¿Es Jesucristo su fiel amigo?



«Cuando me volví a Dios, traté de servirle lo mejor que podía, aunque mantenía mis distancias. Conocía la vida de Jesús, me parecía admirable, pero no quería seguirle. ¡No podía! Un día oré: Señor, ¿por qué no te conozco? Me pides amar a mis enemigos, pero es imposible. Señor, puedo servirte con temor, pero no sé amarte, no me atrevo a amarte. Me pedirías que fuese como tú, y eso es más fuerte que yo. El orgullo y el odio forman parte de mí, me desintegraría si los echara de mí.
Esta fue, permítanme la expresión, la primera confrontación entre mí misma y el Señor.
Poco después recibí un libro en el cual leí que podemos hablar a Jesús como si hablásemos con un amigo. ¡Esto era algo sencillo, grandioso, impensable para mí! Entonces me atreví a hacer esta oración: Jesús, me gustaría que fueses mi amigo. Puedes transformarme, liberarme de mi orgullo y de mi odio. Te entrego mi voluntad, incluso mis malos sentimientos y mis horribles recuerdos. Te entrego todo.
Y Jesús pasó a ser mi Salvador y mi Amigo. Él me transformó. Esto llevó su tiempo.
Tenía mucho odio contra mi padre, quien después de la muerte de mi madre me había abandonado, pero Jesús me dio la fuerza para perdonarlo y amarlo. Más tarde tuve el gozo de ver que él también aceptó a Jesús como su Salvador».Maria Anne
“Sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias” (Filipenses 4:6).



(Jesús dice a sus discípulos:) Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando… Os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer. No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros. Juan 15:14-16

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