, mi comprensión de las Escrituras ha sido grandemente ampliada. El
próximo mes judío se llama Elul, un
tiempo de mucha introspección y arrepentimiento. Desde el primero de Elul hasta Yom Kipur (Día de Expiación), dedican 40 días al arrepentimiento, resolviendo
los conflictos tanto con Dios, como entre cada cual.
El antiguo sabio Eliezer Hircano es conocido por haber
dicho a sus discípulos que deberían arrepentirse un día antes de morir. Uno le
preguntó cómo sabría cuándo iba a morir. El maestro le respondió: "Como no
sabes, arrepiéntete hoy."
El sitio web breakingisraelnews.com informó en abril
que un rabino viviendo en el sur de Israel opinaba que las lunas rojas (de
"sangre") eran señal de Dios, y urgió a todos los judíos para que orasen
y se arrepintiesen. Cuando apareció la tercera luna roja en el mismo año judío,
celebró una gran reunión de oración frente al Muro Occidental en preparación
para la venida del Mesías y la redención de Israel y el mundo.
El Remedio de Dios
para un Mundo Enfermo:
Dios anhela que los seres humanos, creados a Su
imagen, se arrepientan de sus malos caminos y se tornen a Él. La Biblia revela
Su plan perfecto para la humanidad. A lo largo de los siglos, los hombres
continuamente se han rebelado contra su creador. Pacientemente, Dios los llama
para que regresen a Él. Promete restaurar la tierra si lo buscan y se
arrepienten.
"[Si] se
humilla Mi pueblo sobre el cual es invocado Mi nombre, y oran, buscan Mi rostro
y se vuelven de sus malos caminos, entonces Yo oiré desde los cielos, perdonaré
su pecado y sanaré su tierra" (2 Crón. 7:14).
La palabra hebrea traducida como "vuelven"
en este pasaje es shuv (שוב). Esa es la misma raíz de la palabra para
arrepentimiento: teshuvá (תשובה). El arrepentimiento es más que
simplemente lamentar haber hecho algo. El arrepentimiento es una profunda
tristeza por haber cometido un pecado y hacer un giro en dirección contraria
con la determinación de nunca más pecar. Cuando Yeshúa se dirigió a la mujer que fue hallada en adulterio, le dijo:
"Vete; y desde ahora no peques
más" (Juan 8:11). Estamos agradecidos por la gracia y el perdón de
Dios, pero debemos comprender que Su misericordia no es una licencia para continuar
pecando.
Esta es la necesidad más urgente para nuestros
tiempos. El Cuerpo de Cristo (Mesías) debe buscar a Dios en humildad y oración,
y arrepentirse de sus pecados. Los creyentes deben arrepentirse de su propio
pecado individual, y luego pueden procurar la misericordia de Dios por su
familia, iglesia, comunidad y nación.
Durante una proclamación nacional de oración y
arrepentimiento en 1863, el Presidente Abraham Lincoln escribió: "Nos
hemos olvidado de Dios. Hemos olvidado Su mano de gracia, que nos preservó en
paz, que nos multiplicó y enriqueció y fortaleció; y hemos vanamente imaginado,
en la falsedad de nuestro corazón, que todas esas bendiciones fueron producidas
por alguna sabiduría y virtud nuestra. Intoxicados con nuestro rotundo éxito,
nos hemos hecho demasiado auto-suficientes como para necesitar redención y
gracia preservadora, ¡[y nos sentimos] demasiado orgullosos para orar al Dios
que nos hizo! Nos corresponde, pues, humillarnos ante ese Poder ofendido,
confesar nuestros pecados nacionales, y orar por clemencia y perdón" (del
sitio de Internet 'Presidential Prayer Team').
Muchos dicen que el juicio de Dios se acerca, y ciertamente
Dios estaría muy justificado si extendiera Su poderoso brazo castigador. ¿Pero
cómo debemos actuar? Nos debemos humillar y orar. ¡Nos debemos arrepentir! Debemos
volver de nuestros caminos pecaminosos. Debemos pedir a Dios por misericordia.
Así como Dios pudo haber salvado a Sodoma y Gomorra si hubiese allí diez hombres
justos, debemos interceder por nuestras naciones. Pidamos que Dios extienda Su
misericordia en vez de Su juicio. La Iglesia del Señor Yeshúa debe alumbrar como una brillante luz de bondad y justicia en
medio de la oscuridad.
Pensamientos sobre Elul:
Se cree que la palabra "Elul" es un acrónimo de las cuatro letras hebreas alef, lamed, vav y lamed representando la frase "Aní
L'Dodi v'Dodi li." Traducido al español, es la frase "Yo soy de mi amado y mi amado es
mío," encontrado en Cantar de los Cantares 6:3. Aunque ese es un
pasaje favorito para bodas, las tradiciones tanto judías como cristianas
enseñan que Cantar de los Cantares también es un cuadro del gran amor de Dios
por Su pueblo. El judaísmo entiende que Elul
es un tiempo para acercarnos al Amado, al Padre Celestial.
Según Simón Jacobson, "Elul es un mes de Divina gracia, porque en ese mes Moisés comenzó
su último período de 40 días sobre el monte orando por la compasión y el perdón
de Dios [luego del pecado del pueblo con el becerro de oro]. En el monte,
Moisés conoció a Dios como ningún otro ser humano lo había hecho, y Dios le
reveló y le enseñó el secreto de Sus 'Trece Atributos de Misericordia' (Éxodo
33:18 a 34:8). Por lo tanto, los días de Elul
se conocen como los 'días de gracia' o los 'días de compasión,' porque en ese
período Dios estaba dispuesto a escuchar a Moisés, y Moisés tuvo éxito en su
petición por el perdón y la renovación."
Eliyahu Kitov dice: "Ese período de cuarenta
días, entre Rosh Jódesh Elul
[principio del mes de Elul] y el 10
de Tishrí [Yom Kipur], fue designado como un tiempo de reconciliación, un
período de arrepentimiento y perdón, para todas las generaciones."
Se recitan muchas oraciones de penitencia ante Dios
durante ese período de 40 días. Algunas comunidades judías tienen la tradición
de levantarse ese mes durante las últimas horas de la noche para orar. Cada día
suenan el shofar, o cuerno de
carnero, durante las oraciones de shajarit
(de la mañana). El sonido les recuerda que preparen sus corazones en
arrepentimiento para Yom Kipur (Día
de Expiación).
Kitov describe el shofar
diciendo: "El sonido del shofar
típicamente suscita una sensación de temor en los corazones de los hombres,
como dice Amós 3:6, 'Si se toca la trompeta en la ciudad, ¿no temblará el
pueblo?' El propio sonido del shofar
anuncia al pueblo: 'Despierten, durmientes que duermen, dormilones que
adormecen; miren sus conductas ¡y vuelvan en penitencia!'"
Eso me
recuerda a Efesios 5:14-16, que dice: "Por esta razón dice: 'Despierta, tú que duermes, y levántate de entre los muertos, y te
alumbrará Cristo.' Por tanto, tengan cuidado cómo andan; no como insensatos sino como
sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos."
Trasfondo Histórico de "Elul":
Según la tradición judía, Dios comenzó a crear al
mundo un 25 de Elul, y seis días después
creó a Adán y Eva, que representa el primero de Tishrí, o también Rosh
HaShaná (o Fiesta de las Trompetas).
Elul se menciona en la Biblia cuando Nehemías llegó
a Jerusalén desde Babilonia, y vio los muros caídos y sus puertas quemadas.
Nehemías estimuló al pueblo judío para
reconstruir los muros y remover el reproche de las naciones. "La muralla fue terminada el
veinticinco del mes de Elul, en
cincuenta y dos días. Cuando se enteraron todos nuestros enemigos y lo vieron todas las naciones que estaban alrededor nuestro, decayó su
ánimo; porque reconocieron que esta obra había sido hecha con la ayuda de nuestro Dios"
(Neh. 6:15-16).
También, según
la tradición judía, fue un 17 de Elul
que murieron los espías que habían llevado el trágico y catastrófico informe
sobre Eretz Ysrael (la Tierra de
Israel). El rabino Elazar hijo de Parta dijo: "¡Vengan y vean cuán enorme
es el poder negativo de expresiones maliciosas, y consecuentemente la enormidad
del castigo que trae! Aprendamos esa lección de los espías. Y ellos difamaron
sólo a árboles y piedras – ¡cuán peor será el castigo si alguien difama a un
ser humano!"
Esa es una
de las razones por las que, en el judaísmo, se presta tanto énfasis al arreglar
las relaciones con otros seres humanos y con Dios (Aish.com).
Énfasis de Oraciones Elul:
Los judíos
acostumbran recitar muchos Salmos durante este tiempo. Pero un salmo es leído y
orado todos los días, y es el Salmo 27. The Artscroll Tenach dice: "Con este salmo, los judíos alrededor del mundo dan paso al
Espíritu en los Días de Asombro. Es recitado al final de cada servicio durante
el mes de Elul y durante los 10 días
de Arrepentimiento (o Asombro)…Este salmo no dice nada sobre el
arrepentimiento. Sin embargo, combate el pecado al enseñar cómo prevenirlo en
su raíz. David declara que la mente, cuando está cautivada y dedicada totalmente
al servicio de Dios, no tiene lugar para el pecado – y nos exhorta a no distraer
nuestra atención de esa meta. 'Una cosa he pedido a Hashem [el Señor], y esa buscaré: que more en la casa de Hashem.'"
Como líder
cristiana, yo también siento que esa es la cosa más importante que necesitamos
hoy día. Sólo cuando nos aferramos a nuestro Dios encontraremos la gracia y el
amor para bregar con las circunstancias precarias que nos rodean. Necesitamos
más que simples sermones bonitos y servicios conmovedores. Debemos amar a Dios
con todos nuestros corazones, mentes, almas y fuerzas (Marcos 12). Necesitamos
aferrarnos a nuestro amante Dios. Desafortunadamente, nuestro pecado nos separa
de ese Dios tan santo, y debemos arrepentirnos antes de tratar de acercarnos a
Él.
Somos
bendecidos por un Dios de misericordia. Él anhela que abandonemos nuestro
pecado y corramos a Sus brazos. Aún luego de que los hijos de Israel pecaran
con el becerro de oro, Dios reveló Su carácter misericordioso a Moisés en los denominados
Trece Atributos de la Misericordia de Dios:
"El SEÑOR descendió en la nube y estuvo allí con él, mientras éste
invocaba el nombre del SEÑOR. Entonces pasó el SEÑOR por delante de él y
proclamó: 'El SEÑOR, el SEÑOR, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y
abundante en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, el que
perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado, y que no tendrá por inocente
al culpable; que castiga la
iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos hasta la
tercera y cuarta generación.'" (Éx. 34:5-7).
Este pasaje
juega una parte integral en las oraciones del pueblo judío durante el mes de Elul.
¿Cómo Debemos Arrepentirnos?
Moisés Maimónides,
el gran erudito judío del siglo 12, escribió un tratado sobre el
arrepentimiento. Contestó la pregunta sobre cómo arrepentirnos cuando habló
sobre la esencia de la confesión, que incluye tres componentes principales.
1.
Reconocimiento del pecado ("He
pecado, he actuado perversamente, he transgredido");
2.
Remordimiento ("Estoy contrito y
avergonzado por mis actos");
3.
Resolución para el futuro ("Nunca lo
haré de nuevo").
Maimónides también
dijo: "Mientras más alguien confiesa y considera un asunto, más admirable
será la persona. Además, los que están bajo la obligación de traer una ofrenda
por pecado y transgresión, quienes traigan esos sacrificios por los pecados
cometidos, ya sea por error o intencionalmente, no serán exonerados [de sus
pecados] por esas ofrendas hasta que no se arrepientan y confiesen en palabras…"
En un
artículo por la página de jewishvirtuallibrary.com, encontré una explicación adicional
sobre el pensamiento judío del arrepentimiento:
"La
tradición judía sostiene que teshuvá
[arrepentimiento] consiste de varias etapas: el pecador debe reconocer su
pecado, sentir remordimiento sincero, corregir cualquier daño que haya hecho de
modo que apacigua a la víctima ofendida, y determinar nunca cometer ese pecado
nuevamente.
"La
ley judía también ofrece algunas guías para la víctima del pecado cometido. En
la secuencia normal de eventos, si el ofensor sinceramente solicita el perdón, es
requerido que la víctima se lo otorgue, y definitivamente si lo pide tres veces.
El no otorgar el perdón se considera cruel y representa un pecado en sí.
"Respecto
a las ofensas cometidas contra Dios, una enseñanza judía típica es la del
rabino Bunam de Pzsyha, quien una vez preguntó a sus discípulos: '¿Cómo
podemos saber si un pecado que cometimos ya ha sido perdonado?' Sus discípulos le dieron varias respuestas,
pero ninguna complació al rabino. 'Lo podemos saber,' dijo él, 'por el hecho de
que ya no volvemos a cometer ese pecado.'"
Los
Escritos de los Apóstoles (Nuevo Testamento) refleja algunos de esos mismos
conceptos. "Y éste es el mensaje que
hemos oído de Él y que les anunciamos: Dios es Luz, y en Él no hay ninguna
tiniebla. Si decimos que tenemos comunión con Él, pero andamos en tinieblas,
mentimos y no practicamos la verdad. Pero si andamos en la Luz, como Él está en
la Luz, tenemos comunión los unos con los otros, y la sangre de Jesús Su Hijo
nos limpia de todo pecado. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a
nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros
pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de
toda maldad" (1 Juan 1:5-9). Aquí vemos la necesidad de reconocer
nuestro pecado y confesarlo al Señor.
¿Y qué de
la necesidad de confesar nuestros pecados a otros? "Por
tanto, confiésense sus pecados unos a otros, y oren unos por otros para que
sean sanados. La oración eficaz del justo puede lograr mucho"
(Sant. 5:16). Yeshúa, en Su Sermón
del Monte, dijo: "Por tanto, si
estás presentando tu ofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano
tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve,
reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda"
(Mat. 5:23-24). Y el apóstol Pablo, cuando dio instrucciones sobre la santa
cena, dijo: "De manera que el que coma el pan o beba la copa
del Señor indignamente, será culpable del cuerpo y de la sangre del Señor. Por
tanto, examínese cada uno a sí mismo, y entonces coma del pan y beba de la copa" (1
Cor. 11:27-28).
Claramente,
la Biblia enseña que debemos arrepentirnos de nuestros pecados delante de Dios,
y luego confesarlos a quien hayamos ofendido, pidiendo su perdón y haciendo
restitución (cuando sea posible).
Conversando
con una amistad judía ortodoxa sobre estos conceptos, me dijo que ellos creen
que una persona tiene la responsabilidad de pedir perdón a la persona ofendida
en tres ocasiones. Si no quiere perdonar, el ofensor está absuelto del pecado
delante de Dios. Ciertamente, no siempre es posible lograr el perdón de
alguien. Cada persona tiene libre albedrío, y Dios no viola esa libertad. Mientras
mi amigo me explicaba ese concepto, recordé una conversación que Yeshúa tuvo con Sus discípulos sobre el
perdonar. "Entonces
acercándose Pedro, preguntó a Jesús: 'Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano
contra mí que yo haya de perdonarlo? ¿Hasta siete veces?' Jesús le contestó:
'No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete'" (Mat.
18:21-22).
Los discípulos de Yeshúa
tenemos un llamado muy elevado. Somos llamados a caminar en la luz, confesar
nuestros pecados a Dios cuando fallamos, confesar nuestros pecados unos a
otros, y perdonar a otros sin demora todas las veces que sea necesario. Sí, el
regalo de la gracia de Dios está a nuestra disposición cuando confesamos, pero
eso significa que no debemos volver a pecar. Recuerde, el arrepentimiento
significa volver en dirección opuesta: "Vete;
y desde ahora no peques más."
40 Días de Arrepentimiento:
El equipo
de Puentes para la Paz se une al pueblo judío durante Elul y los diez días de Tishrí
hasta el Día de Expiación con un énfasis especial de buscar al Señor,
humillarnos, ayunar de una manera u otra (de comida, televisión, juegos o
cualquier cosa que ponga el Señor en nuestro corazón), además de arrepentirnos
de nuestros pecados. Hay poder en la unidad. Mientras nos unamos para clamar al
Señor, veremos Su mano obrando en nuestro medio. Por favor, únase a nosotros en
la lectura del Salmo 27 todos los días, orando por mayor entendimiento sobre
ese pasaje bíblico tan especial.
En agosto,
comenzaremos a enviar un email semanal de Elul
que incluirá textos bíblicos y mensajes para animarle cada día de la semana.
Nos encantaría que usted se una a nosotros en este tiempo de arrepentimiento,
buscando el rostro de Dios e intercediendo por Su pueblo.
Esté Preparado:
En Mateo 24 y 25, mientras Yeshúa describía los eventos de los últimos tiempos, nos dijo que estuviésemos preparados, atentos y
fieles. Quizás no podamos cambiar nada de lo que nos preocupa sobre este mundo,
pero no debemos rendirnos. Debemos internalizar el mensaje en 2 Crónicas 7:14
de que Dios nos ha de escuchar y contestar. Iglesia, ahora es el momento de
buscar a Dios como nunca antes. Ya es el momento para arrepentirnos. Ya es el
momento para arreglar las cosas con los que hayamos ofendimos, o con quien nos
hayan ofendido a nosotros. Ya es el momento para caminar en la luz. Ya es el
momento para despertar de nuestro sueño y permitir que la luz de Dios alumbre en
las tinieblas por medio nuestro.
Por Rebecca
J. Brimmer,
Presidenta
Ejecutiva Internacional
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