Préstamo con intereses
Un
día el pintor francés Eugène Delacroix (1798-1863) estaba comiendo con el barón
de Rothschild, un rico banquero. El pintor le contó que necesitaba un modelo de
cara de mendigo para un cuadro que estaba pintando, y añadió que el barón tenía
ese tipo de rostro. Como Rothschild era un gran amante del arte, aceptó posar
como mendigo.
Durante una sesión, Delacroix se ausentó. Uno de sus alumnos entró en el
taller, habló con el «mendigo» y le dio una moneda de dos francos (40 céntimos
de dólar) antes de irse. El barón contó lo sucedido a Delacroix, quien le dijo
que su alumno tenía mucho talento, pero era pobre. Años después el alumno
pintor recibió del banco de Rothschild una carta que lo invitaba a recibir los
intereses de su gesto de caridad. Aunque incrédulo, acudió a la cita y recibió
10.000 francos (1.880 dólares).
La Biblia dice que Dios actúa del mismo modo con nosotros. Todo lo que un
discípulo del Señor hace por amor a su Maestro recibirá su recompensa al
céntuplo, incluso lo que puede parecer insignificante, como dar un vaso de agua
fresca (Mateo 10:42; 19:29). La limosna que agrada a Dios es la que se hace
discretamente, y ella será recompensada (Mateo 6:1-4). Dar no se refiere
solamente a dones materiales, también es una disposición de corazón que compromete
toda nuestra persona: tiempo, capacidades, afecto… ¿Cómo lo recompensará Dios?
Quizá con bendiciones materiales, y seguramente con abundantes bendiciones
espirituales, según la medida divina (Lucas 6:38).
Que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en
lo secreto te recompensará. Mateo 6:4
Al Señor presta el que da al pobre. Proverbios
19:17
Dios ama al dador alegre. 2 Corintios 9:7
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